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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Alfredo Infante sj

“El venía del trabajo. Se lo llevaron. Me dejan con dos niños. ¿Qué voy hacer?”, dijo Diana desesperada.

patria segura ejercitoAllí estaba el autobús de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) estacionado frente a las oficinas principales del SAIME (Servicio Administrativo de identificación, Migración y Extranjería) en el Silencio, frente a la Plaza Miranda, custodiado por cuatro funcionarios equipados con armas potentes. Los oficiales eran jóvenes, casi adolescentes, pero al parecer convencidos, por el ceño fruncido  y el armamento que portaban, que estaban cual “Rambo” en una misión de salvación de la Patria.

En el interior del autobús, había un grupo de 17 inmigrantes afrocolombianos y  1 peruano  que miraban a través del vidrio a sus familias, resignados, sin saber qué hacer, a la espera de que una decisión de quién sabe quién, cambiara  su destino. Eran las 10:30 de la mañana del día martes 25 de Junio.

Un grupo de mujeres, entre las que se contaban embarazadas y con niños pequeños, esperaban angustiada la decisión. Me acerqué indignado y pregunté sobre lo acontecido.

De inmediato Elvira, madre de uno de los deportados me contó: “El sábado 22, a partir de las 2 de la tarde, hicieron una redada en Petare, allí cerca de la salida del metro, por la redoma, mi hijo venía del trabajo, él es constructor y trabaja en la Misión Vivienda. ¡Imagínese! ni así”.

Se acercaron varias queriendo dar su testimonio. Marta, una joven como de 20 años, comentó con una mezcla extraña de resignación e indignación: “yo tengo 3 meses de embarazo, cómo hago”. María, otra madre joven, con dos niños aferrados a sus manos, relató:

“Yo iba con mi marido y mis niños a un restaurancito que está en el centro de Petare. Es un lugar donde venden comida costeña. Entonces nos pidieron los documentos y se llevaron a mi marido. No les importó que iba con su mujer e hijos, y no soy la única, mire pa´llá – señaló hacia una joven que estaba amamantando a su hijo de meses, mientras preguntaba-¿qué va a ser de estos niños?”

Después de escuchar varios testimonios pregunté “¿y cómo ha sido el trato?”. Una mujer delgada, madre de uno de los jóvenes detenido se adelantó diciendo: “El sábado se lo llevaron al Tanque en Petare. No se han bañado, no les han dado comida y por fin dejaron que les diéramos nosotras de comer. Lo peor es que no nos informan nada”.

Otra añadió: “Hoy lo trajeron aquí al SAIME para un chequeo y para esperar la orden de deportación”. Una señora desde lejos informó: “Mi esposo es un hombre trabajador, tiene 5 años viviendo en Venezuela. Nunca antes le había pasado esto. Ahora lo están tratando como si fuera un criminal”. Marta con cara angustiada concluyó: “Dicen que los van a deportar, pero no sabemos cuándo, ni por qué parte de la frontera”.

Todo apunta a un cierre de la política migratoria. El 6 de noviembre de 2012 se publicó la circular 1856 que suspende el visado fronterizo, la cual se viene aplicando en los puestos fronterizos y está sirviendo para la extorsión de los extranjeros.

En el despliegue del Plan Patria Segura, aunque no está en el papel escrito, se vienen haciendo redadas antinmigrante en la ciudad de Caracas (como en los tiempos más duros de la IV República) que concluyen con la deportación. Hay un resurgir de una matriz xenofóbica propuesta desde el poder.

Lamentablemente, los respectivos consulados están más preocupado en los negocios y en las buenas relaciones que en los DDHH de sus coterráneos, lo cual pone a los inmigrantes irregulares en un estado de completa vulnerabilidad. ¿Patria segura o xenofobia segura? Veamos el desarrollo de los hechos para sacar conclusiones.

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