Por Óscar Bastidas
En artículos anteriores hemos insistido en la necesidad de profundizar con hechos, más allá del texto constitucional, la democracia económica en nuestro país. Nos hemos referido al harakiri económico del desgobierno militarista incapaz de ver la economía con ojos diferentes a los del presupuesto de gastos de los cuarteles, razón por la que exigimos el regreso de los militares a sus cuarteles. También nos hemos referido a la necesidad de salvar las empresas recuperables, particularmente las cooperativas sobrevivientes del populista arrase y mesa limpia del fallecido que dejó sin vida unas 400.000 cooperativas con unos tres millones de dolientes, y solo unas 20.000 sobrevivientes con alto porcentaje de falsas y de maletín.
De las empresas públicas ni hablar, era obvio que el populismo extremo de un Chávez y un Maduro sin experiencias organizacionales las arrastrarían al clientelismo y quiebra tal Pdvsa; a ellas que se suman las centenas que en plena producción fueron estatizadas sin mediar compensación alguna a sus antiguos dueños, y los más de 200 casos de una supuesta cogestión Estado – Cooperativas “de empresas” como sucedió con Venepal, cogestión que resultó ser un simple mecanismo capitalista de participación accionaria. Del sector privado solo sobrevive una cuarta parte de las casi 20.000 empresas que existían en 1999 y de las constituidas en estos 19 años.
El resultado del harakiri militarista es un desierto organizacional. Si, un desierto como el de Egipto en el que lo visible son unas pocas pirámides y mastabas como la Pdvsa destruida y una Polar asediada que los militares no estatizaron porque iría a una inminente quiebra y conocían y conocen el potencial rechazo de una ciudadanía sin sus arepas de Harina Pan y sus polarcitas bien frías.
¿Qué hacer?
Preparar a Venezuela hacia una resiliencia empresarial en el sentido de renacer numerosas de las cerradas y aún en funcionamiento, y concomitantemente convertir ese desierto en terreno abonado para sembrar infinitas empresas con una sola semilla: el emprendimiento. Si. Convertir Venezuela en un espacio en el que ante tantos problemas individuales y colectivos, los ciudadanos sean capaces de diagnosticarlos y diseñar las organizaciones individuales y asociativas para enfrentarlos. Diseñadas esas organizaciones: reto del emprendimiento; resta ponerlas en marcha y gestionarlas integralmente hacia el éxito: reto del empresario. Con el primer reto convertiríamos Venezuela en una República de Emprendedores, y desde ella marcharíamos a la de Empresarios, tal como propone el padre Ugalde en su reciente artículo El Suicidio Colectivo.
Construir la República de Emprendedores no es fácil. Antes de formar empresarios es fundamental formar emprendedores pues quien emprende no solo tiene la visión integral de la organización emprendida sino que sería el más capacitado para gestionarla. De allí que debe formularse un amplio Plan Nacional de Emprendimiento y Economía Social que tenga un alto sitial en el sector público: Ministro de Estado para el Emprendimiento y las Economía Social, y coordine con las universidades nacionales y otras instituciones formativas, particularmente en las áreas de administración, contaduría, economía, ingeniería industrial y otras ramas conexas, un Plan Nacional de Formación en Emprendimiento y Economía Social.
Esa República de Emprendedores debe apuntar a superar nuestra condición monoproductora. En ella, la amalgama de la resiliencia deben ser los emprendimientos asociativos ya que con Organizaciones de la Economía Social (OESs), se pueden enfrentar todos los problemas humanos y, en época de crisis, numerosos problemas comunes. Ellas se complementan muy bien con las empresas públicas y privadas participativas y socialmente responsables y se insertan perfectamente en el marco de la Economía Social de Mercado señalado en el Reglamento para la Transición de la Asamblea Nacional.
Así entonces, todos los esfuerzos deben apuntar a un Plan de Resiliencia o Plan de Gobierno de la Transición y de la Recuperación Socio- Económica de Venezuela que integre, además del Plan Nacional de Emprendimiento y Economía Social mencionado, los siguientes:
- Los Lineamientos del Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019) formulado por la MUD;
- Los Aportes del Taller de FaCes-UCV en proceso de formulación;
- El Plan Rescate también en formulación bajo propuestas de Ricardo Hausmann al BID;
- El Plan País que resume el Plan para el Día Siguiente formulado por la AN;
- Otras propuestas que con seguridad surgirán sobre la marcha. La AN debe unir desde ya voluntades y comisiones técnicas a esos efectos.