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Constituyente es una maniobra de Maduro para seguir en el poder

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Fernando Vegas Torrealba, quien se autodenomina “chavista originario”, dice que “las anunciadas elecciones regionales para diciembre son una trampa cazabobos”. Asegura que la Sala Constitucional del TSJ es un “apéndice del Ejecutivo”

Emma Sánchez Álvarez

Más allá de la tensión casi cotidiana, semanal y hasta los fines de semana que generan las marchas y protestas, el país y los venezolanos también parecen estar “montados” sobre otros candeleros. La situación política sigue levantando ronchas y el poder judicial, en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), está protagonizando uno de sus momentos más álgidos, de los que no escapa tampoco el Ministerio Público; más aún, con las recientes posiciones públicas asumidas por su actual titular, la doctora Luisa Ortega Díaz.

Así las cosas, en estas arenas movedizas, se oye la voz de un exmagistrado del TSJ. Para Fernando Vegas Torrealba, exmagistrado del Tribunal Supremo de Justicia (2005-2015) y expresidente de la Sala Electoral, el Poder Judicial pasa por uno de sus peores momentos. “Lo que sucede ahora es que hay una aplicación del derecho muy acomodaticia, de acuerdo con los intereses de quién lo pida y si se quiere complacer esos intereses. Por eso esa Sala Constitucional es un apéndice del Ejecutivo”, sostiene el abogado, quien además se declara “chavista originario”.

¿Qué rol desearía usted que estuviese desempeñando en estos momentos el Poder Judicial venezolano?

–Que funcionara mejor. Si ese señor que está a la cabeza del TSJ hace los concursos de oposición, mejoraría para todos y eso sería bueno. Le doy el beneficio de la duda en positivo.

¿A qué nos ha conducido todo lo que ha decido el TSJ contra el Poder Legislativo?

–La realidad es que tenemos una Sala Constitucional complaciente con el Ejecutivo, que interpreta la Constitución a su manera, y es la única instancia que puede interpretarla. No hay otra. Entonces uno se encuentra decisiones como la 155 y la 156, en las que la Sala Constitucional va más allá de lo solicitado. Además, en esos dispositivos que dicta, anula actos y crea procedimientos sin escuchar a la otra parte. ¿Cómo vas anular un acto de alguien que ni siquiera es parte? Esto sucedió con la Asamblea Nacional. Hay que escuchar a la otra parte, porque es elemental para el debido proceso. La Sala Constitucional del TSJ debe dar el ejemplo de respetar esa garantía fundamental que es el debido proceso. Cuando la máxima institución no cumple este aspecto está mal, porque da señales claras de que no es imparcial.

Pero la Sala Constitucional advierte que no rompió el hilo constitucional porque corrigió en otra sentencia.

–Eso también es inaudito. No puedes reformar tus decisiones. Tiene que ser un superior que lo revise…

¿Y qué institución, organismo o poder sería ese superior?

–No lo hay, por eso esa decisión tiene que quedarse como está. Es inaudito lo que hizo la Sala Constitucional con la 156. Es un disparate sobre otro disparate. Esto es lamentable. Yo conozco algunos magistrados y sé que es gente que sabe de Derecho. Lo que están haciendo deben hacerlo con un nudo en la garganta. No lo entiendo, eso escapa a mi capacidad de comprensión.

¿Cómo describe usted a la Sala Constitucional?

–Un apéndice del Ejecutivo. Ese es otro ministerio. Una de las primeras cosas que hizo la Asamblea Nacional fue anular la elección de los magistrados. El Gobierno dijo que no se podía hacer porque era una función del Poder Moral. Ciertamente, el proceso de nulidad de los nombramientos de los magistrados lo tiene el Poder Moral, pero para elegir a un magistrado hay un acto administrativo que hace la Asamblea, cuando lo designa con base en un procedimiento que sigue, y tomando en consideración las credenciales que introduce el que sometió su nombre a la escogencia. Hay un antecedente. En el caso del magistrado Franklin Arriechi, presidente de la Sala Civil, la AN del momento (2004) le anuló su elección e invalidó el acto administrativo de su nombramiento porque, según ellos, el magistrado había falseado sus credenciales profesionales. Esto fue lo que quiso hacer la AN esta vez con estos magistrados del actual TSJ, pero los dirigentes del Gobierno dijeron que no era un acto administrativo, sino que era un acto parlamentario e inventaron que no podía ser anulado.

Sin embargo, afirma, “es un acto administrativo porque actos parlamentarios son todos. Lo que hicieron fue ir contra un antecedente de la propia Sala Constitucional, que descartó el amparo que introdujo el magistrado Arriechi y declaró que su destitución por parte de la AN de 2004 era ajustada porque su designación era un acto administrativo. Lo que sucede ahora es que hay una aplicación del derecho muy acomodaticia, de acuerdo con los intereses de quién lo pida y si se quiere complacer a esos intereses. Por eso esa Sala Constitucional es un apéndice del ejecutivo”.

¿Usted cree que el decreto de presidente Maduro para convocar una asamblea constituyente irrespeta el legado de Hugo Rafael Chávez?

–Todos los chavistas decían que era la mejor Carta Magna del mundo. Este texto fue aprobado en 1999 por el pueblo con 72 %. Y después, cuando hubo la pretendida reforma de la Constitución, porque la Asamblea Nacional le añadió unos 60 y pico de artículos, lo que para aquel momento el presidente quería era que se aprobara la elección indefinida. Es decir, una enmienda se convirtió en una reforma. Esta fue combatida por un sector de la población y ganó. Esto quiere decir que la Constitución de 1999 la apoya el ciento por ciento de la gente. Los que la aprobaron en el 99 y los que la combatieron porque no querían las reformas en 2007. Esta es una excelente Constitución. Los únicos que no la quieren son el Presidente y su gabinete.

Pero el Consejo Nacional Electoral también acata al pie de la letra las órdenes de este gobierno…

–Pero claro, por supuesto. El CNE es otro apéndice del Ejecutivo y con esto no estoy diciendo que las elecciones hayan sido amañadas. Eso es fantasioso. Estamos hablando de ventajismo, de procedimientos internos y tratamiento a los partidos políticos, entre otras cosas, que le dan siempre ventaja al Gobierno sobre los otros.

¿Pero por qué razón ahora este gobierno no quiere la Constitución de 1999?

–Lo hacen por el problema político que tienen. Están aferrados al poder. Utilizan el recurso de la asamblea constituyente para llegar al año 2018. La asamblea constituyente que convoca Maduro es una maniobra dilatoria y distraccionista para conservar el poder. Al plantear esto todo el mundo tiene que ocuparse del tema y quedas entrampado. No puedes permitir que ellos hagan lo que quieren. Tienes que combatirlos. Dejas de hablar de las elecciones, del control de cambio, del acaparamiento, de la falta de alimentos, de la corrupción y de la inseguridad. Te encierras a hablar de constituyente. Pero no tienes más remedio que hacerlo, porque si no le dejas al Gobierno un arma de una capacidad destructiva terrible, porque pueden hacer una Constitución a su manera. Tienes que luchar para evitarlo. Esto está clarísimo, porque el CNE aceptó en minutos las bases comiciales y sin duda alguna van a aprobar y preparar el cronograma para hacer las elecciones, que ya dijeron que son para fines de junio.

¿Qué opina del anuncio de las elecciones regionales para el mes de diciembre?

–Como un regalito el Gobierno anuncia las elecciones de gobernadores en diciembre. Esto es una trampa cazabobos porque una asamblea nacional constituyente puede decidir que elimina las elecciones de gobernadores. Impondrá lo que quiere porque esta instancia lo puede todo. Por eso esta propuesta resulta risible y engañosa. Con la constituyente ellos van a refundar el Estado con un nuevo ordenamiento jurídico, con una nueva Constitución.

¿Y qué piensa del hecho de que ahora no habrá un voto universal en esta elección de la asamblea constituyente?

–Sectorizar las elecciones es contrario a una de las características constitucionales del voto, que es la universalidad. El voto tiene que ser universal, directo y secreto. Hacer unas elecciones por sector, ya sea obrero o comunal, primero no es universal, porque solamente participan los de esos sectores y no el resto de la población; segundo, muy probablemente este voto no sea secreto sino manipulado, porque ¿cuántos delegados serán seleccionados por una asamblea de ciudadanos donde la gente levanta la mano y vota? Con estos vicios no se puede hacer unos comicios para algo tan importante que cambiaría el contrato social. No se puede usar una metodología tan atrasada como esa. Este método lo empleaba Mussolini para elegir las representaciones del Congreso, y Franco usaba para seleccionar las Cortes. Esto es fascistoide.

¿La Constitución de 1999 debe ser reformada?

–La Carta Magna de 1999 tiene solución para todos los problemas que tenemos. Por ejemplo, en el artículo 299 habla de una economía mixta y dice cuáles son los caminos, así como el problema de salud está atendido en el texto constitucional. No se puede inventar otra cosa. Lo importante es aplicar todo lo que establece la Constitución.

En cuánto a lo expresado por la fiscal general de República sobre los sucesos en las manifestaciones, ¿cuál es su opinión?

-–La fiscal tiene una posición valiente que viene asomando desde hace algún tiempo. No fue de la noche a la mañana, como quieren hacer ver algunos. Desde hace unos meses para acá viene dejando de imputar a gente de la oposición que el Gobierno quiere imputar porque no encuentra delito. Esta es la razón por la que ahora están dirigiendo los juicios a la jurisdicción militar. Los sacan de los jueces naturales para someterlos a un proceso penal, aunque sea el militar. Esto es inconstitucional y contrario a los derechos fundamentales. El principio del juez natural es un valor fundamental de los derechos humanos. Los juicios en la jurisdicción militar son algo absurdo. Imagínense si la Iglesia recreara una santa inquisición para torturar y juzgar buscando una confesión. Pongo este ejemplo extremo para que entiendan que esto no se puede concebir hoy en día. De manera que lo que está haciendo la fiscal en estos momentos es un proceso que viene en marcha. Afortunadamente los venezolanos contamos con ella. La fiscal Luisa Ortega Díaz dijo unas verdades muy claras. Los que están en falta con la Constitución son fundamentalmente los del gobierno quienes, por el contrario, deberían ser los primeros en respetarla.

¿Cree usted que la fiscal general, vista la actuación de la Sala Constitucional, debe abrir una investigación y solicitar antejuicio de mérito contra estos magistrados?

–Claro que puede hacerlo, pero el antejuicio de mérito se solicita ante la sala plena del TSJ. Usted me dirá. Esta es una instancia sobre la cual ejerce control el Gobierno. Aunque hay gente que piensa con cabeza propia dentro de esta institución: por ejemplo, el magistrado de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, Danilo Mojica, y la magistrada Marisela Godoy, pero no es la mayoría.

¿Pero el hecho de que el gobierno controle el pleno del TSJ, significa que la Fiscal no intente sancionar a los magistrados de la Sala Constitucional por la ruptura del hilo constitucional?

–La Fiscal por supuesto que puede abrir una averiguación, buscando reunir elementos para llevar a los magistrados a un antejuicio de mérito, y no sabemos si lo está haciendo. A la Fiscal no se le debe pedir tanto. Hay que enfocarnos en las cosas donde pueda ser más útil, a los fines de resolver el problema que tenemos los venezolanos, que es sumamente grave y no es el que simplemente se vaya el Presidente. Este no es el problema.

¿Y cuál es el problema que tenemos los venezolanos, según usted?

–Primero, el problema es que si se va el Presidente qué vamos a hacer después. Segundo, no podemos seguir por esta vía metodológica que tenemos, que es la de la violencia de lado y lado. Yo le cargo el mayor peso de esto al Gobierno, porque es el que tiene que dar salidas para evitar la violencia, pero el otro lado también tiene su carga de violencia…

Es un sentimiento de 18 años de acumulación de frustraciones, maltratos y expectativas…

–Yo lo entiendo, pero hay que evitar la violencia. La exacerbación de los ánimos hay que bajarla. Esto nos lleva por un mal camino. La gente habla con mucha ligereza cuando dice que hay que combatir unos contra otros. Una guerra civil es algo terrible. España tuvo un millón de muertos y hay que observar lo que está pasando en Siria. Una guerra civil es destrucción, hambre y muerte. No se puede hablar con ligereza de esto. Hay que evitar esta violencia…

¿Cómo se evita? Porque el Gobierno no quiere elecciones.

–Hay que agotar todas las posibilidades de sentarse a hablar y negociar cómo salimos de esto. Proponer un programa común donde se establezcan cuatro o cinco problemas para atacar. El gobierno no lo va a hacer solo, sería a través de un gobierno de coalición. Esa es la única manera, porque si dejas fuera a alguien del espectro político, va a disparar contra el gobierno que se conforme. Si dejas por ejemplo a AD, a Primero Justicia y a la propia sociedad civil. Hay gente brillante en todas partes, en ambas partes. Gente preparada y que tiene ganas de que esto se resuelva. Esta es la gente que se debe poner de acuerdo. Si esto lo dejamos en manos de los que están ahora llevando la voz cantante en ambos lados, no vamos a ninguna parte.

En estos momentos no se ve esa posibilidad de diálogo que usted propone, y menos del lado del Gobierno que continúa con la represión y el aumento el número de presos políticos…

–Lo primero que hay que decir es que en ambos grupos hay gente interesada en dialogar con un fin determinado. Claro, esto es importante saberlo porque ellos son los que se sentarían a conversar y que de verdad podrían llegar a acuerdos. Ahora, los que están en las cúspides -es decir, el Gobierno-, porque no se le puede dar la vuelta a Nicolás Maduro que es el Presidente de la República. Hay que buscar gente de mucho peso, con estatura política y moral en el país y también de afuera para que moralmente lo obliguen. Está claro que también se agotó la mediación de los expresidentes Martín Torrijos, de Panamá; Leonel Fernández, de República Dominicana; Ernesto Samper, de Colombia; y José Luis Rodríguez Zapatero, de España. Hay que buscar otra gente. Este es el camino.

Hay gente concretamente “que está trabajando en esto”, añade. Miguel Rodríguez Torres “es uno del lado que viene, del chavismo. Yo sé de gente de la oposición como Gaviria. Incluso, gente que está pensando más allá, que está pensando qué vamos a hacer en un gobierno de transición. Hay que estar preparado para eso. Hay que lograr tener un gobierno sustentable y estable. Eso lo consigues en la medida que le des entrada en el nuevo gobierno a parte del viejo gobierno. Cuidado si no tienes que dejar dirigiendo a alguien del viejo gobierno, como han sido las transiciones en todas partes”.

El exmagistrado reflexiona: “¿Quién manejó la transición de Franco a la democracia? Uno de sus ministros, Adolfo Suárez. Aquí en Venezuela, López Contreras. En Chile, Patricio Aylwin. Esa es la manera de hacer ese tránsito de lo viejo a lo nuevo. En ese tránsito tienen que participar todos y debes dar un peso específico a los que estaban. No es que te vas a buscar a los más atorrantes, sino a la gente sensata y brillante que las hay, para que ese aparato burocrático que se formó tribute en función de lo que tienes planteado que es una transición”.

¿La mediación del Vaticano también se agotó?

–El Papa es difícil que se agote. El Vaticano tiene un doble papel, como Estado y como Santa Sede. Yo creo que al Papa sí hay que involucrarlo en un futuro, pero hay que traer otros actores que le den nueva energía al diálogo. Es interesante trabajar mejor en la ONU. La OEA se les está agotando un poco por mal manejo del Gobierno.

¿Y la renuncia del Presidente no es un camino?

–Esa es una posibilidad, pero pasa por su voluntad personal. Eso es un albur. Lo hará o lo no hará, querrá o no querrá.

¿Qué mensaje le da usted a la oposición?

–La oposición tiene que pensar primero en el país, y si quiere resolver esta crisis tiene que buscar una contraparte en el Gobierno que quiera hacerlo también. Esto se construye. En la MUD hay gente valiosa. Yo converso con ellos, porque no voy a hablar con los radicales. Aquí adoptaron lo peor del socialismo, el estalinismo. La oposición debe perseguir un diálogo serio. Hay que buscar a las personas que medien ese diálogo. Hay que evitar una guerra civil porque sería perder a Venezuela. Nuestro país es una joya codiciada por todas las riquezas que tiene. El camino es que los venezolanos nos sentemos a resolver los problemas de verdad.

¿Qué mensaje le da al presidente Maduro?

–Que sepa escuchar y que tome decisiones con sentido venezolano. No con sentido PSUV, popular o de amiguismo. Que cierre los ojos y piense un momento si con lo que está haciendo va a salvar a Venezuela. No es así.

¿Cómo se siente un chavista originario como usted, que ve todo lo que está haciendo este gobierno?

–Siento una profunda decepción. Yo estoy convencido de que si el presidente Chávez estuviera vivo no le pasa esto, porque tenía capacidad para devolverse en un momento dado y hubiese llamado a gente de la oposición para salvar a Venezuela. Chávez tenía una visión estratégica distinta, que lamentablemente Maduro no la tiene. Él fue un error.

Fuente: http://contrapunto.com/mobile/noticia/los-unicos-que-no-quieren-la-constitucion-de-1999-son-maduro-y-su-gabinete-139188/

 

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