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La paz no es juego

paz

Por Rodrigo Cabezas Morales

Venezuela vive el más grave momento económico, social y político de su vida republicana.
Su desenlace sólo tiene dos caminos: Construimos una solución o salida democrática a la crisis o nos desborda la violencia y la muerte por implosión social o el tronar de la anti razón, las armas.

El liderazgo nacional y, particularmente los que gobiernan, deben volver su mirada y actos sobre esto, en ejercicio de su responsabilidad histórica.

La crisis humanitaria y económica, la necesidad de restablecer el orden constitucional y la plena vigencia de los DDHH, hizo perentorio en la conciencia de las
mayorías nacionales un anhelo de cambio que pueda garantizar un renacer democrático y, fundamentalmente, el restablecimiento del bienestar de los ciudadanos.
Un cambio es urgente porque la vida de la familia venezolana es de profundo sufrimiento por el colapso del sistema de salud, la grave inseguridad alimentaria que trajo hambre y desnutrición y la migración forzada de nuestros hijos a tierras extrañas.
Igualmente, restablecer la convivencia democrática donde sea normal que el gobierno no use su fuerza de cohersion para secuestrar, torturar y perseguir a quienes piensen distinto, forma parte de aquel anhelo.

El intento de encontrar una solución civilizada, Constitucional, pacífica y electoral a la crisis venezolana con la mediación de Noruega es una esperanza a la que hay que darle una oportunidad. Es una opción de paz para que los nacionales decidamos sin ningún tipo de intervención extranjera, ni la rusa, ni la norteamericana, y la de ningún otro país.

Por ello creo que la negociación para un acuerdo en Barbados no puede ser secuestrada por la polarización e intereses de los actores o sujetos políticos, es inaceptable la intrumentalizacion de Barbados para la lucha política interna, no es serio, no es responsable, es jugar a la violencia, la guerra, la muerte, la destrucción y el odio.
Ni el gobierno de Maduro, ni la AN liderada por Guaido pueden retirarse de la mesa de Barbados.

La mediación de Noruega es una oportunidad que tenemos, más allá de nuestras diferencias ideológicas y políticas, para vencer miedos, temores y desconfianzas que conduzcan a acuerdos que garanticen futuro para todos, sin tierra arrasada para ningún sector político, social, económico, religioso o militar.

Estamos obligados a reconstruir nuestra nación donde las diferencias o controversias sean un dato normal de la vida en sociedad que se resuelve en valores asumidos por todos, como el de la tolerancia, el diálogo democrático inclusivo, la justicia y, el protagonismo del pueblo que, en ultima instancia, es el que siempre decidirá él destino de nuestra nación mediante el sufragio.

Barbados es una posibilidad de que la pradera encendida no nos sorprenda y que el acuerdo se haga con manos y espíritu venezolano, exclusivamente venezolano.

En rigor, vivimos un tiempo histórico de mengua, el cambio para el restablecimiento de la democracia y la vida en dignidad y justicia no se puede detener. Una transición acordada es la paz. No se juegue con la paz.

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