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Religión Digital

Compartimos con ustedes esta interesante entrevista al notable teólogo jesuita José Ignacio González Faus, publicada en Religión Digital. (González Faus es valenciano y vive en Barcelona. Es del grupo Cristianisme í Justicia, muy cercano a los teólogos de la Liberación latinoamericanos).

1) ¿Cómo valora lo sucedido este 1-O?

Simplemente desastroso. Pero, por decirlo con la letra de un corrido mexicano: “lo que tenía que pasar, pasó”. Cuando hace poco publiqué aquí un escrito titulado “A los muertos del 1 de octubre”, quise decir que algo de eso tenía que pasar. Por suerte no son muertos; pero 800 heridos no son como para quedarse tranquilo. España y Cataluña han estado guiadas por ciegos. Y se ha cumplido el aviso evangélico sobre los guías ciegos que acaban llevando a un pozo. Puigdemont no sabe nada de la denuncia de “Periodistas sin fronteras” sobre “continuas presiones del Govern sobre la prensa extranjera y local y hostigamiento de hooligans contra periodistas críticos, e intimidación por multitudes de manifestantes contra los reporteros de televisión, creando una atmósfera tóxica contra la libertad de prensa”. Y Rajoy no sabe nada de unas acciones de la policía que han sido denunciadas por la misma Comisión europea. Así, para decirlo de manera grotesca quiere ponerle un DIU a la DUI y se le queda embarazada. ¡Buen trabajo!

Ojalá no haya que añadir: ciegos culpables. Porque Rajoy sabe que necesita el apoyo de la extrema derecha franquista, sin la cual no tendrá votos para gobernar. Y Puigdemont sabía que necesitaba víctimas y ganar la batalla de la imagen, para que el independentismo superase el 50 % de votantes.

He tenido que enfrentarme en la vida con varios casos de matrimonios que se rompían. Oyendo la versión de cada uno de ellos me quedaba con la impresión de que se trataba de dos matrimonios distintos. Pero ¡era la misma pareja! El domingo, en boca de Rajoy y de voces del Govern catalán, escuchamos dos vidas de santos que resultaron ser dos “autobiografías” donde en cada lado estaba todo el bien sin mezcla de mal alguno, y enfrente sólo el mal absoluto.

2) Y ahora… ¿qué? (Expectativas, qué cree que va a pasar)

Sólo veo dos posibilidades:

1.- Una declaración unilateral de independencia que haría perder a Cataluña esa batalla de la imagen que ganó el domingo, “muriendo de éxito” como dijo una vez Felipe González. Con palabras de Artur Mas, “si no te reconoce nadie, las independencias son un desastre”. Está bien cantar aquello de “we shall overcome one day”, pero si lo convertimos en we sahll overcome today” podemos ir al suicidio. Y Puigdemont nunca ha avisado a aquellos votantes bondadosos y sonrientes, de peligros como éstos: quedar fuera de la UE: porque en ella casi todos los países tienen en su Constitución lo mismo que España respecto a los separatismos; y Francia no querrá tener problemas con Córcega, ni Italia con la Padania, ni Alemania con Baviera. Y porque para entrar en la UE hace falta el voto de todos sus miembros y España no lo dará. O ¿con qué moneda cuando se está fuera de Europa o qué poder va a tener un euro en un país que no está en la UE? O la posible marcha de muchos empresarios porque Cataluña exporta a España más que al resto del mundo. Para no hablar de que, en la España del PP, ya hay quienes piden llevar a cabo aquel trasvase del Ebro que intentó hacer el gobierno de Aznar y que entonces se impidió, para dejar a Cataluña sin agua… Dios no lo quera.

2.- La otra hipótesis es hacer por fin lo que debería haberse hecho hace años: crear varias mesas de diálogo sereno, serio y público, para llegar a un referéndum legal, en el que además estén muy claras las consecuencias de cada opción, y no se ofrezcan falsos paraísos que lamentaríamos luego. Y si no las crea el gobierno, que nazcan de la sociedad civil. Por ejemplo:

  • Diálogo entre juristas para determinar qué posibilidades hay para un referéndum dentro mismo de nuestra Constitución. La interpretación del Gobierno no es la única y algunos opinan de manera distinta. Curiosamente, hay constitucionalistas catalanes que están por la posición del gobierno (F. de Carreras) y otros españoles que están por la contraria (Herrero de Miñón).
    – Diálogo entre economistas que determine las consecuencias de cada opción, sin hablar de la futura Cataluña independiente como de una Arcadia feliz, engañando al pueblo en favor de las propias pretensiones. Un deporte al que los políticos son muy aficionados
  • Diálogo entre políticos para dejar bien claras las condiciones y consecuencias de una independencia, respecto a los problemas que antes he apuntado, de pertenencia a la UE y demás…
  • También un diálogo entre politólogos y teólogos para determinar el alcance exacto de todas las declaraciones (de la ONU y de la Iglesia Católica) sobre el derecho de los pueblos a decidir su independencia: si se refieren sólo a las colonias en otro continente (que existían cuando se redactaron esas enseñanzas) o también a partes de un mismo territorio y de qué modo. Porque curiosamente se apela mucho a estas declaraciones, dándoles siempre la interpretación que conviene a cada parte.

3) ¿Cuál debe ser la postura de la Iglesia Católica

Esta vez es muy difícil. Diga lo que diga recibirá grandes ataques porque los sentimientos están ahora en plan de: “totalmente conmigo o totalmente contra mí”. Por eso ha de procurar que esos ataques le vengan por defender el Evangelio y no algún interés propio. Pues lo que el futuro juzgará de la Iglesia es si ha sabido proclamar grandes valores y denunciar cuando no se cumplían. Por ejemplo: el respeto y la no violencia que brotan de la fraternidad universal entre los hijos de Dios. En este sentido:

  • Debe denunciar la actuación de la policía el domingo 1, aunque la culpa de esas violencias quizás no estuviera en los mismos policías (¡pobres de ellos muchas veces!) sino en quienes los forzaron a actuar así.
  • Debe denunciar que nombres como Isabel Coixet, Juan Marsé, J.M. Serrat, Jordi Évole, A. Boadella, X. Vidal-Folch, Angels Barceló, J.A. Durán i Lleida o J. Coscubiella y otros muchos, sean tildados de malos catalanes o catalanes no auténticos, fascistas o traidores, simplemente por pensar cómo piensan y decir lo que piensan. Denunciar por eso el clima de silencio miedoso que impera ahora en buena parte de Cataluña.
  • Debe denunciar la falta de imparcialidad y universalidad en los medios de comunicación cuando ésta se dé. Pero, para poder hacer eso, ha de evitarla rápidamente si esos medios son propios.

Esto en sentido negativo de denuncia. En el sentido positivo de anuncio, debería fomentar una espiritualidad cristiana que cure los sentimientos heridos, con los cuales es imposible el diálogo. Una de mis plegarias favoritas es pedir a Dios: “purifica mi corazón” (cuando más tiempo lleva uno en eso de querer ser cristiano, más cuenta se da de cuántas impurezas le van quedando en el corazón, que antes quizás no veía). Creo que algo así debería rezarse durante un buen tiempo, en todas las iglesias de Cataluña y del resto de España. Porque, como dijo muy bien Eduardo Mendoza en El País, las heridas en los sentimientos son de las más difíciles de cicatrizar. Y en estos momentos hay en Catalunya sentimientos profundamente heridos, por un lado y por el otro.

Debe enseñar además que ni la unidad ni la división de España (por más que muchos las quieran con toda su alma), son verdades teológicas ni morales. La moral empieza a la hora de poner los medios para eso. Y por tanto, proclamar que sólo el “fin último” de nuestras vidas justifica todos los medios, como dice san Ignacio en los Ejercicios: ante el fin último es “indiferente pobreza que riqueza, honor que deshonor, vida larga que corta”. Pero creer que un fin bueno y legítimo justifica también todos los medios es ponerlo como “fin último”, y pecar así de idolatría. No soy el primero que dice que el sentimiento patrio es de los más tentados de convertirse en idolatría, después de la pasión por el dinero.

Finalmente creo que debería trabajar entre bambalinas (como ha hecho a veces el papa Francisco) para ir consiguiendo esos diálogos a que me referí en la pregunta anterior. Y por aquello de que hoy está vigente que las religiones trabajen todas juntas por la paz y la justicia, añado algunos principios de espiritualidad, del libro más extendido por todo el mundo después de la Biblia, y que he citado en otro sitio:

“Si un gran país puede rebajarse a sí mismo ante un país pequeño, lo ganará. Si un pequeño país se rebaja ante un país grande, lo ganará. El primero ganará inclinándose, el segundo permaneciendo humilde.La mejor manera de conquistar a un enemigo es ganarle sin enfrentarse a él.
Considerar nuestra ignorancia como conocimiento es una enfermedad mental.
Quien es valiente de manera temeraria perecerá; quien es valiente sin temeridad, sobrevivirá… El camino del cielo es conquistar sin luchar, dar respuestas sin hablar, atraer a la gente sin llamar, actuar conforme a los planes sin premura…
¿Por qué es el pueblo difícil de gobernar? Porque los de arriba intervienen demasiado y sirven a sus intereses personales. ¿Por qué es el pueblo difícil de gobernar y se toma la muerte a la ligera? Porque los de arriba llevan una vida lujosa.
Mis palabras son muy fáciles de entender, pero muy difíciles de practicar”

(Tao te King, 61, 68, 71, 73, 75, 70).

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