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Lo que Caracas no sabe de la Mérida sin gasolina

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Foto: El Carabobeño

Por Rafael Duarte

Desde hace casi 7 años, Mérida se ha convertido en una de las regiones del occidente del país más afectada por la escasez de gasolina, detrás de estados fronterizos como Táchira y Zulia, donde el problema ha sido mayor, debido a la cercanía con Colombia.

Si bien, en la actualidad, el carburante pareciera “no irse” de la entidad como hace algunos años, la realidad es que ahora solo se está abasteciendo a una parte de la población, que, obligada a hacer colas kilométricas por varios días, se expone a contagiarse de coronavirus.

Más allá del riesgo de salud pública que representa esta nueva realidad, en zonas periféricas como el eje del mocotíes, el páramo y los pueblos del sur, la escasez de combustible se hace más dramática cuando las cuotas de suministro por estación solo llegan 1 o 2 veces por mes.

Esta situación que está llevando a que los pequeños agricultores entren en el dilema de sembrar o no sembrar -pues nadie quiere arriesgarse a perder la próxima cosecha- está afectando significativamente los tiempos de siembra de nuevos rubros agrícolas.

En zonas rurales como Guaraque, por ejemplo, donde no llega suficiente combustible a la única estación de servicio que hay, los agricultores han disminuido las hectáreas de cultivo, debido a que ahora deben pagar gasolina en hasta 7$ por litro, lo que impacta en los costos de producción.

Aunada a esta crisis de gasolina, en la región andina también está comenzando a escasear el diésel, quedando el transporte de carga paralizado, comprometiéndose la distribución de hortalizas hacia el centro del país en los próximos meses.

Si bien es cierto que una parte del sector agrícola, transporte y salud han sido atendidos a través de los consejos comunales durante el tiempo de pandemia por ser prioridad, no todos son beneficiados en las estaciones de servicio de Mérida.

De hecho, desde que comenzó la cuarentena es habitual escuchar en las radios merideñas reiteradas denuncias de estos sectores, que manifiestan que cuando pueden abastecerse de gasolina solo les permiten colocar entre 20 y 30 litros por semana.

Si hace 7 años abastecerse de gasolina en Mérida no era fácil, abastecerse en este momento es mucho peor, pues ahora se deben sortear cortes eléctricos de hasta 18 horas al día, esperar a que no haya fallas en el sistema biopago, y rogar a que no haya colas Vip para surtir.

Mientras esta tragedia se repite cada semana en la entidad andina, en poblaciones como La Tendida y La Grita del estado Táchira ya se comienza a comercializar gasolina colombiana, recordándonos con ironía aquellos días donde nuestro combustible pasaba la frontera.

Lamentablemente esta es la visual de Mérida en plena pandemia, pero al mismo tiempo es la visual de todo un país, que dividido entre los que pueden y no pueden abastecerse de gasolina, nos va dejando a una sociedad más desigual. ¿Acaso Caracas no lo sabe?

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