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Minerva Vitti: “Hay una especie de racismo estructural en Venezuela hacia los indígenas”

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Foto: cortesía de Minerva Vitti.

Por Joelnix Boada*.

Minerva Vitti es una periodista caraqueña graduada de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que desde su paso por el Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica (SJR-LAC) se ha interesado por investigar, visitar y narrar las historias de los pueblos indígenas de Venezuela y Latinoamérica.

Investigadora del Centro Gumilla y exjefe de redacción de la revista SIC, ha escrito para los medios Armando.Info, Historias que laten, y para la ONG defensora de derechos humanos Provea. Pero su más reciente trabajo es La fuerza del jebumataro: historias de despojo y fortaleza de la Venezuela indígena, una recopilación de diez años de exploración, investigación y convivencia con pueblos indígenas de Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro, Zulia y algunas partes de Latinoamérica.

El libro consta de cinco capítulos en los que se encuentran relatos, crónicas y reportajes de investigación de las poblaciones Wayúu, Warao, Pemón, Jiwi, Piaroa, Yukpa, Yekuana, Eñepa, Barí, Sanema y Jodi. También cuenta con mapas para entender mejor dónde están ubicadas y sus conflictos socio-ambientales.

Su nombre hace honor al jebumataro: una maraca sagrada llena con piedras de cuarzo que usan los wisidatu –chamanes warao– para alejar los males y sanar las enfermedades. A propósito, comenta Vitti:

La idea de colocarle este nombre al libro es para hacernos conscientes de que, así como muchas de las historias que están ahí son de dolor, de indignación y de tristeza por todo lo que está ocurriendo, también tenemos el poder de sanar como lo hacen los pueblos indígenas que tienen la fortaleza anclada a su cultura.

Fue bautizado en Caracas en noviembre de 2019 de una forma muy particular para conectar al público con la cultura indígena. El audio de un canto warao chamánico llamado Joa warayaja (espíritu sanador de dolores) y una maraca amenizaron el momento.

El libro se puede conseguir en la UCAB Caracas y en el Centro Gumilla. Las personas que están lejos de la capital y desean tener información del texto podrán escribir al correo documentacion@gumilla.org.

¿Cómo empezó todo?

El interés de Vitti por estos temas comenzó en el 2010 cuando realizó un viaje de tres meses por Venezuela, Colombia, Panamá, República Dominicana y Haití para hacer un proyecto audiovisual con el Servicio Jesuita a Refugiados para Latinoamérica y el Caribe (SJR- LAC), donde trabajaba como encargada de comunicaciones.

Recuerda que en marzo de 2010, en Panamá, entró en contacto con indígenas de la etnia Emberá, quienes se encontraban en Jaqué y Puerto Piña, una región selvática de ese país, tras huir de Colombia por la masacre de Juradó a finales de los años 90. Para entonces estaban solicitando estatus de refugiados.

Al volver a Venezuela, en octubre de 2010, el jesuita José María Korta, quien estaba muy comprometido con la lucha de los pueblos indígenas, hizo una huelga de hambre en Caracas por la demarcación de los territorios, el respeto a la jurisdicción indígena y por la liberación del cacique yukpa Sabino Romero, quien se encontraba preso.

La periodista cubrió esa huelga para el SJR y terminó yendo con los indígenas a la que era la sede de Causa Amerindia Kiwxi, acabó viviendo ahí varios días “lo que me habían encomendado para un día yo sentí una energía y unas ganas de conocer, convivían indígenas de toda Venezuela y de distintas etnias”, recuerda que conoció a personas de las etnias Yekuana, Pemón, Yukpa y Warao.

Con base en esas experiencias, decidió escribir el primer artículo para la revista SIC del Centro Gumilla en el 2011. Luego Provea la contactó para que escribiera el capítulo de pueblos indígenas de su informe anual y lo realizó cuatro años.

Durante ese tiempo estaba en contacto con las comunidades, pero no físicamente; aunque empezó a escribir en el 2011, el contacto físico comenzó en 2015 cuando visitó San Francisco de Guayo, a nueve horas de navegación desde Puerto Volcán, estado Delta Amacuro.

Estuvo con los warao, luego con los yekuana, quienes en 2016 la invitaron a una de sus asambleas: “algo interesante porque ahí generalmente no hay personas que no sean indígenas y son ambientes muy masculinos, muy pocas son las mujeres que tienen derecho de palabra y yo estaba ahí”.

Las tres etapas

Vitti describe este proceso en tres tiempos fundamentales. El primero fue desde la indignación y la impotencia, al ver todas las injusticias que se cometían contra las comunidades indígenas. Por eso se enfocó en denunciar sus demandas, como la demarcación de los territorios “que es fundamental porque ahí es donde ellos pueden desarrollar sus costumbres, su idioma y cultura”, precisó.

También veía que se violentaba el derecho a la consulta previa, libre e informada. Afirma la autora:

[…] se desarrollan proyectos de muerte, proyectos extractivistas, que no solo tienen que ver con la minería sino con la tala de árboles, la contaminación de sus aguas, sin la consulta de ellos, que es algo que está estipulado, y la violación al derecho de la salud y el derecho a la educación intercultural bilingüe.

El segundo tiempo es cuando procesa que en la Constitución se establece que se debería tener una democracia intercultural y multilingüe, sin embargo “nada de esto se respeta, existe como una fobia o un racismo estructural en Venezuela hacia lo diverso”.

El tercer momento llega casi diez años después, cuando se da cuenta de que los indígenas para ella no son números, son rostros y amigos, y no solo la denuncia es importante sino también comunicar su diversidad cultural.

Aquí pasa algo muy grave, y es que los indígenas solo son noticia cuando hay una catástrofe, masacre o epidemias. Nos cuesta mucho conectarnos con sus aportes, la mayoría de los medios de comunicación no ven la importancia de eso, los que llevan estas documentaciones son ONG o iglesias.

Comenta que hay un gran desconocimiento que viene desde la formación escolar donde enseñan pocas etnias cuando en el país hay aproximadamente 53 pueblos indígenas. Para Vitti la mirada que se tiene hacia ellos es la del indígena pobre “y el indígena no es pobre, lo han empobrecido porque le han quitado sus medios de sustento”.

Próximos planes

Minerva Vitti sueña con presentar su libro en los territorios donde se inspiraron las historias. Ir a Bolívar, Delta Amacuro, Amazona y Zulia, y llegar a personas que no están sensibilizadas con el tema.

También quiere seguir investigando, pero esta vez desde la mirada intercultural, las historias ancestrales, el buen vivir y otros elementos que pueden proporcionar los pueblos indígenas a la reconstrucción de una democracia intercultural que, según ella, es hacia donde la sociedad debe apuntar. “Para mí este libro ha sido reencontrarme con mis raíces y es un proceso que continúa, quisiera tratar de comunicar todos los aportes de ellos sin dejar a un lado las denuncias”.

*Periodista del Correo del Caroní.

Fuente: Revista SIC Marzo 2020 | N° 822

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