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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Iniciativas parroquiales ante la cuarentena

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Foto: Comunidad La Vega, Caracas.

Por Lucy Peña.

En medio del Covid-19 y la cuarentena, surge la interrogante: qué podemos hacer cómo Iglesia, de qué manera ayudarnos en medio de nuestros limitados recursos, cómo ofrecer un “hilo” de sí mismo para tejer una estancia activa y de aprendizaje.

Es así como se diseñó esta metodología accesible a todos. Se trata de un grupo de Whatsapp que intercambia sus reflexiones, guiadas por un material claro, preciso y agradable.

Desde un rincón del llano venezolano, en un pueblo llamado Tinaquillo, surgió la iniciativa que, al ser vista por el Padre Alfredo Infante s.j. -párroco de San Alberto Hurtado en La Vega, Caracas- creyó y optó por ella, y emprendió la promoción entre sus feligreses, logrando buena aceptación. Todos con gran expectativa ante la propuesta formativa desde casa y vía Whatsapp.

En esta cuarentena las más afectadas han solido ser las mujeres a quienes, de manera doble o triple y por múltiples razones, les ha tocado soportar con rigor este tiempo. No tienen espacio para sí mismas. Sin embargo, la mayoría cuenta con un teléfono inteligente, porque debido a la migración de familiares y amigos, para el habitante del barrio estar comunicado se ha convertido en un recurso de primera necesidad. Aun así, otras personas no pudieron realizar el curso por falta de teléfono móvil.

Iniciamos presentándonos, con unos breves trazos de cómo nos definimos.

Las mujeres dicen de sí mismas:

“Soy una mujer alegre, generosa, perseverante, paciente, inteligente y analítica. Insegura algunas veces. Débil al dejarme llevar por la tristeza. Despistada y torpe. Luchadora social, amante de la justicia.  Honesta, responsable, sencilla, amo lo que hago y me apasiona mi trabajo. Soy leal, discreta.  Siento que he ganado otra familia con todas las personas que he conocido en la parroquia San Alberto Hurtado. Me gusta estar en constante aprendizaje y transmitir mis conocimientos a quienes lo deseen. Tímida, proactiva, servicial, protectora. Ordenada. En mejora continua a nivel físico, emocional, intelectual,  y espiritual. Silenciosa, amorosa, emprendedora, respetuosa, trabajadora. Buena hija, madre y amiga. Tolerante, amigable, honrada, pragmática. Me gusta trabajar en equipo. Organizada, soñadora, justa, guerrera, empoderada, arriesgada, espontánea, mujer de esperanza. Atenta, contemplativa, resiliente y agradecida, irritable, con falta de confianza en mí. Optimista, apasionada. Disfruto de mi propia compañía. Me gusta la soledad y tranquilidad.  Paciente, caritativa, poco expresiva. Madre sobreprotectora y abuela amorosa. Líder de mi familia. Busco siempre la unión familiar. Amo la naturaleza. Disfruto de la vida, la playa, la montaña, la risa.

Los hombres lo dicen así:

Soy una persona que me gusta aprender de las cosas buenas, soy sencillo y trabajador. Persona justa, amante de la familia, sociable y carismático. Una persona que quiero hacer el esfuerzo por convertirme en mejor persona y no ser un obstáculo en el camino del prójimo. Soy una persona que, generalmente, estoy sonriente, me gusta lo que hago, soy más de actuar que de hablar, por eso paso por ser tímido, respetuoso con mi prójimo y amo mi profesión.

Del Antiguo Testamento se escogieron algunas mujeres, fuimos actualizando los temas centrales del texto con realidades actuales. Por ejemplo, al hablar de Agar, la esclava egipcia y mirar su entorno y situación de aquel tiempo, nos detuvimos también en nuestras esclavitudes actuales, llegando a nombrar las siguientes:

Las mujeres esclavas en casa, se les priva de superarse, confinándolas solo a ser la que atiende la casa, frenando sus ilusiones. Esclavas de sus esposos e hijos. No tienen la fuerza de decir ya basta. Mujeres que no pueden compartir con sus amigas porque de parte de su pareja hay sometimiento emocional. Conociendo las andanzas de su compañero se quedan calladas y aguantan hasta maltratos físicos. Mujeres forzadas a servir en trabajos bajo amenazas, atrapadas en burdeles, sometidas  a matrimonios forzados, esclavas de parejas y de trabajos no deseados. Violencia de género, explotación sexual mediante redes sociales, agencias de modelaje, novios por la web, empleadas domésticas encerradas. La mayoría de trabajos domésticos cae sobre las mujeres, secuestros y violaciones quedando embazadas,  fábrica de drogas, alcohol, mendicidad forzada, trabajos detrás de las puertas cerradas, matrimonio infantil. Falta de alimentos y medicinas que obliga a vivir esclavizadas, haciendo colas para comprar productos, gas, buscando tobos de agua. También la obsesión por alcanzar estereotipos de belleza impuestos por el ideal de la industria, la moda, los cosméticos y el cine.

Fuimos descubriendo cómo en nuestro entorno se está haciendo algo por superar estas esclavitudes. Por ejemplo, el trabajo que hace Fe y Alegría con las Madres Promotoras de Paz y las escuelas para padres. Caritas, el Servicio de Jesuitas a Refugiados, la casa de oficios María Micaela. Esto permitió conocer lo que tenemos en nuestro entorno y lo que nos falta por contactar,  participar e impulsar.

Nos acercamos al misterio de ver cómo Dios oye al inocente, pero otras veces no, y ante nuestra impaciencia y desconcierto, se coloca a su lado y padece junto a él.

Al hablar de Sifrá y Puá, parteras egipcias, a quienes se les exigía, por orden del faraón,  dieran muerte a los niños varones, vimos su nivel de fortaleza y convicción para llegar a la desobediencia organizada, junto a ellas reflexionamos en torno al tema del aborto y la defensa de la vida.

Algunas de las expresiones del grupo fueron:

“La vida es como el agua que busca su cauce, seamos canales por donde fluye la vida…”

Caímos en cuenta que: Todos los que estamos en este grupo somos defensores  activos de la vida, como mínimo en nuestra interacción diaria con el prójimo”. Defendemos la vida cuando educamos en escuelas y familias, cuando enseño y ayudo a otro”.

Uno de los hombres del grupo nos dijo: “Ayudo a mi esposa en un comedor para los niños”. Hermoso modo de defender la vida de los niños y la de su esposa, apoyándola en su proyecto y no siendo obstáculo, además es una gran ayuda para sí mismo haciéndose más prójimo y hermano.

Algunas comparten su experiencia de haber sido parteras de verdad, porque no llegaron a  tiempo al hospital y les tocó ayudar a su vecina en el parto en pleno camino. Otra nos decía que defendió la vida al aconsejar y no permitir que una amiga abortara.

Nos dimos cuenta que: Ya al ser madre eres defensora de la vida”. Esto mismo deberían sentir los papás de esos bebés.

Algo siempre presente fue ver que nuestro compromiso con la vida no sólo es entre los seres humanos, sino “respetando la vida de animales y plantas”, así también respetamos la vida de Dios.

Al abordar el tema del aborto, se decía: “Un hijo es una bendición de Dios”. Sin embargo, para muchas mujeres se convierte en un tormento. “El aborto es una fuerte decisión”, las mujeres lo pasan mal: “No deben vivir en paz, sino con tristeza, miedo…”. Ese hecho “marca su vida para siempre”, es producto de “tomar una decisión desesperada”.

Y nos pasa: “Me cuesta pensar que una vida no pueda llegar a su término”, es así, nos cuesta. Sin embargo, ha sido reconfortante coincidir en no juzgar con las fórmulas de siempre que discriminan y condenan a la mujer, sino saber que cada caso debe ser tratado en su singularidad, que debemos acompañar antes y después, sobre todo antes, para que toda vida sea bienvenida. Dios nos ayude a ayudar con misericordia y justicia, como lo haría Jesús de Nazaret.

Nombramos proyectos que defienden la vida, los que ya conocen o pueden conocer desde ese momento: Cecodap; Campaña “Si vas aprisa, qué ganas”; Programa “Yo decido”; Profan y Plafam; Casa de alimentación “La isla”; Prevención social del CICPC; Grupos en pro de los animales; Proyectos de deportes y cultura; Comités de DDHH; Asociación CAUCE; Voces vitales de Venezuela; Proyecto de alimentación Betania; Fundación del Buen Samaritano del padre Vicente Manzini; Hogar Bambi.

Nos acercamos a la mujer bíblica Rahab y a la realidad actual de la prostitución y la trata de personas. Vimos a la mujer bíblica Miriam y a Ana, su fe y en la actualidad nuestra participación en la comunidad parroquial y en la familia. Nos hicimos muchas preguntas en torno al modo cómo estamos siendo cristianos hoy, y sacamos algunas convicciones sobre la necesidad de tomar postura ante nuestra fe y sociedad. Cada reflexión nos ayudó a concluir con una orientación de compromiso definido y concreto.

Otra de las actividades ha sido escribir en torno a lo que haremos cuando pase la pandemia. Quizás cuando pensamos en una meta, en el final de las cosas, nos motivamos a vivir el presente y, ese deseo, nos da fuerzas para seguir con los pies en la tierra, poniendo todo el empeño para llegar a esa tierra prometida, tal como lo hemos visto en esas mujeres que hemos estudiado estos días. A todas les movía una esperanza próxima, una meta, un deseo, un reto, una profecía visionaria, un sueño…

Así es como nos dimos a la tarea de elaborar nuestras propias frases de esperanza. En conjunto, han quedado así:

¡No te rindas Venezuela!

¡No te rindas Venezuela! Cuando pasen los malos tiempos y vengan los buenos, seremos testigos del renacer de un nuevo comienzo. Los besos, los abrazos y los acercamientos dejarán de ser mortales. Comprenderemos que nuestras vidas son tan frágiles como un vaso, sino la cuidamos.

¡Mi País amado! no pierdas la esperanza, volveremos abrazarnos y a cantar a coro nuestro canto “Venezuela”, el sol volverá a tostar nuestra piel, y la brisa de los mares acariciará de nuevo nuestros rostros…

¡Mi País amado! no pierdas la fe, un beso, una palmada y una sonrisa volverán a ser el saludo entre los venezolanos…

¡Mi País amado!  Cuando pasen los malos tiempos y vengan los buenos, volverá la tierra a dar frutos, la aurora volverá alumbrar el camino de los trabajadores que con su sudor te sacan adelante, las escuelas con las puertas abiertas volverán a recibir a los niños que se preparan para ser el futuro de libertad gloriosa que nos aguarda…

¡Mi País amado! El olor a café y las arepitas con queso serán de nuevo el despertar de todos los que con fe y esperanza esperamos los buenos tiempos…

¡No te rindas Venezuela! El cielo volverá a pintar nuestra bandera, se escucharán de nuevo los gritos de los libertadores y saldremos victoriosos… porque una mejor vida nos espera. Por Ingrimar Aceituno.

Bendice las obras del corazón bueno

¡Bendice las obras del corazón bueno! A la madre que se levanta en la mañana, acariciando con una sonrisa,  abrazando con un café caliente y el desayuno para su familia…

A los hijos que cuidan de sus padres y no les causan desdichas, que en su vejez les consienten y llenan de alegría sus vidas…

Al niño que, con su ternura, toca siempre nuestra vida recordándonos que  siendo como ellos, comprenderemos la vida…

Al joven que lucha por el mañana, perseverando cada día, marcando la diferencia  y siendo para otros guía. Ése que mira en el futuro una nueva forma de vida, con ideas maravillosas, transformando a donde mira.

Al anciano sabio y noble, que ayudó a construir vida. Que con todas sus experiencias, la vida del otro ilumina.

Al que día a día educa y en el otro sueños forja, dándole empuje a sus sueños, como un barco mueve las olas…

El que cuida y acompaña y así endulza las horas de desdicha y soledad amarga de quienes pasan por esas horas…

Al que con sus manos sana la vida, del que ahora se desploma. Dándoles sanidad, alargándoles un poco más sus horas.

A los que luchan por el otro, sin importar cuántas sombras se interpongan en el camino,  ¡eso no importa!  Defender siempre será la proa.

De lo que hay en el corazón no sólo habla la boca, hablan también tus manos y lo que haces, habla todo lo que obras. Amén. Por Zoriam González.                                                                   

Agradecida

Cuando la peste pase, con la mirada al cielo, lloraré agradecida Abrazaré a mi esposo y juntos caminaremos hacia la nueva oportunidad que nos da el Supremo…

Visitaré a mi madre la estrecharé hacia mí, besaré su frente con frenesí. Caminaré a mi trabajo, miraré a la gente, pediré a Dios su conversión para siempre…

Al llegar a la escuela me encontraré con los míos y a la puerta correré para abrazar a los niños…

Y seguiré orando por los inmigrantes, esperando a mis hijos sonrientes y radiantes. Por Ingrid Maldonado.

Cuando todo esto pase

Cuando todo esto pase, quedará el recuerdo bañado de dolor y alegría, quedará la certeza de que no todo está perdido…

Cuando todo esto pase, nos reencontraremos con aquellos a quienes queremos, con los que compartimos, con los que vivimos, con los que nos hacemos más humanos, más cristianos, más hermanos…

Cuando todo esto pase, cantaremos a la esperanza, a la alegría y elevaremos miles de plegarias de agradecimiento al Dios que nos habita, que nos alimenta, que nos protege, que nos guía y alivia…

Cuando todo esto pase, habremos aprendido la importancia de aprovechar el tiempo con nuestros seres queridos, con nosotros mismos…

Cuando todo esto pase, habremos descubierto la importancia de un abrazo oportuno, lo sutil y tierno de un beso, la energía que trasmite un apretón de manos, lo edificante de una palmadita en la espalda, lo reconfortante de espacios de tertulia, de reír a carcajadas e ir conversando con el uno y con el otro, durante todo el día…

Cuando todo esto pase, cantáremos himnos de alabanza y valoraremos nuestra casa común, que es la tierra, nuestra Pacha Mama…

Cuando todo esto pase, tú y yo seremos diferentes, habremos crecido en la fe, en la esperanza, el amor y sobre todo en conciencia…

Cuando todo esto pase, miraremos diferente la vida en todas sus expresiones, valoraremos el tiempo mío, tuyo y nuestro…

Cuando todo esto pase, nos juntaremos los de aquí, los de allá y gritaremos de alegría porque vencimos al enemigo, por nuestra fe, por nuestra buena acción, por nuestra oración…

Cuando todo esto pase, tu vida y la mía tendrán otro sentido. Amén. Por Yira infante S.

Buenos cristianos

Como buenos cristianos, bajo la promesa de la fe, esperamos como hermanos la llegada del bien…

El bien que vence la tristeza y la pandemia también…

Con Dios nuestro Señor esperamos que, con su amor, nos dé la fortaleza cristiana, como se la dio a Moisés para vencer al tirano y encontrarnos otra vez… Por Ana Fernández y Calixto Brazón.

Todos somos uno    

Mientras todos piensan en lo material, hay personas que piensan en el bien de todos. Todos tenemos que ayudar al prójimo en estos tiempos de virus, guerra y terremotos, siempre hay que tener fe en el que nos creó y ayudarnos entre todos para así tener el bien de nuestro país. Todos somos uno. Por Nallarit González.

Humildad

Seremos más humildes y agradecidos, ayudando al familiar y al amigo apreciaremos más las cosas sencillas de la vida y veremos con fe y esperanza el futuro.

Después de esta experiencia dolorosa, a Dios lo veremos más vivo.  Por Carlos Gory.

Cuando pase la tormenta

Cuando pase la tormenta y se pueda dar la mano te abrazaré fuertemente amigo mío, vecino, hermano

Cantaremos alabanzas, alabanzas a Jesús, por un mundo más unido, por un mundo con más luz. Por Eva López.

Agradecer la vida

Cuando pase la tormenta, no olvidaremos que somos vulnerables, que la ciencia y la tecnología no saben todo, que hay preguntas sin respuestas, que necesitamos ser humildes y agradecer la vida y el encuentro. Por Adle Hernández.

Fortaleza

Cuando pase la tormenta me postraré a los pies de mi Dios amado y le daré gracias por habernos salvado. Mientras más fuertes sean las pruebas, más fuertes serán las victorias, y cuando pase esta pandemia, para Dios será la gloria…

Cuando pase la tormenta y el mar esté en calma caminaremos juntos, hasta donde el viento nos alcanza. El mundo está cambiando, los mares se está limpiando, los bosques creciendo, los animales naciendo y yo a Dios le estoy pidiendo que haya un cambio para todo esto…

Y, cuando pase la tormenta, vendrá luego la calma y una lluvia de bendiciones llenará Dios nuestra alma.        Por Yannice Alcalá.

Cuando pase la tormenta ya no seremos los mismos. Algo habrá cambiado y será colectivo…

Cuando pase la tormenta, los corazones dirán agradecidos, ¡Cuánta dicha sentiremos con Jesús buen amigo!…

Cuando pase la tormenta, habremos reconocido que sólo Dios sana y limpia nuestros caminos. Por Isabel Mora.

Un nuevo amanecer

Cuando la tormenta pase, debemos haber aprendido, que más allá de lo material es una dicha estar bendecidos…

Cuando la tormenta pase, debemos reconocer que a la madre naturaleza debemos todos querer…

Cuando la tormenta pase, debemos seguir firmes  con Dios presente en nuestras vidas, en cada nuevo amanecer… Por Flor Fuentes

Sin rencores

Cuando la tormenta pase, nos abrazaremos con amor y sin rencor, porque juntos lograremos acercarnos a Dios…

Cuando la tormenta pase, te diré lo mucho que extrañé los saludos que en la mañana nos dábamos, sin temor a enfermarnos. Por Yermanes Quero.

Agradecer

Cuando pase la tormenta, agradeceré lo vivido, porque fue una oportunidad de valorar lo que tengo  y valorar a tanta gente que me acogió en momentos difíciles. Y me tendió la mano, a mí y a toda la familia, cuando más necesité.

No me cansaré de bendecir a tantas personas que estuvieron a mí alrededor  y aprendí mucho de ellos, por eso le digo a mi Dios: gracias, gracias, gracias. Por Marta Piñango.

Justicia

Purificados con el agua mansa y humilde quedaremos puros, inundados de un espíritu nuevo. Gritaremos de alegría, nuestros huesos danzarán al son del arpa y las maracas. Celebraremos la vida y honraremos la valentía del caído…

Tendremos un espíritu firme y generoso, no veremos el mal del otro. Seremos un prodigio para muchos, pues hemos sido creados a su semejanza. Él seguirá siendo nuestra esperanza y publicaremos todo el día su justicia…

La justicia será palpable en nuestras naciones y con ella quedarán avergonzados los que buscaban nuestra desgracia. Por Franyelin Cardoza.

Vida

Cuando pase la tormenta, la lección habrá sido que más vale un abrazo que mil autos y castillos…

Honraremos más el aire, los animales y los ríos, porque fueron los que supieron cómo reírse del virus…

Y seguiremos amando, cada día más a los seres queridos, porque la vida es una sola y sólo dura un suspiro.  Por Eliana Fuente.

Mientras tanto

Y mientras atravesamos esta tormenta, mientras no llega ese final que anhelamos, hemos de tener paciencia para asumir el paso del tiempo, con humildad y sabiduría. Descubrir rinconnes no saboreados de la casa, desempolvar cosas, escuchar las historias que no nos hemos contado, aprender a convivir juntos y a la vez, todos en casa, sin tantas excusas para aislarnos y dejarnos solos. Ahora podemos estar sin prisa, junto a la mujer y al hombre de la casa, bien sea niño, joven o adulto,  y valorarle como quizás no lo habíamos hecho. Vamos redescubriendo que somos familia, comunidad, Iglesia, pueblo de Dios,  más allá de las paredes del templo.

En definitiva, creo ha sido una experiencia llena de riquezas, pues nos permitió acercarnos más al texto bíblico, descubrirlo cercano a nuestras realidades, texto con el que podemos dialogar desde lo que vivimos y somos, dejando un gusto por seguir conociendo y leyendo la Biblia. Asimismo, nos permitió encontrarnos como grupo, escucharnos y valorar las experiencias que se iban compartiendo.

Creo es un logro ver a las distintas personas de nuestra comunidad reunidos en torno al estudio, desde la persona habituada a estudiar, hasta esa mujer u hombre que poco lo ha hecho y quizás es su primer diploma y estudio culminado. Cada uno va aportando su palabra y descubriendo que lo vivido a lo largo de los años nos permite obtener conocimientos y sabiduría.

Agradezco al Padre Alfredo Infante por la oportunidad de compartir esta iniciativa con las personas de su parroquia San Alberto Hurtado, y poder aportar desde casa y para otros hogares el ser puente y medio discreto para que muchos saquen lo mejor de sí, y juntos disfrutarlo.

Tinaquillo, Estado Cojedes – Abril de 2020

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