Por Daeni Pacheco Berroterán
El sector de la juventud en Venezuela que confía hoy en los partidos políticos es minoría (30,3 %), según la última edición de la Encuesta Nacional sobre Juventud (Enjuve), realizada en el año 2021. Este dato es un indicador del posible desinterés de la juventud hacia la política, pero aun así es necesario preguntarse: ¿Qué piensan los jóvenes de ella?
Si bien la Enjuve sirve para hacer un sondeo no sólo de la percepción de la política, sino también de la realidad de los jóvenes en el país, también hay que tomar en cuenta que han pasado casi dos años desde su última actualización y, por lo tanto, puede que los resultados de la encuesta hayan cambiado, así como la opinión de este sector de la sociedad sobre la política.
Para responder qué piensan los jóvenes de la política, lo mejor es preguntarles a algunos de esos jóvenes. Desde el activista y militante, hasta al que no pertenece a partidos o se siente externo al mundo de la política. Desde el que vive en Venezuela hasta el que vive en el extranjero.
Algunas cosas en el país no han cambiado desde entonces: Venezuela sigue sumergida en una crisis humanitaria, social y económica compleja. La desigualdad es cada vez mayor y las oportunidades parecen ser muy pocas. A diferencia de otras juventudes en la región, gran parte de la nuestra, la venezolana, está en un constante debate entre formarse académicamente o dedicarse a trabajar para mantenerse a sí misma e incluso ayudar a su núcleo familiar.
Catherina Rojas tiene 21 años y vive en Caracas. Actualmente es estudiante de Comunicación Social y opina que la política es un “mal necesario”. Considera que, a pesar de los desaciertos en las dirigencias, como casos de corrupción o falta de ética en algunos líderes, la política es algo inherente al ser humano. Ella está en desacuerdo con frases como “eliminar la política” o “la política es horrible”. Opina que toda institución necesita de la política para que por lo menos exista un orden.
Como las opiniones de Rojas hay muchas similares, comprendiendo este contexto es más fácil entender que hay varias consideraciones sobre el ámbito político, añadido a las últimas acciones de los sectores que conforman el liderazgo nacional, las cuales no han sido necesariamente del agrado de la población venezolana, sino que por el contrario, han aumentado la desconfianza de la juventud, pero también de la población en general, hacia la política. Tanto que, según algunas investigaciones recientes, aproximadamente el 80 % de los venezolanos rechaza a la política o a los dirigentes. Sin embargo, también hay un sector que todavía confía en la política y, por supuesto, hay jóvenes en ese grupo. Algunos son activistas independientes, otros son miembros de partidos políticos y, en algunos casos, dirigentes importantes de estos movimientos donde hacen vida. Hay muchos jóvenes que ejercen como concejales o diputados en la Asamblea Nacional, por poner algunos ejemplos.
Marielys Hernández no milita en ningún partido político, a sus 20 años ha encontrado interés en otros ámbitos como la literatura y la música. Sin embargo, Marielys opina que la política es necesaria: “Nos enseña muchas cosas, a entender quiénes somos y lo que queremos lograr”. Para Marielys, las personas que no quieren interesarse en la política no saben lo importante que es defender sus derechos. “Hay un gran porcentaje de jóvenes que han dejado de lado su voz y el valor que tiene su opinión”, agregó.
Por su parte, Jesús Herrera, representante de las nuevas generaciones de un partido político nacional, considera que la política sí es una herramienta real para generar mejoras en las condiciones del país. Herrera cree que el rechazo a la política por parte de la población va de la mano de un discurso desalentador por parte del Gobierno y responde a un discurso errado del liderazgo tradicional opositor que busca polarizar y partidizar, pero no trata de repolitizar a la sociedad venezolana.
Esto también indica que a pesar de la gran desconfianza en la política, no solo desde la juventud, también hay jóvenes que ven en ella una herramienta para, por lo menos, generar cambios en la situación del país. Tampoco se puede descartar a la juventud que está en el extranjero y forma parte de los más de 6 millones de venezolanos que, debido a la complejidad de la crisis, emigraron y siguen optando por esta vía para superarse y cumplir sus sueños.
En la diáspora, las opiniones son aún más diversas: por un lado, hay quienes creen que la política los ha traicionado -y esto es algo de lo que se habla poco-, muchos de los que piensan así, participaron en las protestas de 2014, 2017 y 2019. Algunos tuvieron que huir del país debido a las persecuciones o porque no veían una esperanza de cambio real en el país.
Otro sector, precisamente conformado en parte por los que emigraron, al ver en riesgo su integridad por sus ideologías políticas, consideran que ella sí representa una herramienta de cambio, que no se puede satanizar por los errores de la dirigencia y que también se debe entender la dificultad de hacer política con un gobierno autoritario.
Cristhian Villegas vive en Chile desde 2017. Emigró de Venezuela junto a sus padres en busca de mejores condiciones. Estuvo varios días recorriendo parte de Sudamérica en autobús y, una vez en tierras australes, tuvo que trabajar y estudiar a la vez, culminando el bachillerato. Actualmente está estudiando en la universidad y, por supuesto, como muchos, aún sigue trabajando.
Al preguntarle sobre la política, Villegas opina que tanto en Chile como en Venezuela hay una crisis de representatividad. A su juicio, considera que el posible rechazo a la política está ligado a que la gente no se siente identificada con los políticos, pero entiende que, por lo que ha vivido desde emigró, en países democráticos, la política ayuda a generar cambios importantes.
En casos como Noruega, existe una cultura de participación ciudadana que incluye formación en las escuelas. Venezuela no es un caso ajeno, hasta hace poco se enseñaba Formación Ciudadana como una materia en educación primaria y secundaria, aunque ahora se sigue enseñando, pero en una asignatura que fusiona Ciudadanía con Geografía e Historia, algo que, por cierto, ha sido ampliamente cuestionado por expertos en materia educativa.
Las opiniones de Christian, Jesús, Marielys y Catherina tienen algo en común: algunos tienen nociones sobre la política o al menos han oído algo de ella, pero independientemente de su espacio de acción, la política de cierta forma ha influido en sus vidas.
Entonces, respondiendo a la interrogante inicialmente planteada: ¿Qué piensa la juventud de la política? Si se toma en cuenta los perfiles de estos cuatro entrevistados, entendiendo la variedad de los mismos, se podría decir que los jóvenes venezolanos piensan que, en efecto, la política es una herramienta de cambio real, pero no todos están tan convencidos de ello, por diversos factores que puntualizamos a continuación.
La desconexión del liderazgo político con la gente, la ausencia de contenido en materia formativa sobre la política, la desconfianza cultural que existe entre la población y los políticos y una sensación de engaño por circunstancias sociales que dificultan el ejercicio de la política en el país, en comparación con otros donde los índices de democracia son mejores.
En contraparte, es necesario considerar un aspecto positivo: las posibilidades existentes en la población para retomar la confianza en la política. Pero estas posibilidades no aumentarán por sí solas, sino por un trabajo de los activistas en devolver la confianza a la gente de los liderazgos políticos, sin necesidad de caer en retóricas populistas y sosteniendo, por el contrario, verdades que permitan entender a la ciudadanía los obstáculos de la democracia en Venezuela, pero que su inclusión en los intereses de la sociedad logrará, por lo poco, algunas mejoras en la situación del país.
Y así como existe un punto positivo, hay factores circunstanciales que van desde las dificultades para hacer política y para formar ciudadanos con interés en lo público, hasta los obstáculos para que la diáspora pueda recibir estas formaciones y cambiar el paradigma de la política en la juventud venezolana dentro y fuera del país. En ese sentido, es urgente, pero también importante repensar la política hoy, sobre todo, desde la juventud.