La Federación de Centros Universitarios de la UCV calcula la deserción estudiantil en 30 % y la de profesores en 15 %. Las universidades privadas no se escapan de esta realidad y el nivel de deserción supera 40 %
Griselda Acosta
Carlos y Luis Parada son primos-hermanos y estudian en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Cuando ingresaron, hace tres años, estaban muy contentos. Sin embargo, sus ánimos han ido mermando al ver cómo las aulas se van quedando sin profesores y sin alumnos, además de tener que sortear la crisis económica que los golpea.
“Ya el comedor va a cumplir un año sin funcionar, porque no tiene comida; comprar en los cafetines todos los días sale muy costoso. Nosotros traemos la comida de la casa. Para completar, el servicio de transporte de la universidad está cada vez más deficiente, por no decir nulo”, comentó Carlos, guardando el envase de Tupperware en su morral.
Pasan los alimentos consumidos con un poco de agua, que también traen de su casa. El cansancio los delata. Comentan que cada vez les cuesta más llegar a la universidad por la deficiencia del transporte en el país.
“Sobrevivimos cada día a los estudios, al desorden en el país que no nos ayuda en la tarea de profesionalizarnos. A pesar de que estamos en una universidad pública cada vez se nos hace más costoso prepararnos”, argumentó Parada.
Aulas con menos profesores y alumnos
En la UCV, la Federación de Centros Universitarios calcula la deserción estudiantil en 30 % y el nivel de abandono de los profesores en 15 %. En las universidades privadas se estima en 40 % el retiro del estudiantado.
Robinson Rivas, director de la Escuela de Computación de la UCV, lamentó que la universidad se esté quedando sin docentes con estudios de tercer nivel: doctorados y especialistas, cuya experiencia es vital para mantener la excelencia educativa.
Explicó que la universidad sobrevive porque hay egresados a quienes les gusta dar clases. Sin embargo, reconoce que no es lo mismo, porque la UCV tiene que invertir tiempo para su preparación como docentes.
“Para este nuevo semestre en la Escuela de Computación sólo se inscribieron 700 alumnos de una plantilla original de 1.200 bachilleres; y con respecto a los docentes ya se nos han ido 20”, comentó Rivas.
El docente señaló que la Facultad de Ingeniera está a pocos días de un cierre técnico, porque es la que presenta más renuncias de profesores.
La Federación de Centros Universitarios informó que no sólo la Facultad de Ciencias sufre el drama de la deserción; en la Facultad de Humanidades —de los aceptados este año— sólo se inscribió 60 %. En la Escuela de Derecho, 800 bachilleres no se inscribieron para cursar este año y continuar con su formación como abogados. De acuerdo con las estimaciones de la FCU, desde 2016 se observa el retiro diario de 10 estudiantes de las distintas escuelas de la UCV.
La distancia aleja a estudiantes de la USB
La Universidad Simón Bolívar (USB) no escapa a esta realidad. Muchos de sus profesores se fueron a Perú, Ecuador y Brasil, a través de programas de formación. Pero, además del retiro de docentes que se van al exterior, esta casa de estudios debe enfrentar los problemas derivados de su ubicación en el Valle de Sartenejas, en Baruta, a donde cada vez es más difícil llegar por las fallas en el servicio de transporte.
A pesar de ser pública, para los estudiantes resulta costoso estar en la universidad porque tienen que pagar transporte, comida y material de estudio. Muchos se han retirado.
En el año 2015, la universidad creó una comisión para conocer las causas de la deserción estudiantil. En ese momento determinaron que la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), en su afán por darles oportunidad de estudios a más bachilleres, no consideró aspectos de ubicación geográfica de los aspirantes, las condiciones económicas y el rendimiento académico.
Privadas afectadas
En las universidades privadas, el retiro de profesores y alumnos también mella la calidad educativa y la formación de nuevos profesionales.
Uxua Ojer San Miguel, profesora de la cátedra de Derecho Civil en la Universidad Católica Andrés Bello, relata que ahora solo ve en clases a la mitad de sus alumnos. “Los jóvenes se están yendo del país sin estudiar”. Para la docente, la UCAB vive una estampida y no teme decir que el nivel de deserción está sobre 40 %.
“Lo más lamentable es que se nos están yendo del país también los docentes más jóvenes. Se supone que estos son los que nos van a relevar a los que más tenemos tiempo educando. En cada semestre nuevo veo menos estudiantes en clases”, alertó la docente.
Samuel Morales, presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Derecho de la UCAB, comentó que debido a la baja matrícula de estudiantes inscritos, este año sólo se está dando clases en tres secciones en la mañana y una en la noche. A diferencia de 2015 que había cinco secciones en la mañana y cinco en la noche.
En la UCAB, alrededor de 30 % de los alumnos tiene beca estudiantil. Sin embargo, esto no es suficiente para cubrir gastos de transporte, alimentación y estudios.
Semestre congelado
María Carrero tiene 23 años, estudia derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y tuvo que congelar su semestre porque sus padres no pueden cancelar la matrícula. Le tocó buscar un empleo y ahora trabaja como asistente en una oficina administrativa en el municipio Chacao.
“Me da pena que mis padres se estén sacrificando tanto por mis estudios, les expliqué que el trabajo me va a ayudar a formarme socialmente”, dijo Carrero, quien confesó que el sueldo de su papá no le alcanza y su mamá quedó incapacitada por un accidente que sufrió el año pasado.
Extraña la universidad y a sus compañeros, pero debe esperar para retomar sus clases porque tiene que contribuir con los gastos de la casa.
Inseguridad y falta de oportunidades
La inseguridad, el alto costo de la vida y la falta de oportunidades son algunas de las razones que impulsan a los estudiantes a dejar sus estudios.
Marcela Millán vive en Los Chaguaramos y estudia educación en la UCV. Hace un año entraron al salón dos hombres con armas y robaron a todos los estudiantes; algunos alumnos fueron golpeados para obligarlos a entregar las pertenencias.
“A mí me empujaron, caí sentada en un pupitre porque no sabía qué hacer, me puse nerviosa porque estaban armados, me quitaron mi bolso con todo”, explicó.
Marcela, después de este incidente se retiró de la Escuela de Educación y decidió llevar sus energías por un tiempo fuera de la UCV.
Luisa Arrivillaga, estudiante y miembro del centro de estudiantes de la Escuela de Derecho de la UCV, justifica el abandono de las aulas. “No se rinde cuando no se come bien, cuando vives el estrés diario de que te pueden atracar mientras recibes clases, hasta lo débil que está actualmente el estado de derecho en el país desanima inevitablemente a los futuros abogados, a los futuros profesionales del país”, comentó.
Otros estudiantes dejan la universidad y también el país en busca de oportunidades. “Hay muchos estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UCV que están dejando el país sin culminar sus estudios; se van porque no se sienten seguros en Venezuela y prefieren culminar o hacer nuevos estudios en el extranjero”, explicó Jesús Gómez, quien ya se graduó y decidió emigrar a Chile con su familia.
Para Daniel Escobar, preparador de la Escuela de Matemática y miembro del grupo de extensión Barrio Matemático de la Facultad de Ciencias, los estudiantes dejan la universidad porque es difícil sobrevivir sin transporte, sin comedor y con el hampa azotando las aulas. A su juicio, la formación de la siguiente generación de profesionales está en peligro de extinción.
“La academia en el país está en crisis y no vemos por parte del Estado que quieran solucionar este problema. A la UCV le ha tocado reinventarse para sobrevivir a este abandono de sus estudiantes y docentes”, opinó.
Como una forma de minimizar el impacto de la renuncia de los docentes, según contó el profesor Robinson Rivas, este año académico en las escuelas de computación de la UCV y la USB están aplicando un plan de apoyo profesoral con la finalidad de que los estudiantes de ambas universidades continúen viendo sus materias. El acuerdo contempla que los alumnos de la Simón Bolívar pueden ver algunas materias en la UCV y los de la Central puedan ir hasta Sartenejas a recibir clases.
“El éxodo de alumnos y docentes universitarios—que deberían estar creando y registrando sus investigaciones y descubrimientos— puede significar un atraso de más de 20 años a la academia en cuanto a la ciencia, las humanidades, la tecnología y en todas las áreas de desarrollo”, concluyó el profesor Rivas, debido a la situación país.
Fuente: https://elpitazo.com/gran-caracas/audio-universidades-de-caracas-se-quedan-sin-alumnos-y-profesores-por-crisis-economica/