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El obispo chino Han explica por qué pidió el reconocimiento del gobierno

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Entrevista con el obispo “ex-clandestino” de Lanzhou, que hasta ahora no había sido reconocido como guía de la diócesis por los aparatos chinos y que acaba de celebrar su toma de posesión episcopal con la legitimación de las autoridades civiles: «Así tendremos menos obstáculos para dedicar nuestras energías al anuncio del Evangelio. En China, si no se cuenta con el reconocimiento del gobierno, todo se vuelve más complicado, incluso las cosas más sencillas»

Gianni Valente

Lanzhou es una de las ciudades más contaminadas del mundo. Y José Han Zhi-hai es su obispo católico desde hace 14 años. Fue ordenado en 2003 con el nombramiento del Papa, pero sin el reconocimiento del gobierno. Sin embargo, desde hace algunos días, su condición de sucesor de los apóstoles obtuvo también la “certificación” gubernamental. En esta entrevista exclusiva con Vatican Insider explica las razones y los caminos que lo llevaron a pedir el reconocimiento del gobierno para su episcopado. La ceremonia oficial se llevó a cabo el 10 de noviembre, en la catedral de Lanzhou, dedicada al Sagrado Corazón. Todos los obispos que participaron en el rito están en plena y declarada comunión con el Papa. Y lo mismo sucedió en la ceremonia oficial del obispo de Handan, José Sun Jigen, ordenado en 2011 con el mandato apostólico recibido por la Santa Sede y también con el reconocimiento por parte del gobierno de Pekín.

José Han nació en 1966, en medio de la Revolución cultural. En esos años sus familiares fueron custodios de la fe, simplemente rezando en sus casas, en la intimidad de sus corazones. Y recordó que su vocación floreció al ver al padre Felipe, el sacerdote (que después se habría convertido en obispo de Lanzhou) que, después de su liberación en 1978, tras 30 años de prisión y aislamiento sin nunca quejarse, volvió a comenzar a anunciar el Evangelio inmediatamente por pueblos y aldeas.

¿Usted fue quien pidió al gobierno que reconociera su dignidad episcopal?

Sí, fui yo quien pidió ser reconocido como obispo por el gobierno. Desde 2003 esperaba que el gobierno reconociera oficialmente el papel que tengo, en virtud de la ordenación episcopal.

¿Por qué lo pidió?

Porque es obvio: sin el reconocimiento del gobierno es más complicado sacar adelante la diócesis y ayudar a la Iglesia local que se desarrolla. Este reconocimiento oficial nos da mayor libertad para dedicar nuestras energías con menos obstáculos al anuncio del Evangelio. Hay muchos sacerdotes y monjas que quieren sacar adelante su misión. En China, si no cuentas con el reconocimiento del gobierno, todo se Vuelve más complicado, incluso las cosas más sencillas.

Ser reconocido significa aceptar el papel de la Asociación patriótica y de los demás organismos que controlan la vida de la Iglesia…

Sí, pero ahora en la Iglesia hay cada vez más jóvenes que ya no se fijan demasiado en estas cosas. A ellos no les interesa mucho lo que hace la Asociación patriótica. A ellos les importa poder caminar y crecer en la fe, poder expresar la propia fe sin esconderse.

¿Cuándo pidió el reconocimiento del gobierno? ¿Cómo fue el trámite?

En 2003 los sacerdotes de la diócesis eran menos de los que hay ahora. Desde entonces hablábamos al respecto, y todos estaban listos para superar las objeciones y registrarse en los organismos del gobierno. Este propósito se robusteció después de haber leído la Carta del Papa Benedicto XVI a los católicos chinos. Yo y los sacerdotes estábamos listos, en conciencia, a dialogar con el gobierno y aceptar su gestión de la política religiosa.

¿Por qué no fue reconocido en esa época?

Durante los años siguientes, ciertos personajes, desde fuera de China, opinaron y dijeron que quienes buscaban la legitimidad del gobierno mediante los organismos patrióticos no eran buenos católicos, y presentaban su interpretación de las cosas como la única legítima. Así, en esos años, todo ha cambiado, y se ha “desbloqueado” todo. Después llegó también el caso de Taddeo Ma Daqin, el obispo de Shanghái que tuvo que retirarse en Sheshán, después de que había declarado la intención de salirse de la Asociación Patriótica. Entonces, muchos sacerdotes de mi diócesis dijeron: «Estamos confundidos, ya no comprendemos qué está pasando; tal vez sea mejor esperar».

¿Y luego?

En 2013 hubo otro momento en el que creí que había llegado el momento de ser reconocido por el gobierno. Pero surgieron nuevos problemas. Dejamos pasar la ocasión. Y luego, este año, los del gobierno me sugirieron nuevamente que tomara en consideración la posibilidad de ser reconocido como obispo oficial. Me dijeron: si cuentas con el apoyo de los sacerdotes, si los sacerdotes están contigo, nosotros estamos listos para reconocerte.

Entonces, ¿ahora colaborará con la Asociación Patriótica y con la política gubernamental?

Hay que decir que en nuestra diócesis diferentes sacerdotes ya tenían contactos con la Asociación Patriótica y los demás organismos. Se trató de un proceso gradual. Las palabras de la política religiosa del gobierno son “libertad religiosa” y “autonomía, independencia”. El sentido de esta independencia de órdenes exteriores exigida a las comunidades religiosas es solamente político. Lo importante para el gobierno es que las comunidades religiosas estén incluidas en el marco político chino. Les interesa la seguridad, la estabilidad nacional. Y siempre hay que tener en cuenta que en China no hay solamente católicos, sino también otras religiones. Y ciertas reglas valen para todos.

¿Todos comparten su decisión en la diócesis?

La diócesis, en conjunto, está unida. Algunos sacerdotes y algunos fieles tienen una opinión diferente, pero esta diversidad no llega a poner en duda la comunión de fe. Tal vez durante los últimos años los he descuidado un poco y tengo mis responsabilidades para con ellos. Pero algunos de ellos parecen movidos por los celos. Como sea, lo que más nos preocupa es custodiar y hacer que crezca la comunión entre nosotros. Tratamos de hacerlo de cualquier manera. Y precisamente por esto deseamos que China y la Santa Sede encuentren un acuerdo: así podremos caminar todos juntos, unidos al Papa.

¿Qué esperan en su diócesis sobre las negociaciones entre China y la Santa Sede?

Si la Santa Sede sigue mostrando señales de simpatía y no de hostilidad hacia China, el camino ya emprendido para resolver ciertos problemas será más rápido.

¿Y cómo se manifiesta ahora su comunión con el Papa?

Yo siempre he estado en plena comunión con el Papa. Y creo que todos los obispos en China viven o quieren vivir en plena comunión con el Papa. Formar parte de la Iglesia católica implica precisamente esto. Esta comunión debe manifestarse en la situación práctica, concreta de cada país. Hay que sacar adelante la propia misión en el propio país tal y como es.

Usted, en 2003, después de haber sido ordenado obispo “clandestino”, es decir no reconocido por el gobierno, escribió una carta abierta para invitar a todos los obispos chinos a superar las laceraciones y a confesar la propia comunión con el Papa. ¿Cuál es la situación actual?

Nosotros seguimos rezando por ello. Como dije antes: si no hay unidad quiere, decir que no hay camino de fe. La división entre los hermanos siempre es obra del diablo, de «aquel que divide». Ahora podemos seguir adelante, como siempre nos invita el Papa Francisco, quien, como Papa, reconoce y abraza también la cultura china. Si seguimos adelante, siguiendo a Jesús, el mañana llegará pronto.

Fuente: http://www.cpalsocial.org/el_obispo_chino_han_explica_porque_pidio_el_reconocimiento_del_gobierno-2080

 

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