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Mercedes Pulido: “En sociedades afectivas no se ven hechos dantescos”

diablo-por-viejo

diablo-por-viejoÁngel Mendoza Zabala

Mercedes Pulido de Briceño (Tovar, Mérida, 1938), conoce el comportamiento de la sociedad venezolana. Ha pasado buena parte de su vida estudiándola. Desde Caracas está informada del incremento de la saña en los crímenes.  Habla, impactada, desde su experiencia como psicólogo social, docente universitaria y ex ministra de Familia. Enfática, dura a ratos, aclara: “No es solo allá, sino en todo el país”. Su acento andino sigue intacto.  

 Somos testigos día a día de crímenes con mucha saña…¿hay alguna explicación?

-Hay que  preguntarse  cuál es el deterioro moral. Aquí hay una pérdida brutal de la capacidad de convivencia. Destruimos toda la capacidad normativa que tenía la sociedad.  ¿Has visto los feminicidios? Demográficamente, tenemos un hueco grande en la población masculina entre 18 y 30 años, hemos perdido población joven, masculina, por la violencia. Aquí pareciera que todo fuera justificable. Hubo una frase terrible: “El que roba por necesidad, no roba”. Eso te va creando un esquema de justificación de la violación de normas. 

Incluso, ¿dentro de la familia?

-Claro, pero es que pasan muchas cosas. Se rompió la lealtad del concubinato, porque antes era un acuerdo estable, ahora es un emparejamiento y punto. ¿Qué está pasando? La disociación normativa. Puede ser una ‘mutación’, que requeriría un fortalecimiento a la familia. ‘Mutación’ no solo de la familia, sino de la sociedad. Los lazos afectivos comenzaron a ser muy pragmáticos, muy económicos, y culturalmente eso afecta. Se ha degradado, por ejemplo, el concepto del compadrazgo. 

¿Se puede hacer algo, cuál sería la receta?

-Tengo la impresión de que no hay receta, sino seguir persistiendo, en ciertos valores. En ese sentido, el último documento de  la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) es muy duro,  es una alerta con responsabilidad. Esto hay que denunciarlo constantemente,  buscamos siempre un culpable, pero no se busca responsabilidad compartida. Ese problema de la familia, hay que debatirlo a escala nacional. 

Hace 35 años, en la revista Sic, un artículo suyo fue titulado La familia es la base de la sociedad. Todo este tiempo después, ¿la familia sigue siendo lo más importante?

-Sí, sigue siendo lo más importante, porque  es el único lugar de pertenencia y también el mayor centro de los conflictos. Hay que buscar alternativas para optimizar las relaciones en la familia. Yo he visto los casos: niños golpeados, agarraron un niño a batazos; acuérdate del caso del hombre que tiró los niños al Guaire,  casos dantescos que en una sociedad afectiva, no se veían.

Y esa saña, está dirigida a los niños…

-Está dirigida a todo el que te estorbe. Lo ves con los motorizados que incumplen las normas de tráfico, con los policías que abusan, ves que matan a los policías delante de los niños, ¡de sus hijos! El individualismo como sobrevivencia se ha exacerbado…

¿Vale una analogía de esa ‘mutación’ como un tumor encapsulado, o como una metástasis?

-Más bien como un problema inmunológico. Un síntoma, contradicciones en la inmunología. Avanzamos en unas cosas, retrocedemos en otras. En 1981, cuando escribí ese artículo, la policía no  recibía denuncias de violencia intrafamiliar. ‘Son problemas de alcoba’, decían. Ahora, al menos hay un reconocimiento de que eso es salud pública.  

¿Se sigue haciendo la educación de la familia?

-Existen núcleos importantes,  gente que hace un esfuerzo sobrehumano. El gran problema es que nuestra sociedad civil es muy débil, porque aquí todo dependía del Estado. No tenemos una fuerza social que reclame transparencia. El país ha resistido porque hay familia. Pero, la familia ha tenido muchos cambios…

¿Cómo cuales?

-Tienes familias con hijos adoptados, con hijos recogidos, con tres o cuatro matrimonios, con hijos de terceros. Esa es una realidad distinta. Ustedes tienen el caso de una familia que lanzó a la calle a un abuelito… Esa es una cosa gravísima.  

Es común escuchar, cuando se ve un caso de esos: “El autor es un enfermo mental”.

-Los lobos solitarios existen. Eso es verdad. No me gusta usar la palabra culpable porque excusa. Hay que buscar la responsabilidad en esto: ¿La educación? Es un proceso de 20 años. ¿La familia? La familia está a la buena de Dios. Yo veo en las colas a madres con tres y cuatro niños al lado…Niños que no tienen escuela, pero ¿cómo van a la escuela si no hay recursos? 

Todo es una cadena, con un eslabón roto…

-O varios eslabones rotos. Hay que  dar salida, con estructura de servicios. La familia sigue buscando su superación: No tienes idea de cuantas invitaciones tengo a graduaciones y eso pasa porque la gente sigue superándose. Ese es uno de los objetivos principales. Aquí tenemos un problema multicausal. En Venezuela ha sido difícil el tema de la organización para la educación de la  familia.

Aplicando todas esas ‘persistencias’, ¿cuál sería la medida de tiempo para solucionarlo?

-La comparación de sociedades, que nunca son absolutas por supuesto, te indica que esos cambios implican una generación y media. La primera generación niega el problema, la segunda busca alternativas, y la tercera se olvida y busca es culpable. Con generación y media lo tienes. Tienes una red, que necesitas fortalecer.   

¿Qué hay que decirle a la familia?

-No perdamos la responsabilidad en el papel que tenemos que hacer de valores a futuro. ¿Cuál es una de las realidades de hoy? Que los niños están siendo criados por las abuelas, por el tema de la vivienda. Y la abuela tiene la posibilidad de proteger, pero no de entender el mundo que viene. Hay que denunciar el problema ético. 

Fuente: http://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Mercedes-Pulido-a-PANORAMA-En-sociedades-afectivas-no-se-ven-hechos-dantescos-20160807-0027.html

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