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“Ahora el Papa tiene las manos libres, escribirá inmediatamente su documento”

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Adital

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Padre, pensando en el Sínodo del año pasado –es decir, después de dos Sínodos sobre la Familia-, ¿hay una Iglesia diferente? Hay una Iglesia más abierta. No se si más o menos diferente, pero más abierta. Una Iglesia que por lo menos puede escuchar lo que Francisco dice. Creo que, al comienzo, no lo escuchaba porque era tan diferente…

Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús, 29º sucesor de San Ignacio de Loyola, participó en la comisión nombrada por el Papa para escribir el informe final del Sínodo. Tiene el aire cansado, pero sonríe. “También el Papa estaba contento. Los resultados fueron buenos. Enseñé Teología en Japón y se que es preciso repetir mucho las cosas para que sean escuchadas. Francisco sabe de esto. Y, ahora, creo que del Sínodo saldrá una Iglesia con los oídos más aguzados, y esto es bueno porque podrá traducirse en medidas concretas en las parroquias y será una ayuda para la comunidad cristiana”.

La entrevista es de Gian Guido Vecchi, publicada por el Corriere della Sera, el 26 de octubre de 2015.

Lea la entrevista.

Al comienzo del Sínodo, usted decía: Francisco podría andar más rápido, pero no quiere hacer esto solo, la Iglesia necesita tiempo. ¿Y ahora?

El hecho de que el informe final haya sido aprobado, que todos los puntos hayan superado los dos tercios, es importante. Es un documento que deja las manos libres para que Francisco actúe. El Papa puede hacer lo que considera bueno, oportuno y necesario. En la mente de todos los miembros de la Comisión, existía la idea de preparar un documento que dejase las puertas abiertas, de tal modo que el Papa pudiera entrar y salir, o sea, hacer lo que considerase mejor.

El cardenal [austriaco Christoph] Schönborn decía: la palabra clave del documento es ‘discernimiento’…

Pienso que es el efecto de este Papa. El discernimiento es capital en la mente de San Ignacio y Francisco es muy ignaciano. La palabra ‘discernimiento’ apareció muchas veces, en la presentación, en los grupos y también en el texto final…

¿Qué quiere decir “discernimiento” en las “situaciones irregulares”, como los divorciados y vueltos a casar excluidos de los sacramentos?

La recomendación del Papa es de hacer teorías, por ejemplo, no colocar a los divorciados y vueltos a casar todos juntos, porque los sacerdotes tendrán que ejercer el discernimiento caso por caso y ver la situación, las circunstancias, aquello que ocurre, y, a partir de todo eso, decidir una cosa u otra. No hay teorías generales que se traducen en una disciplina férrea impuesta a todos. El fruto del discernimiento quiere decir que se tiene en cuenta cada caso y se busca encontrar salidas de misericordia.

Ahora la palabra pasa a Francisco, ¿no es así?

Sí. Habrá una exhortación apostólica del Papa. No creo que tarde un año, como ocurrió en otros Sínodos y con otros papas. Un año es demasiado tiempo. Los entendidos en management me dicen que, si pasan ocho meses sin que se diga nada, las personas vuelven al punto de partida, y entonces es preciso rehacer todo el proceso. Creo que Francisco será más rápido.

¿Qué le parece que va a ocurrir?

Pienso que una cosa siempre frágil, en la Iglesia, es el “follow up” [retorno, confirmación]. El fruto del Sínodo no puede ser un documento, aunque sea muy bueno. El fruto es práctico: lo que se hace, lo que ocurre en la situación pastoral, en las parroquias, cuando las personas van allá con sus problemáticas. Es allá que se ve. Para mí, el “follow up” ideal consistiría en sínodos particulares: cada uno de los obispos vuelve a casa y hace un sínodo con sus diocesanos, sacerdotes y laicos, para evaluar el modo hasta ahora seguido y examinar otras posibilidades.

¿Cuál fue el cambio más importante ocurrido en el Sínodo?

Francisco no quiere una aplicación mecánica de la ley, la defensa de la letra y no del espíritu. Éste no es el modo de actuar de la Iglesia. Él mismo nos habló de los corazones cerrados, que se esconden detrás de la enseñanza de la Iglesia y se sientan en la silla de Moisés para juzgar a los heridos. Al contrario, es preciso buscar, con compasión y misericordia, encontrar nuevos caminos para ayudar a las personas. Un discernimiento de la situación concreta, que vea antes que nada a las personas, y después los principios. Éste es el más fuerte aliento para los sacerdotes, para que no sean funcionarios: no, no son funcionarios. Ellos tienen un trabajo de discernimiento que hacer. San Ignacio quedaría muy contento al ver que el discernimiento entró en la Iglesia. Y también el Papa Francisco estaría muy contento.

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