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La oposición en su laberinto

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Vladimir Villegas

Días movidos estos en Venezuela. Alguien dijo que despertar después de ocho horas de sueño en este nuestro país es casi como hacerlo después de cinco años en coma. Los acontecimientos van volando. La capacidad de sorpresa se agota rápidamente en una nación conmovida por la rabia, el dolor, la protesta, la impotencia y la incertidumbre.

En ese cuadro viene el tema de las decisiones políticas que deben adoptar quienes cumplen funciones de dirigencia. En el caso del gobierno, optaron por la llamada Asamblea Nacional Constituyente, frente a la cual, sin duda alguna, he sido, soy y seré crítico, al igual que millones de venezolanos, por haberse convocado de espaldas a la Constitución de 1999. Y de paso, no es poca cosa la sombra que la cubre por las denuncias sobre presunto fraude hechas por la empresa Smarmatic, surtidora de la tecnología electoral que se utiliza en Venezuela. Ya el gobierno escogió su ruta. Va, hasta ahora, a intentar avanzar para consolidarse en el poder. En esa dirección, se inscribe la destitución de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz y anuncios como la eliminación de la inmunidad parlamentaria. Todavía es prematuro para dar un pronóstico certero sobre el éxito o el fracaso de esas tentativas.

El panorama en la oposición es harto complejo, complicado. La elección de la ANC fue un elemento que sin duda alguna “enfrió el guarapo” a buena parte de la masa opositora, que no estaba preparada para digerir lo ocurrido.  Y lo dicho en Vladimir a la 1 por Henry Ramos Allup en cuanto a que los adecos van a inscribir candidatos para participar en las elecciones regionales, puso a correr a toda la Mesa de la Unidad Democrática. Ya prácticamente está decidida la participación de la absoluta mayoría de los integrantes de esa coalición política. El líder de Acción Democrática ubicó a los opositores en una agenda concreta para reorientar la táctica de la MUD, después de varios meses de protesta y de un saldo doloroso de asesinados, de heridos y detenidos.

Decidir no participar, con todo y lo ocurrido, habría sido sencillamente un acto de torpeza política, por no decir estupidez. A lo mejor ni elecciones de gobernadores hay, pero no dudo de que si la oposición decidiera no participar esos comicios se convocan porque si.  Y cuidado si les agregan de una vez las municipales. Nadie desperdicia la oportunidad de ganar 23 gobernaciones por forfait. Y, como dijo el avezado dirigente político Luis Manuel Esculpi (Héctor José su nombre de lucha), la verdadera traición habría sido darle esos 23 regalitos al gobierno, que sin duda hará todo para que a la MUD le cueste un ojo de la cara participar en las eventuales elecciones regionales.

Y entramos entonces en el tema de las asonadas militares. Ramos Allup dijo algo que también es certero: “AD no tiene balas sino votos”. Eso es una declaración de principios asociada al reclamo de elecciones universales, directas y secretas que viene haciendo la mayoría del país.  Eso no tiene nada que ver con tomas de cuarteles o con la eventual repetición de un “porteñazo” “carupanazo”, 4F o 27F.  Me perdonan, pero ¿hasta cuándo vamos a creer en ” paradas” que ya sabemos cómo comienzan y sobre todo cómo pueden terminar, triunfen o fracasen?  Es cierto que en la Fuerza Armada Nacional se refleja también el descontento existente. Pero de allí a validar que por la vía de acciones de comando o incluso de una insurrección militar se va resolver el problema hay un largo trecho. Cuidado si el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

Cada quien con sus creencias. Y ciertamente los acontecimientos siguen su curso y uno no es adivino para saber lo que finalmente ocurrirá. Pero no niega el derecho a fijar posiciones claras. En mi criterio, no dejan de tener vigencia los reclamos de una solución pacífica, democrática, electoral y constitucional. Es lo que necesita el país, es lo que abriría caminos a un cambio, lo que evitaría más sangre y dolor al pueblo, y lo que le daría estabilidad a un país que necesita reconstruir sus instituciones, recuperar su destrozada economía y combatir con efectividad el flagelo de la pobreza, que apenas empieza a apretar y ya va asfixiando a millones de venezolanos.

La oposición venezolana está en las horas cruciales de decidir el camino a tomar. Son momentos de decisiones valientes, de franquearse, de poner los pies en la tierra y dar los pasos que el momento reclama, aun en medio de la mayor adversidad. Poniendo más atención al cerebro que al hígado.

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