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La REPAM llama a una acción urgente y unificada para evitar una tragedia humanitaria y ambiental

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Foto: REPAM

Comunicado Red Eclesial Panamazónica. 

Una tremenda fuerza, de proporciones nunca antes vistas, está devastando la Amazonía en dos dimensiones que se combinan de forma brutal: la pandemia de Covid-19 que alcanza a los más vulnerables, y el aumento descontrolado de la violencia sobre los territorios. El dolor y el grito de los pueblos y el de la tierra, se funden en un mismo clamor.

“Los pueblos indígenas pidieron que la Iglesia fuera un aliado, una Iglesia que estuviera con ellos, una Iglesia que apoyara lo que deciden, lo que quieren y cómo pretenden construir su futuro en este momento tan difícil de la pandemia»(Card. Dom Claudio Hummes).

En los diferentes países de la Panamazonía la Iglesia se está haciendo eco de los llamados y  pedidos de auxilio, en un contexto que amenaza la supervivencia de este bioma y de comunidades y pueblos indígenas.

En Bolivia[1],  los pueblos indígenas denuncian al gobierno por la falta de coordinación y consulta para prevenir y combatir la pandemia; también enfatizan que toda la  información no se divulga en los idiomas originales reconocidos por la Constitución.

En Colombia[2], Los obispos reconocen los esfuerzos del gobierno, pero enfatizan que “los pueblos indígenas, los campesinos y los afrodescendientes son los grupos en mayor riesgo, porque ya se encontraban en una situación de pobreza estructural, en condiciones de inseguridad alimentaria y desnutrición, sin acceso a la salud y al agua potable».

La inseguridad alimentaria de los pueblos indígenas es una preocupación también en Venezuela[3], donde estos pueblos se sienten amenazados por el posible contagio a causa de las actividades de minería ilegal en sus territorios y el tránsito de los migrantes venezolanos y gente ajena a sus territorios que cruzan sus tierras para que regresar a sus países de origen. Los pueblos indígenas están tomando medidas de aislamiento y manejo y control territorial, tales como la ampliación de sus cultivos dentro de sus territorios y comunidades, para garantizar su soberanía alimentaria.

En Brasil, 32 procuradores del Ministerio Público Federal[4] declaran que «el escenario de riesgo de genocidio entre los pueblos indígenas requiere acciones de emergencia por parte de organismos y entidades públicas». La Movilización Nacional Indígena establece que existe «una intención evidente del gobierno de evitar que el Subsistema Indígena de Atención Médica funcione”[5].

En Perú, existe preocupación por la situación de varios pueblos amazónicos, incluidos muchos pueblos indígenas, que han emigrado a las ciudades en busca de trabajo y están totalmente desprotegidos. Los obispos de la Amazonía peruana[6] instan a las autoridades a apoyar su regreso a las comunidades y garantizar que esto se lleve a cabo de conformidad con los protocolos establecidos por el Ministerio de Salud.

La Alianza de Parlamentarios Indígenas de América Latina solicita a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomiende a los países de la región la priorización de medidas específicas para garantizar la protección de la vida de los pueblos indígenas frente a la grave pandemia mundial.

La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) solicita contribuciones a un Fondo de Emergencia para la Amazonía, para proteger a los 3 millones de habitantes de la selva tropical que son vulnerables al nuevo coronavirus.

La Iglesia Católica, por su parte, ha realizado esfuerzos máximos, particularmente a través de las Cáritas de cada región, para contribuir con recursos materiales y económicos, así como también con el apoyo social y espiritual.

El virus de la violencia y saqueo de la Amazonía

 Además del mencionado ataque devastador a la Amazonía, otro virus continúa amenazando a las personas y al bosque; El Frente Parlamentario Mixto por los Derechos de los Pueblos Indígenas en Brasil denuncia: “incluso cuando la pandemia está frenando la economía; la minería y la deforestación ilegal en tierras indígenas de la región siguen en pleno apogeo[7].

En Ecuador[8],  la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) denuncia la ruptura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y del  Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), ocurrido el día 7 de abril de 2020, que provocó un grave derrame de petróleo y afectó aproximadamente 97.000 personas que viven en la rivera de los ríos Coca y Napo.

Los 67 obispos de la Amazonía en Brasil asocian la actual crisis socioambiental en este bioma con la notable reducción de las inspecciones y el continuo discurso político del gobierno federal contra la protección ambiental y las áreas indígenas protegidas por la Constitución Federal.  Podemos ver «una inmensa tragedia humanitaria causada por un colapso estructural[9].

Los obispos denuncian en particular los proyectos de ley para la minería en tierras indígenas y las medidas parlamentarias que intentan definir una nueva regularización de la tierra en Brasil, las cuales eliminan la reforma agraria, la regularización de los territorios de los pueblos indígenas y tradicionales, para favorecer el acaparamiento de tierras, la deforestación y a las empresas depredadoras, regularizando ocupaciones ilegales para la minería y el agronegocio en tierras indígenas.

La minería preocupa también al Policy Forum de Guyana, que denuncia las actividades extractivas que destruyen la selva, y también a la circulación de mineros con industria pesada, siendo un peligro de contagio para las comunidades del interior del país. La extracción de oro fue declarada como actividad esencial por el gobierno por causa de la recesión provocada por el Covid-19 y el aumento mundial del precio de este metal.

Al comentar sobre el preocupante aumento de la violencia en el campo, la Comisión Pastoral de la Tierra Pastoral (CPT)[10] afirma que en 2019, la gran mayoría de los asesinatos debido a conflictos rurales en Brasil (84%) tuvieron lugar en la Amazonía.

Por estas denuncias, en varios contextos en la Panamazonia, la Iglesia ha sido calumniada y atacada, como sucedió recientemente con las vergonzosas e infundadas acusaciones, que repudiamos, de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI – Órgano del Gobierno Federal brasileño) contra el Consejo Indigenista Misionero (CIMI)[11].

Acción global en defensa de la Amazonía

El cuidado de las personas y el cuidado de los ecosistemas son inseparables.

La sabiduría de los pueblos nativos de la Amazonía «inspira el cuidado y respeto por la creación, con una clara conciencia de sus límites, prohibiendo su abuso. Abusar de la naturaleza significa abusar de antepasados, hermanos y hermanas, la creación y el Creador, hipotecando el futuro ». Los indígenas, “cuando se quedan en sus territorios, son los que mejor los cuidan »  Querida Amazonía, n. 42

Estamos en un momento decisivo para la Amazonía y para el mundo, un momento de gestación de nuevas relaciones inspiradas en la ecología integral, o de la pérdida de los sueños del Sínodo, si el miedo, los intereses, y la presión de los poseedores de los grandes capitales imponen cada vez más fuerte el modelo de una «economía que mata» (EG 53).

El Papa Francisco hace un llamado urgente a la solidaridad planetaria: “Este no es el momento para la indiferencia (…), el egoísmo (…), la división (…), el olvido. Que la crisis que enfrentamos no nos haga dejar de lado tantas otras situaciones de emergencia que traen consigo el sufrimiento de muchas personas[12].

José Gregorio Díaz Mirabal, miembro del pueblo Wakuenai Kurripako, originario de la Amazonía venezolana y coordinador general de COICA, aliado cercano de la REPAM, resume: «Es un llamado de los pueblos indígenas de la Amazonía, porque nos están ignorando”.

La REPAM llama a una acción unitaria. Los pueblos indígenas amazónicos, la sociedad civil de la Panamazonía y del mundo, la Iglesia Católica y todas las denominaciones religiosas preocupadas por el cuidado de la Creación, los gobiernos, las instituciones internacionales de derechos humanos, la comunidad científica, los artistas y todas las personas de buena voluntad, para juntar esfuerzos en defensa de la “Amazonía querida, con todo su esplendor, su drama y su misterio” (QA 1).

Card. Claudio Hummes, OFM, Presidente

Card. Pedro Barreto Jimeno, SJ, Vicepresidente

Mauricio López O., Secretario Ejecutivo

Comité Directivo – Red Eclesial Panamazónica (REPAM)

Fuente: https://redamazonica.org/2020/05/la-repam-llama-a-una-accion-urgente-y-unificada/

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