Por Leandro Buzón | @leandrobuzon*
Si algo hemos perdido en estos veinte años de chavismo-madurismo en Venezuela, ha sido la confianza. Por donde fijemos la vista a nuestro derredor solo hallaremos duda, angustia instalada, oscuridad de futuro.
La seguridad no está en Venezuela, está en otro lugar. ¿Cuál es ese lugar? Quizás en un país extraño. ¿Eso es lo que busca el régimen? ¿Que no hallemos en quién confiar ni dentro ni fuera? ¿Que un buen número de la población desaparezca? ¿Estarán dispuesto de matar de hambre a más ciudadanos?
El chavismo en su sobredosis de poder intenta entablar un “diálogo” con un sector de la sociedad: universidades, Fedecámaras, iglesias evangélicas. ¿Podemos creer en este acercamiento? Yo creo que no. El régimen en estos acercamientos lo que ha ganado es tiempo. El chavismo es experto en confundir, dividir, separar. Es un sistema que se hace fuerte en el deterioro de la calidad de vida porque desmoviliza al ciudadano en la conquista de sus derechos civiles y políticos. El Gobierno nos quiere hambrientos y enfermos; nos quiere ahogados sin esperanza.
En las asambleas que realizamos con Caracas Mi Convive y Alimenta la solidaridad, el pueblo sigue organizándose en torno a la resolución de sus problemas. La organización de base solidaria y la posibilidad de construir tejido social y confianza para empezar a tejer una base de cambio real.
Las posibilidades de tejer un cambio político hoy parecen lejanas, ya que Maduro se atornilla en el poder. El madurismo sabe que cuenta con el rechazo del 84 % de la población. Probablemente sea el presidente con mayor rechazo de la historia política del país. Con ese nivel de rechazo vemos realmente poco favorable que Maduro promueva una elección, libre transparente y democrática, ya que significaría la muerte política del movimiento chavista.
Por el otro lado la oposición se desinfla a pasos agigantados por no lograr el mantra: Cese de usurpación, gobierno de transición, elecciones libres. Por lo tanto, el país está ávido de ver, conocer y ver nuevos líderes en la escena política.
En qué parte de la sociedad están los liderazgos transformadores?
El pueblo expresa en distintas visitas y recorridos que los liderazgos más creíbles están en las organizaciones sociales, la Iglesia y lo poco de la empresa privada que resiste en Venezuela. Nuestro pueblo tiene que volverse sobre sí mismo y hallar en su compacta unidad la fuerza que lo haga invencible.
La gente aspira un cambio político. Y para ello se requiere compromiso y negociación política. ¿Pero qué actores promueven ese proceso de negociación si la gente no cree en los políticos? Solo aparece a la vista una comunidad firme, unida y decidida; pero a ella no le toca. No es lo suyo.
La esperanza está en las mujeres, la Iglesia, pueblo y líderes sociales. A partir del amor, la solidaridad de todos los hombres que tienen vocación de servicio son los llamados a organizar la unidad del pueblo.
*Sociólogo. Coordinador del Movimiento Caracas Mi Convive.
