Aquiles Nazoa es uno de los poetas más populares de Venezuela. Su éxito entre públicos de distintas edades se debe al característico empleo que hace del humor, la sutil parodia social presente en sus versos y la facilidad con la que se apropia de registros tradicionales. En la fábula que les presentamos a continuación, encontramos un personaje próximo y malhumorado, una estructura rítmica que favorece la recitación y la memorización.
Como de costumbre, bravísima andaba.
El día era hermoso, la brisa liviana; cubierta la tierra, de flores estaba y mil pajaritos los aires cruzaban.
Pero a nuestra avispa -nuestra avispa brava- nada le atraía, no veía nada por ir como iba, comida de rabia.
“Adiós”, le dijeron unas rosas blancas y ella ni siquiera se volvió a mirarlas por ir abstraída, torva, ensimismada, con la furia sorda que la devoraba.
“Buen día” le dijo, la abeja, su hermana y ella que, de furia, casi reventaba, por toda respuesta, le echó una roncada que, a la pobre abeja, dejó anonadada.
Ciega como iba, la avispa de rabia, repentinamente, como en una trampa, se encontró metida, dentro de una casa.
Echando mil pestes, al verse encerrada, en vez de ponerse, serena y con calma a buscar por donde, salir de la estancia, ¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava!
Se puso en los vidrios, a dar cabezadas, sin ver en su furia, que a corta distancia ventanas y puertas, abiertas estaban; y como en la ira, que la dominaba casi no veía, por donde volaba, en una embestida, que dio de la rabia cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.
¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta donde hasta un mosquito, nadando se salva!
Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava, más brava se puso, al verse mojada, y en vez de ocuparse, la muy insensata, de ganar la orilla, batiendo las alas se puso a echar pestes y a tirar picadas y a lanzar conjuros y a emitir mentadas.
Y así, poco a poco, fue quedando exhausta hasta que furiosa, pero emparamada, terminó la avispa por morir ahogada.
Tal como la avispa, que cuenta esta fábula, el mundo está lleno, de personas bravas, que infunden respeto, por su mala cara, que se hacen famosas, debido a sus rabias y al final se ahogan, en un vaso de agua.
Fuente: http://www.canallector.com
«P.D. Moraleja Política. La rabia y los resentimientos nos conducen a caminos ciegos y ahogarnos en una gota de agua»