Luisa Pernalete
La violencia es un fenómeno multicausal. En el comportamiento violento de las personas están aquellos elementos profundos, como el desamor de la familia en la infancia, o la pobreza extrema, que hace sufrir a los niños y niñas, y a sus padres y madres, anotemos aquí el modelaje, el ejemplo de maneras violentas para resolver problemas; están también las causas que aceleran la violencia interpersonal y delincuencial como el fácil acceso a las armas, al alcohol, y a las drogas ilícitas. No descuidemos algunas enfermedades neurológicas, que también pueden convertir en violentas a las personas, sin que ellas lo hagan consciente.
Lo anterior obliga a un abordaje desde distintas dimensiones, con un solo tipo de acciones no es suficiente. Ya lo explicaba bien la señora Marta, de una comunidad popular de Puerto Ordaz:” En mi casa, mi esposo y yo no golpeamos a nuestros hijos para corregirlos, procuramos dar buen ejemplo, no bebemos, ni fumamos, estamos atentos y mantenemos una buena comunicación con ellos, pero en nuestra cuadra hay todo eso que estamos estudiando en el curso: alcohol, armas, bandas, golpes…¡Hay de todo!”. Se lo creo, por eso, aislados no pueden estar a salvo de la violencia, ni ellos ni nosotros: tenemos que “enredarnos”, actuar junto a otros.
Por eso, en este país, están surgiendo redes para paz. Una de ella, de la cual Fe y Alegría forma parte, ha nacido para promover la convivencia pacífica en los centros escolares. Sabemos que en los planteles estamos sufriendo la violencia de todo tipo: el acoso escolar – el de siempre pero con expresiones más crueles, que implica violencia entre pares -, inadecuadas prácticas pedagógicas, a veces por desconocimiento, a veces por desesperación, que genera violencia de docentes a alumnos; violencia del entorno que entra a la escuela robando equipos y la paz a la comunidad educativa; armas en manos de estudiantes, que sirven para amenazar a compañeros y a educadores también… en fin, ¡de todo!, como en la cuadra de la señora Marta. ¿Creen que los maestros y maestras pueden enfrentar con éxito toda esa violencia junta? ¡Imposible!
La red, nacida este año y “presentada en sociedad” y al Ministerio del Poder Popular para la educación el pasado 4 de octubre, día de San Francisco, pretende, entre otros objetivos, exigir a las autoridades la elaboración y aplicación de políticas públicas para abordar la violencia en las escuelas – políticas públicas, no operativos -; busca también propiciar el intercambio de experiencias exitosas en la materia; fomentar la formación de los docentes de manera que podamos contar con herramientas que nos permitan erradicar la violencia y promover la convivencia pacífica.
Le generación de “grupos de vida”, entre padres y madres, entre niños y adolescentes, entre docentes, entre instituciones y ONGs, alianzas entre actores de la sociedad civil y el Estado, son necesarias, indispensables, diría yo, pues, aislados no podemos, aislados dejamos muchos espacios libres que son ocupados por la cultura de la violencia que terminará por obligar a las escuelas a convertirse en cárceles, como acertadamente sugirió dijo la amiga Gloria Perdomo, de la organización Luz y Vida.
“Enredarnos por la paz escolar”, no es una complicación más, es un oportunidad.