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La Chikungunya del alma y la necesidad de la estrella

Isaac Daniel Velásquez sj

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“¡Señora Carmelita! ¡Abuela! ¡Señora Carmelita!”, llamé en voz alta a la señora Carmen, desde la puerta de su casa en la calle “El Petróleo”, sector San Miguel, en la parte baja de la Vega.

Después de tres llamadas en alta voz, Carmen, con dificultad, respondió: “Ya vooooy”. Según ella, el Chikungunya había vuelto. Creo, en realidad, que nunca se fue. Su realidad le impidió guardar el merecido descanso. Y es que Carmen, si no trabaja, no come; si no hace las colas en las farmacias, tampoco puede conseguir las medicinas. Carmen vive sola.

Más allá del dolor de huesos, sobresalen en ella gestos de atención y cariño. Esto, sin lugar a dudas, es sello venezolano, sello nuestro. Me ofrece el ya acostumbrado cafecito e inicia un coloquio sanador para el alma, lo mismo que en estos tiempos para el cuerpo es el acetaminofén, un alivio, ¡NOS ALIVIÓ EL ALMA!

¿Qué sientes? ¿En verdad es tan fuerte el dolor?, le pregunté inocentemente, ya que, hasta la fecha, estoy en la lista de los que no ha padecido esta enfermedad. Su respuesta me desconcertó, trastocó mi ser: Padre, lo primero que uno siente es una desolación muy grande, un vacío muy grande. En un silencio profundo donde no encontré palabras, internamente me preguntaba: ¿desolación?, ¿vacío?, ¿y el dolor de huesos?”. Descubrí, en ese momento, que la Señora Carmen estaba viviendo LA CHIKUNGUNYA DEL ALMA.

Sentir inseguridad, descubrirse frágil al no encontrarse físicamente bien, despertó en ella una profunda desolación. ¡Sí! Carmelita uso el término adecuado: desolación. San Ignacio de Loyola llama desolación al tiempo donde la persona se siente agitada, tentada y turbada, sin esperanza. Carmelita dio cátedra de espiritualidad y me sigue confirmando que Dios se encuentra presente en todo momento y situación.

La Chikungunya del alma en Carmencita se agudiza con la realidad de país, tiene que hacer largas colas para conseguir el mercadito de la semana, largas colas para conseguir sus medicamentos y, si de chiripa los consigue, arma su “caleta” de medicinas.

En estas últimas semanas de vacaciones navideñas, fui confirmando que en otras ciudades del País la Chikungunya también ha ido más allá de los huesos, y que lo mismo que le sucede a la señora Carmen le pasa a miles, para no decir millones de Venezolanos, la desazón en el alma es grande.

 

La estrella de Belén-revelandoenigmas
Hoy día de la Epifanía del Señor, el Papa Francisco, en la homilía de la misa de esta celebración, manifestaba: Siempre hay nuevas personas que son iluminadas por la luz de la estrella, que encuentran el camino y llegan hasta él. (…) Los Magos representan a los hombres y a las mujeres en busca de Dios en las religiones y filosofías del mundo entero, una búsqueda que no acaba nunca”.

En esta Venezuela afectada por la chikungunya del alma, es necesario ponernos en camino detrás de la estrella, como los magos, para encontrar caminos de esperanzas donde las carmelitas no tengan que vivir en la desolación cotidiana.

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