Por Rafael Duarte
“Prometeo robó el fuego a los dioses y se lo dio al hombre. Por ello, fue encadenado a una roca y torturado por toda la eternidad”.
-Adaptación de un verso del Mito de Prometeo (Oppenheimer, 2023).
A principios de los años 40, el físico nuclear Werner Heisenberg, perteneciente a las filas del nacionalismo alemán, comienza a desarrollar un programa atómico para tener ventaja sobre sus enemigos y ganar la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, sus intentos fracasan.
A sabiendas de ello, Estados Unidos y sus aliados en Europa deciden disuadir la amenaza, creando en secreto un programa similar. Lo llaman Proyecto Manhattan, cuyo objetivo principal será hacer un arma de destrucción masiva, capaz de poner fin a la conflagración bélica.
Basada en el reconocido premio Pulitzer, American prometheus de Kai Bird y Martin J. Sherwin, Oppenheimer (2023) es la más reciente película de Christopher Nolan, que nos ofrece desde el retrato biográfico, el ascenso y descenso de uno de los mejores físicos del siglo XX.
En la cinta, el director de filmes como Memento, Interestelar o Tenet, nos va adentrando en un periodo claro-oscuro en la vida de J. Robert Oppenheimer, para mostrarnos su carrera científica, sus confusos amoríos, el desarrollo de la bomba nuclear y su atormentada vida social.
Para darle vida al personaje principal, Nolan apuesta por el actor irlandés Cillian Murphy quien, apropiándose de las complejidades personales y profesionales del inventor, nos dejará una actuación magistral que terminará siendo icónica e hipnótica de principio a fin.
Pero la versatilidad del actor de películas como Batman Begins, Dunkerque e Inception, que también son del cineasta británico-estadounidense, no solo destaca en la cinta, también resalta la actuación de Emily Blunt y Robert Downey Jr., quienes hacen un trabajo digno de aplausos.
Así, desde una narrativa no lineal, que el director distingue con escenas en blanco y negro, y en las que usa el formato IMAX, la cinta nos muestra distintos momentos de la vida del científico, los cuales van quedando bien enmarcados desde la fotografía que hace Hoyte Van Hoytema.
Y es que el holandés, mezclando escenas sombrías con otras de mucha luz, va jugando con planos medios y generales para contrastar los conflictos, que Ludwig Göransson acompañará muy bien a través de los instrumentos de cuerda, con los que crea una atmósfera de drama y tensión.
Si bien tales elementos hacen que sobresalga la estética del filme, Nolan no solo se queda con ello, sino que se apropia de la crudeza del momento histórico y de la compleja personalidad del académico para dejarnos un guión reflexivo y disruptivo que nos mantendrá en vilo durante tres horas.
De este modo, y sin caer en la parafernalia técnica, el cineasta construye un thriller histórico a través de una adaptación muy inteligente que, apoyada en el argumento científico, nos hará conscientes de los peligros del átomo y de quienes controlan el poder político y social.
Con todo ello, la cinta del ganador del Premio Britannia 2011, consigue el reconocimiento de la crítica especializada, que según portales como Rotten Tomatoes e IMDB, le otorgan un 94 % de 100 %; y un 8.7 de 10 puntos respectivamente, valorando a la película como bastante buena.
Sin duda, Oppenheimer no solo es un filme biográfico, sino, más bien, una obra reflexiva y evocativa que además de rememorarse el poder de la bomba atómica, nos recuerda la responsabilidad ética y moral que debe tener la ciencia y la política cuando desafían los límites de la verdad.
