Luisa Pernalete
“Desde que Mario está en “Haré-Paz”, no falta a clase. Es lo que reporta la maestra de educación inicial de la Escuela Monseñor Romero, de Fe y Alegría, ubicada al norte de Barquisimeto. Además, la maestra comenta que ha mejorado su rendimiento. El caso de Mario no es el único.
La señora Yendri, iba los sábados al mercado de mayoristas de la ciudad a ver que le regalaban para llevar a su casa. Con eso que recogía alimentaba a sus dos hijos. Los niños estaban en riesgo de desnutrición crónica, según el estudio de la escuela. Entraron en “Haré-Paz”. Está muy agradecida. Los chicos tampoco han vuelto a faltar al colegio y su rendimiento es otro.
Si, ya sé, no estamos para fiestas de carnaval, “Sin niños no hay patria”, escribí hace unos días. Los datos que siguen llegando de niños desnutridos, de pupitres vacío porque, como me dijo una señora de Maracaibo, “no voy a dejar que mi hija se desmaye en el colegio. No tengo nada para el desayuno ni para que lleve merienda”. La letra con hambre no entra. Todo eso es verdad, pero no podemos sentarnos a esperar que los que toman decisiones se pongan de acuerdo, que los que se hacen los dormidos vean los dramas que Cáritas, el Observatorio de la Salud, CODEVIDA, la REDHNNA, por mencionar algunos, así como usted y yo vemos a diario.
Fe y Alegría está montando un Plan Alimentario, en la cual hay hasta ahora unos 20 centros incluidos. Yo quiero compartir uno atendido por el programa “Haré-Paz” – si así, pegado- que es una combinación de ese alimento emblemático del venezolano y la opción por promover la convivencia pacífica que nace, digamos que la idea madre, de la Asociación Civil Esperanza Activa – con el artista plástica Jesús Pernalete Túa a la cabeza – en alianza con Fe y Alegría en el estado Lara, concretamente en la comunidad de El Trompillo. Ya Esperanza Activa tenía tiempo con un proyecto hermoso: La Flor de la Esperanza, para formar lideresas infantiles y juveniles, con mucho arte incluido… Eso ahora es casi ya un Fundación, y es de ahí que surge Haré-Paz.
“Hay niños que no rinden en la escuela. Es que no están comiendo”, les comentaron los maestros. ¡Hay que hacer algo! ¿Qué tal una arepa con algo todos los días? Y comenzaron por 200 desayunos diarios. Se fueron uniendo la Galería Piso 8, que vende obras de arte para promover iniciativas sociales como esta, pequeños y medianos empresarios, también ciudadanos particulares con donaciones pequeñas pero constantes, así como unas madres voluntarias de la comunidad, que hacen el trabajo diario como aporte al bienestar de los niños con desnutrición más severa en el colegio Monseñor Romero…
Eso comenzó el año escolar pasado, pero para estos momentos ya las arepas que generan vida, asistencia escolar, mejoría en el rendimiento, ascienden a 500, ¡Los 5 días de la semana! Saque su cuenta: ¡son 10 mil desayunos al mes!¡Quinientos estudiantes beneficiados! ¿Qué tal?
Se dice fácil, pero supone toda una logística. Hay que buscar la harina, algo para echarle, fruta para un jugo… Por parte de la escuela, supone también una organización, además del estudio previo de talla y peso para hacer la selección, luego un seguimiento a cada niño que participa, para ver su impacto… ¡Cinco días a la semana!
No nos extraña que algo como Haré-Paz venga de La Flor de la Esperanza, porque genera ánimo, sin descuidar que hay que seguir insistiendo para que el estado cumpla con sus obligaciones – recuerdo que, según nuestras leyes vigentes, los derechos de NNA son Prioridad Absoluta –no vamos a sentarnos a ver languidecer a nuestros niños. La multiplicación de arepas, la energía y dedicación de Jesús, Andreina, Adriana, así como el trabajo diario de madres como Dayana, Yendri, Herminia, Francelis, María Mercedes y Jazmín, florecen en los rostros de los niños después de su desayuno.