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¿Para qué el salario mínimo?

José Ignacio Arrieta A. s.j.

Cada año, en los primeros meses, las diversas organizaciones que componen el sistema de relaciones laborales del país van proyectando sus demandas e ideas acerca de la situación económica del país y van orientando sus expectativas del salario mínimo o de aumentos generales de sueldos y salarios para hacerse efectivos a partir del 1º de Mayo.

Con su cuatrico pa' la marchaEste año también la CTV adelantó el deseo no sólo de un aumento del salario mínimo no menor del 40 y aun del 50%, sino también de la necesidad de un decreto de aumentos generales de sueldos y salarios en un 40% y por supuesto que se regresara a activar la comisión tripartita para la recomendación respectiva de acuerdo al art. 167 y sgs. de la LOT.

Ya sabemos que el gobierno hace caso omiso de ello y prefiere acudir más bien al art. 172 (sobre los aumentos desproporcionados del costo de la vida) pero sin las consultas allí establecidas. Con ello el gobierno revolucionario acepta palmariamente el contexto altamente inflacionario en que vivimos.
Ya en diversas ocasiones hemos señalado que los aumentos generales, por el hecho de ser generales, son injustos ya que se prescinde de la creatividad, eficiencia y acción comprometida del trabajador y el incremento es igual para todos, sea cual fuere su contribución a la productividad.

Igualmente hemos señalado en otras oportunidades lo injusto de un sistema que tiene como parámetro de ingresos el salario mínimo que debería ser sólo el pago para personas con limitaciones operativas para la productividad que existen en todos los colectivos, ya que este se convierte usualmente en parámetro salarial de referencia para los trabajadores, y al moverse necesariamente convulsiona todos los baremos de ingresos y beneficios.

Allá viene la marchaEn el decreto de la presidencia 6.052 del 29 de abril de 2008 publicado en Gaceta Oficial Nº 38.921 del 30 de abril de 2008 se reconoce que el aumento del salario mínimo en un 30% no es ni siquiera un aumento real sino sólo una ajustada compensación por el deterioro del poder adquisitivo, una vez que la inflación esperada para este año no será menor del 30 % (Maza Zavala dixit, El Nacional 8 de mayo 2008 p.11). El nuevo salario mínimo queda en 799.23 BsF vs. 614.790 Bs. Un jubilado y un pensionado de la administración pública así como del IVSS tendrá que ajustar su vida a éste ingreso de 799.23 BsF. Para los aprendices el salario mínimo queda en 599.43 BsF.

Los decretos 6.053 y 6.054 de la misma fecha contemplan un tabulador de salarios partiendo en el primer paso del salario mínimo, el primero para obreros (as) y el segundo para funcionarios de carrera administrativa de la administración pública. Sin embargo los funcionarios de alcaldías y gobernaciones tendrán que luchar su tabulador porque ellos están exceptuados en el decreto. ¿Por qué será? ¿Acaso al miedo a que el gobierno pierda alcaldías y gobernaciones en noviembre y quiere dejar una papa caliente a opositores? No queremos pensar que sea por esto.

Restringiéndonos al aumento del salario mínimo una vez más se hace realidad el apotegma de que “los sueldos suben por las escaleras y los precios en cambio por el ascensor”.
Cualquier estudiante de primer año de economía sabe muy bien que en la realidad económica no basta con subir salarios si no se tiene una auténtica y cónsona política económica donde se tomen en cuenta todas las variables. Para el momento en que se decreta este aumento de salario mínimo ya, hasta con permiso del gobierno, han subido los precios de productos fundamentales de la dieta alimenticia y de la canasta básica. Nuevamente, una vez decretado el aumento volverán a subir los precios. El resultado es que mejor hubiéramos estado sin aumentos con tal que los precios hubieran estado estables. Para esta gracia, mejor es como estábamos.

Bien lo analiza Domingo Felipe Maza Zavala (ibid.), nada sospechoso de radicalismos antigobiernistas. Señala que el salario tiene una doble cualidad: es parte del costo de producción y de operación (trasladable a los precios) y es un ingreso con incidencia en la demanda de bienes y servicios. Dice el profesor economista: no basta con fijar un salario más o menos considerable: hay que atender las necesidades de salud, educación, seguridad social, vivienda, medio ambiente y seguridad física, es decir el dividendo social. A su vez han cambiado las estrategias del Banco Central en cuanto a intereses crediticios o a intereses financieros que han hecho más caro el dinero…

Por ello, y estamos de acuerdo con el profesor Maza, “lo que interesa considerar es la necesidad de una estrategia integral para derrotar la inflación, fortalecer las bases del crecimiento económico, capitalizar realmente el ingreso petrolero, elevar el nivel y la calidad de vida de la población” (ibid).
Este aumento de salario mínimo afecta la administración pública y la privada y comportará sin duda reajustes en las diversas escalas salariales. La inflación, concluye el Dr. Maza, se genera en el plano de la economía real de producción, inversión, ahorro y consumo que está desequilibrado por el lado de la oferta.

Por ello creemos que el incremento salarial sin incidir en las claves estructurales de la economía que eviten la inflación, es pan para hoy y hambre para mañana. No extrañen pues las protestas ante un populismo que ya no convence más que a los rojo rojitos…

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