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Más del 76% de quienes huyen hacia Brasil envían remesas a su familia en Venezuela

Migración
Foto: Archivo WEB

Por Carlos Zapata.

Naciones Unidas publicó los resultados de la primera Matriz de Seguimiento de Desplazados sobre el flujo de venezolanos en la nación carioca. El informe brinda detalles de la situación de los desplazados en Boa Vista, capital de Roraima; y Pacaraima, en zona fronteriza

“Familia, los amo mucho. Ya en Brasil”, escribe Milagros Palma. “Señores, ya en Brasil. ¡Esto es otro mundo!”, presume Rafael Reina. “Gracias a Dios. Ya en Manaos con mi princesa… De ahora en adelante, a echarle ganas”, exclama Moisés Caraballo. Los tres forman parte de una realidad que no se detiene: un flujo migratorio que continúa a ritmo agigantado debido a la crisis humanitaria que se vive en Venezuela.

Más de la mitad, el 57% de quienes se encuentran en la nación carioca, no tienen empleo. Del resto de ese grupo: la amplia mayoría (82%) trabaja en el mercado informal. No obstante, pese a la pobreza que les aflige y las dificultades que se encuentran en su nuevo país, más del 76% del total envía remesas a sus familias en Venezuela.

Los hallazgos corresponden a la OIM, que en su calidad de Organismo de las Naciones Unidas para la Migración, hizo públicos los resultados de la Matriz de Seguimiento de Desplazados acerca de los flujos de venezolanos en el estado de Roraima, en Brasil, particularmente mediático por una serie de hechos polémicos que incluyen la muerte de una bebé, vinculada con xenofobia.

Tanto en Roraima como en Amazonas trabaja sin descanso Conectas, una organización civil sin fines de lucro que se autodefine como un equipo dedicado a “proteger y ampliar los derechos de todos, especialmente de los más vulnerables”.

No están solos. Abunda la solidaridad en el proceso de acompañamiento a los venezolanos que llegan al país de la samba; desde el Servicio Jesuita de Refugiados, la red mundial Cáritas, el personal de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Pastoral Universitaria hasta el Centro de Derechos Humanos e Inmigraciones.

Huyen en busca de alimentos

La mayor parte de los venezolanos entrevistados (más de dos tercios) que cruzaron la frontera norte integran a personas en edad laboral: 25 a 40 años. La mayoría son de sexo masculino. ¿La razón? Jóvenes y padres de familia parten solos en la búsqueda de mejores perspectivas económicas para rescatar luego al resto, o enviarles ayuda desde el exterior.

Al menos la mitad admite que Brasil es su país de tránsito: desean viajar hacia el sur, con rumbo a Chile y Argentina. Todos coinciden: cerca de dos tercios argumentan razones económicas o laborales como los principales motivos por los que huyen de la Venezuela de Nicolás Maduro. Un veinte por ciento acusa como razón la falta de alimentos, servicios de salud o tratamiento médico necesario para sobrevivir.

Los entrevistados afirman tener acceso a servicios básicos, excepto educación. Entre quienes manifestaron dificultades con ello, admitieron que no poseen documentación. También hay otros elementos oscuros y menos publicitados: ¡Son explotados! El 83% de las personas recibieron menos del salario mínimo por su trabajo. Y aunque en un porcentaje ínfimo, algunos aseguran que recibieron un monto inferior al acordado, o incluso nada.

Aun así, parte de cuánto ganan lo envían a su país de origen: el 85% en forma de dinero, el 14% convertido en alimentos y el 1% en medicinas. La modalidad preferida para las remesas es la transferencia informal, pues en la nación sudamericana funciona un control de cambio que convierte en ilegales las transacciones con “dólar negro” o paralelo.

El 16% llega por medio de conocidos, el 4% por otras vías (incluidos los taxistas) y solamente un 4% lo hace a través de transferencia formal, aunque ello implique la devaluación de la ayuda hasta en una décima parte de su valor en el mercado paralelo, excepcionalmente distorsionado y severamente afectado por una hiperinflación anualizada que supera el 13000%.

Principal ayuda es por vía religiosa

Otro dato de particular importancia es la ayuda. Si bien llega por distintas vías, lo cierto es que la amplia mayoría sólo percibe el de las instituciones religiosas: más del 70%, al que se suma un 8% de organizaciones internacionales.

Aunque comen más, también pasan hambre. En Brasil, el 37% de los venezolanos consume menos de tres raciones diarias de comida por día. El 29% come dos veces, el 9% solamente una. Sin embargo, el escenario es más alentador que el que consiguen en su tierra natal, si se tiene en cuenta que en el país sudamericano, más del 80% está subalimentado y 4 de cada diez comen de la basura, de acuerdo con los estudios de la red social de la Iglesia Católica, Cáritas.

Se trata de personas con deficiencias de salud. ¡La cifra es dramática! El 97% admite que sufre “algún tipo de dolencia crónica”. De ese porcentaje, el 45% sufre asma, cáncer o epilepsia, dolencias para las que no hay medicinas actualmente en Venezuela. Casi un tercio, el 31%, declararon tener problemas de hipertensión arterial, mientras que el 16% sufre diabetes.

Consiguen medicinas

Por fortuna, en la nación de acogida consiguen buena parte de lo que llegan buscando: el 92% reporta tener acceso a la alimentación, el 71% a una habitación básica, el 73% al agua potable, el 77% a servicios de salud, el 70% a saneamiento básico. La única tarea pendiente, de acuerdo con el reporte, es la educación; con 45% de acceso y 36% de bloqueo.

Xenofobia, violencia y discriminación son las sombras que aún les persiguen. Al menos 28% de los venezolanos han sufrido algún tipo de ataque: 81% de forma verbal, 16% en forma de violencia física y 2% como violencia sexual. En la casi totalidad de los casos (96%) la razón fue la misma: su nacionalidad.

El informe es el primero de una ronda de encuestas de campo que se llevó a cabo en coordinación con el Gobierno de Brasil por medio de su Ministerio de Derechos Humanos. El objeto fue compilar para su análisis elementos que sirvieran como evidencia para una mejor comprensión y atención de los flujos de venezolanos.

El trabajo incluye información demográfica, acceso a servicios y protección, datos de movilidad y de la situación laboral, gracias a información recopilada entre el 25 de enero y el 8 de marzo de 2018 a través de más de 3.500 entrevistas en Boa Vista y Pacaraima.

Fuente: es.aleteia.org

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