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Arco Minero del Orinoco, una nueva amenaza para los warao

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Josiah K’Okal pertenece a la congregación Misioneros de la Consolata y vivió durante siete años entre los indígenas warao del bajo delta, quienes le enseñaron su cultura y su idioma. Recuerda que una vez visitando a Víctor Pizzaro y a su esposa en la comunidad de Muaina, que queda a pocos minutos del océano Atlántico, y a aproximadamente diez horas en curiara desde Tucupita, este le comentó que un tal Cheche Rojas había invadido la isla de Tobejuba, que queda al frente de Muaina, y había metido ganados, destruyendo todo lo que la comunidad había sembrado en la isla.  Los warao trataron de hablar con Rojas, pero el señor llegó a amenazarlos.

Kokal asegura que hoy el pueblo Warao está más amenazado que nunca con el Arco Minero del Orinoco: “Los ríos y caños del delta están contaminados, cada vez hay menos fuentes de subsistencia. Mientras hablamos aquí los warao están tomando agua contaminada. Nunca se había visto migraciones warao con tanta frecuencia. Esto es la búsqueda de la respuesta a esos impactos ambientales porque nuestros bosques también están amenazados. Si no fuese por la presencia de los pueblos indígenas en estos lugares ¿hoy estaríamos hablando del Arco Minero? Solo habría desiertos”.

Ahora este megaproyecto, que abarca 12 % del territorio nacional, viene como otra promesa de desarrollo pero la experiencia indica que no habrá ningún beneficio. Específicamente el área cuatro (que incluye la Sierra de Imataca) alcanza a varias comunidades del pueblo warao.

Sin embargo, los warao ya han sido víctimas de otras decisiones tomadas a lo largo del tiempo.  El cierre del caño Manamo en 1966, que generó grandes migraciones porque las tierras de los warao quedaron infértiles; una demarcación hecha en Muaina en 2008 que generó más divisiones (la demarcación fue solo para la isla de Muaina, y el título de propiedad colectiva que les entregaron no abarca las islas aledañas); y la explotación de petróleo en el municipio Pedernales. Cuando se informaron sobre estas decisiones hubo una promesa muy grande al pueblo warao: acabar con su pobreza. Hoy estos territorios están más olvidados que nunca.

Con el Arco Minero del Orinoco los indígenas van a ser víctimas del exterminio. Espero que todos podamos levantar la voz en contra de este mega-proyecto, antes el río Orinoco solo descargue veneno.

Para leer el artículo completo visite: http://revistasic.gumilla.org/2016/historias-de-warao-arco-minero-del-orinoco-una-nueva-amenaza/

 

*Periodista. Jefe de redacción de la revista SIC del Centro Gumilla.

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