Leonardo Boff
Queridos compañeros y compañeras:
Como Presidente de honor de nuestro Centro de Defensa de los Derechos Humanos de Petrópolis, Río, me uno al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos que, con su Comunicado de apoyo a los Obispos, hace una justa critica al gobierno que está persiguiendo, secuestrando y asesinando sus propios compatriotas. Repito las palabras del Papa Juan Pablo II: no hay guerra santa, ni guerra justa, ni guerra humanitaria, porque toda guerra mata y ofende a Dios. Lo mismo vale para quien comanda semejantes prácticas contra su pueblo.
Estoy perplejo por el hecho de que un gobierno que condujo la liberación de Nicaragua pueda imitar las prácticas del antiguo dictador. El poder existe no para imponerse a su pueblo, sino para servirlo en justicia y en paz.
Nicaragua necesita del diálogo, pero antes de todo necesita que las fuerzas represivas cesen de matar, especialmente a jóvenes. Esto es inaceptable. Nicaragua necesita paz y de nuevo paz.
Cito la más bella definición de la paz, consignada en la Carta de la Tierra, que reza:
“La paz es la plenitud que resulta de relaciones correctas consigo mismo, con otras personas, otras culturas, otras vidas, con la Tierra y con el Todo mayor del cual somos parte’ (n.16 f). Es decir, la paz no existe en sí misma. La paz es la consecuencia de relaciones correctas en todas las instancias personales y sociales. Esta paz, fruto de tales relaciones, es lo que más deseamos al pueblo, al Gobierno y a toda Nicaragua.
Con la solidaridad del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de Petrópolis, Río, y la mía personal, nos sentimos unidos a todos ustedes también en oración delante del Señor, príncipe de la paz.
*Teólogo y presidente del CDDH de Petrópolis, Río de Janeiro.