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“Efetta. Ábrete”

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Alfredo Infante sj*

El evangelio de hoy (Mc 7,31-37) nos presenta el encuentro de Jesús con un sordo tartamudo. La imagen del modo como Jesús sana es impactante. Recordemos que según lo establecido por las leyes de la pureza de la religión judía era prohibido tocar a los enfermos. Jesús tiene un trato muy personal con el sordo tartamudo. Lo lleva consigo aparte, toma saliva y la unta en la lengua del paciente y luego le introduce los dedos en los oídos, mira al cielo orando y pronuncia la palabra «effeta», que significa «Ábrete». Para un excluido este modo tan cercano y personal de Jesús es salvífico.

El signo de vida comienza a gestarse en el modo de relación, Jesús reconoce la dignidad del paciente. En nuestro país los enfermos crónicos están muriendo por falta de una atención integral de calidad, marchan con la consigna «no queremos morir».

Esta semana hemos recibido la dolorosa noticia de la muerte de varios enfermos de riñón por falta de diálisis. Jesús ora, actúa, y pronuncia con vigor y fe la palabra «effeta» que significa «ábrete». El sordo tartamudo no solo vuelve a oír y a hablar con fluidez, sino que por la manera tan reverencial y cercana como ha sido tratado recupera la conciencia de su dignidad humana. Pero quiero detenerme en el «effeta» y su fuerza liberadora. Jesús ora y pronuncia esta palabra para destapar y desbloquear la realidad cerrada y abrir caminos de vida, dignidad y de luz.

Hoy en nuestro país pareciera que todo está cerrado y por esta razón muchos se van, huyen, atraviesan fronteras; otros tantos se resignan y se desmovilizan; pero Jesús nos invita a confiar, orar, trabajar, tocar las realidades cerradas, y pronunciar con fe la palabra «effeta». No como un acto mágico, sino como un modo de recuperar la confianza en la vida y en la fuerza de nuestra dignidad, para que esta situación de muerte no robe nuestro corazón y se abra, con nuestros esfuerzos, a una realidad de vida.

También, esta palabra «effeta» es como una luz para tomar conciencia de cuáles son esas situaciones, lugares, experiencias, que están bloqueadas en mí y necesitan ser sanadas, liberadas. Dejar que Jesús me toque, levante su mirada al cielo por mí y por nuestro país, y pronuncie la palabra «effeta», «ábrete».       

Petición: Señor, tu palabra es vida, tómanos de la mano como al sordo tartamudo, ora por nosotros, toca nuestros oídos, nuestra boca, nuestro corazón, ayuda a despertar nuestra fe, nuestra esperanza pronunciando con vigor sobre nosotros «effeta». Así sea.   

“Sagrado corazón de Jesús, en vos confió”

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