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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Doble sensación

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Foto archivo WEB

Por Gonzalo Oliveros Navarro | Barra Plural

Avergonzados y esperanzados. Así estamos y nos sentimos los venezolanos de bien, como consecuencia de haber salido a la luz pública unos presuntos hechos delictivos originados con fondos destinados a la ayuda humanitaria de nuestros connacionales en Colombia.

Según la información de prensa, cerca de cien mil dólares americanos fueron presuntamente malversados por las personas encargadas de su entrega para dichas actividades.

Observar que quienes son designados por la alternativa a la usurpación gubernamental en Venezuela para manejar esa situación, puedan tener conducta similar a la de quienes, en igual posición respecto del patrimonio público venezolano, llegaron a disponer de más de un mil millones de dólares de los que no se tiene noticia, le deja a uno una sensación de impotencia, disgusto y pesar.

Pero, verificar también que, la conducta que despliegan quienes fungen como nuestros representantes – el Presidente Guaidó, los parlamentarios y nuestro embajador en Colombia-  es cónsona con la Venezuela que queremos reconstruir, lo reconforta a uno y le transmite esperanza de cambio posible y positivo.

Probablemente, alguno esperaba que la denuncia redituara a su favor, el cual no era propiamente el beneficio del país, sino el particular, el políticamente mezquino.  El tiro le salió por la culata.

La comunidad internacional no lo sabe y es bueno señalárselo: En Venezuela, durante los últimos veinte años, casi ningún funcionario público habilitado por ley para ello, adoptó decisión alguna que protegiere el patrimonio de los ciudadanos. Ellos decidieron omitir su obligación, mucho más si se trataba del patrimonio que aparecía a nombre del Estado. Funcionarios ricos por el mundo los hay y muchos, por cierto, de bajo perfil y hasta pretendiendo ser opositores. Un nuevo gobierno deberá adoptar medidas para que su conducta sea revisada y de demostrarse su responsabilidad, el país compensado.

En el caso que hoy ocupa la atención casi general, el dinero objeto de investigación no es dinero público, pero la conducta del Presidente Guaidó y de los parlamentarios que en la Asamblea Nacional le acompañan al reaccionar inmediatamente en protección del dinero privado –pues eso es lo que está en juego- y del destino que el mismo tenía, nos señalan el buen camino por el cual transitaremos cuando retorne la democracia a Venezuela.

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