La pregunta surge casi de manera espontánea: ¿Por qué dos santos venezolanos al mismo momento? La respuesta, en cambio, sí nos lleva a tomarnos más tiempo para la reflexión.
Nos decía el papa Francisco que los santos son “… personas ‘llenas de Dios’, incapaces de permanecer indiferentes ante las necesidades del prójimo, testigos de caminos luminosos, posibles también para nosotros”[1].
En el proceso de canonización, la Iglesia hace foco con especial consideración, en que se haya verificado un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte. Es esa ofrenda lo que constituye a los santos en una imitación ejemplar de Cristo, digna de la admiración de los fieles.[2]
Entendido así, la primera respuesta sería pues, esta, hoy en Venezuela necesitamos –y por partida doble, claramente– ejemplos y testimonios de hombres y mujeres, laicos y religiosos, que nos inspiren a ofrecer nuestras vidas por los demás.
Pero esta no es la única respuesta. Recientemente en Roma, el papa León XIV a propósito de la ceremonia de canonización de santa Carmen Rendiles y san José Gregorio Hernández, en la Audiencia con los peregrinos que asistieron a las canonizaciones, se refirió al significado de estos santos para todos los cristianos, pero en especial para los venezolanos.
La Fe, la Esperanza y la Caridad, son las virtudes que deben servirnos de ejemplo en estos nuevos santos.
Dios estaba presente en sus vidas y las transformaba, haciendo de la sencilla existencia de una persona normal, como cualquiera de nosotros, una lámpara que en lo cotidiano iluminaba a todos con una luz nueva […] Sin duda, también la virtud de la esperanza: si Dios es nuestra recompensa eterna, nuestros trabajos y nuestras luchas no pueden finalizarse en metas que además de indignas y degradantes, son efímeras. Finalmente, la caridad, que nace de acoger y compartir el don recibido; que nos hace encontrar el verdadero sentido de una vida y nos pide que la construyamos por medio del servicio, sea a los enfermos, a los pobres, a los más pequeños.[3]
Pero el papa aterrizó aún más su discurso y se pronunció sobre el tema de fondo, que se presenta en la realidad venezolana. León XIV nos llama a entender que quien está a nuestro lado también está llamado a la misma santidad, y por ello debemos verle (debemos vernos), ante todo, como hermanos que respetar y amar, compartiendo el camino de la existencia, sosteniéndonos en las dificultades y construyendo juntos el reino de Dios con alegría.
El llamado de León XIV es muy claro, todos los venezolanos debemos reconocernos como hermanos, hijos de un mismo Dios y de una misma patria; y saber aprovechar esta oportunidad providencial de la canonización de san José Gregorio y santa madre Carmen como una ocasión real y concreta para la reconciliación en Venezuela.
A eso nos invita e increpa la campaña que lanzó la Arquidiócesis de Caracas para esta fiesta de la santidad, a asumir que nuestros nuevos santos son ¡Santos para todos!
Pero al mismo tiempo entender con alegría y regocijo que somos Todos para santos. A la santidad estamos invitados y llamados todos, pues como decía el cardenal Parolin: “el mundo (y Venezuela) solo se salvarán cuando los cristianos queramos ser santos”.
Santos en todo, santos anónimos, santos en lo cotidiano, santos de la clase media y de la puerta de al lado[4], como nos enseñó Francisco.
Notas:
[1] S.S. Francisco (01 de noviembre de 2024): Angelus. Solemnidad de Todos los Santos.
[2] S.S. Francisco (2018): Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
[3] S.S. León XIV (20 de octubre de 2025): Discurso pronunciado a los peregrinos acudidos a las canonizaciones
[4] S.S. Francisco (2018): Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
