Tras las denuncias de mala gobernanza y flaqueza moral, realizadas por la hermana Julia Serrano en Religión Digital (RD).
Por José Manuel Vidal*
No es habitual que Roma tenga en cuenta las denuncias de los fieles. Y, menos todavía, cuando atañen a obispos. Pero con Francisco las cosas están cambiando, aunque algunos no quieran verlo. El Papa acaba de aceptar la renuncia del obispo de Riobamba, el español Julio Parrilla, que había cumplido los 75 años hace un mes y tres días, así como la de su preconizado obispo coadjutor, Gerardo Nieves Loja, presentada el pasado mes de febrero. Y todo hace pensar que, gracias a las dos denuncias, efectuadas por la misionera española, Julia Serrano, en RD. La monja que le echó un pulso al obispo y se lo ganó, por defender la verdad y una Iglesia más evangélica y samaritana.
La misionera, que lleva años trabajando con los más pobres de Riobamba, que antaño pastoreara el mítico monseñor Proaño, denunció la corrupción, la mala praxia, mala gobernanza y flaqueza moral imperante a altos niveles de la jerarquía eclesiástica de su diócesis. En un artículo del 31 de enero de 2021, la monja escribía una larga carta en la que denunciaba los tejemanejes de su obispo, Julio Parrilla, y de su recién nombrado coadjutor.
“Monseñor Parrilla es gobernador de la diócesis, no pastor; su soberbia no le deja ser coherente”, decía la misionera. Y añadía que “Riobamba se ha convertido en una diócesis pagana inundada de bendiciones y entregada a la compra venta de servicios pastorales”. Y concluía que “con dolor y tristeza debo decir que el Espíritu del Señor hace tiempo que ha volado de Riobamba” y “poco o nada del mensaje de Francisco ha calado en esta iglesia”
Desde ese día las ‘huestes’ del obispo y de sus afines lanzaron una campaña virulenta contra la hermana Julia y contra RD, por servirle de altavoz a sus denuncias. Pero ella, mujer valiente y con carácter, no se dejó acallar. Y el 15 de marzo de 2021 nos concedía una amplia entrevista, en la que se mantenía impertérrita en sus denuncias.
Primero, contra el obispo: “Monseñor Parrilla intentó borrar la memoria del obispo Proaño de la vida de los fieles”. Y, después, sobre la situación de la diócesis. Porque “en mi casa me enseñaron a no mentir ni de palabra ni de silencio, por eso me urge la verdad como uno de los grandes valores del Reino. Y el pueblo merece nuestra transparencia”, decía.
Aseguraba, asimismo, que tuvo miedo y que le costó mucho denunciar: “Estuve muy sufrida porque no es fácil, después de tantos años trabajando en la iglesia de Riobamba, tener que tomar una decisión tan dura”. Reconocía que los partidarios del obispo la habían amenazado y habían recogido firmas a su favor. Aunque, realmente pocas. “Recogieron 500 firmas a favor de Parrilla y Nieves, de 264.048 habitantes que tiene la ciudad y de 524.004 personas que tiene la provincia de Chimborazo”.
Y concluía dudando de la eficacia de su denuncia en Roma. “Con tanto intermediario a Francisco no le llegan denuncias de simples misioneras como yo”.
Pero se equivocaba, y hoy mismo, Francisco aceptó, de una tacada, la renuncia del obispo titular, Julio Parrilla, de 75 años, y de su coadjutor electo, pero no consagrado, Gerardo Nieves, Loja, de 53 años, que había presentado ya su renuncia una semana antes de la ceremonia de consagración. Un claro aviso a navegantes por parte del Papa, dispuesto a seguir limpiando la Iglesia y escuchando al “santo pueblo de Dios”.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana anunció, en un comunicado en su página web, que el papa nombró administrador apostólico para la diócesis de Riobamba a José Bolívar de Piedra Aguirre, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cuenca.
*Director de Religión Digital y corresponsal religioso del diario El Mundo.
Fuente: Religión Digital.
