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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Referendo: Sí a Chávez No a la reforma

Arturo Peraza s.j.*

El Presidente insistió al cerrar la campaña que la gente no podía votar “no” por la reforma y apoyarlo a él. Pero el drama era que el barrio no estaba de acuerdo con la reforma. En mis encuentros en las comunidades fui constando que la reforma sonaba a una decisión impuesta, poco clara, mal explicada, decidida desde instancias externas a los sectores populares, que generaba profundas dudas y poco entusiasmo. La solución fue simple: El chavismo no voto.

Hasta el presente, nuestros análisis han tenido como supuesto una democracia definida políticamente como populista, clientelar y delegativa. Esto no se verificó el día 2 D. La población distinguió entre un referendo y un plebiscito. El apoyo al Presidente y el apoyo a la reforma. El Presidente pretendió forzar un plebiscito, pero la población no aceptó. En concreto más del 40% de la base chavista decidió no votar contra Chávez (y por eso no se unió a la opción por el No), pero tampoco decidió avalar, bajo el argumento de un liderazgo personal, un proyecto que no la convencía. El mismo pueblo que es capaz de distinguir en elecciones entre gobernadores, alcaldes y presidente, hoy también distinguió. Eso debe ser resaltado.
Por otro lado el movimiento estudiantil ha mostrado una capacidad que hay que reconocer es sorprendente. Desde que han salido aquel 28 de mayo han resultado ser una estructura exitosa y que el Gobierno no ha sabido como enfrentar políticamente. Los muchachos se montaron en el metro, en los semáforos y en las trancas. Su frescura y novedad ha resistido el embate de adjetivos que han venido desde sectores del mismo proceso.
Ahora se abre un compás para la reflexión. Para el sector de gobierno hay una lección que puede llevarlos a superar lecturas políticas fundadas en el liderazgo meramente carismático y las decisiones inconsultas e incluso contrarias al sentir popular (baste recordar la decisión de rctv). La población pide ser atendida en sus necesidades y dejar de lado las diatribas que sólo empeoran sus condiciones. Para la oposición queda la lección de reabrirse al juego democrático electoral y no escuchar aquellas voces agoreras que buscaron caminos alternativos. Para nuestros jóvenes queda el camino abierto hacia el futuro.
* Director de la revista Sic

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