Luisa Pernalete
“¿Cuántos años me faltan para cumplir 15 años?” – preguntó Victoria a su mamá. “Tienes 7, saca la cuenta” La madre ya sabía el resto. “¡Así, faltan 8! ¿Me vas a hacer una fiesta cuando los cumpla? Yo puedo empezar a reunir” Y su mamá pidió un deseo: “Qué esto cambie. Que yo la pueda mantener hasta que llegue a 6 grado y hasta el bachillerato.”
Pienso en Victoria, en su mamá, pienso en el 21. Sea lo que sea que pase el 20, vendrá el 21, y organizo, mi agenda.
- Tenemos que fortalecer las redes de protección y defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Hay que parar las muertes por desnutrición, los niños tienen que llegar a Educación Inicial, no se pueden seguir muriendo en pañales. Todo esto junto con la REDHNNA, Cáritas…Apoyar iniciativas solidarias es importante, pero sin descuidar que el estado tiene sus obligaciones y hay que recordárselas a cada rato, aunque suene a disco rayado. Perseverancia se impone.
- Hay que ampliar las alianzas para que los pequeños no piensen que llegar a 15 años es casi imposible y que soñar con una torta para celebrar no sea una “misión imposible”. Que los niños y niña tengan vida de niños. Que su plan sea jugar, leer cuentos. Que un lápiz y unos colores no sean un lujo para ellos. Hay que ampliar las alianzas para que lo cotidiano de los NNA sea recibir y ofrecer sonrisas y risas y no llanto permanente. Jugar es un derecho (Art. 11 de la OPNNA y 63 y 64 de la CRVB). Estudiar es un derecho (Lopnna Art.53 y CRBV Art. 102 y 103).
- La madre de Victoria es hipertensa. Yo sé que ella no se está tomando sus pastillas. No las encuentra, y cuando veo los precios de algunas parecidas me digo que aun si las encontrara, no las podría comprar. Cuando escribí estas líneas se celebraba el Día Mundial de la Hipertensión. Insistir en el canal humanitario para dejar entrar medicamentos y alimentos tiene que estar en la agenda urgente. Con acciones pacíficas y muy creativas. Casi debería hacer una plana, como las que hacen los niños en primer grado, con este texto: “¡Abran el canal humanitario! ¡Abran el canal humanitario! ¡Abran el canal humanitario! ¡Abran…” Tal vez repetido mil veces, y por muchos, muchos, los que toman decisiones hagan caso. Unirnos a Codevida, Cesap, Acción Solidaria…
- Si yo buscara una palabra que resumiera la situación de la mayoría de los ciudadanos en este país, seleccionaría esta: “Indefensión”. En Venezuela nos sentimos y estamos indefensos. Las instituciones no funcionan, no se sabe a dónde acudir. A veces tenemos más miedo a la policía que a los delincuentes. La violencia rompe el tejido social, y aislados nos volvemos más vulnerables. Entonces hay que seguir trabajando por el fortalecimiento de los grupos de apoyo mutuo que ya existen o crear otros, así sea de lazos insólitos: Las madres que le gustan las telenovelas mexicanas, o lo que sea, pero que la gente tenga su círculo de confianza, para llorar y reír, para darse la mano, pera discernir en comunidad, como dirían los jesuitas. (¿Verdad Wyssen?) Esta situación país genera mucho miedo, y como el miedo es gratis, la gente agarra más de la cuenta. Eso decía mi padre, hombre sabio. Es verdad, pero también es verdad que, si se comparte, toca menos por cabeza. Esto incluye, fortalecer las organizaciones de DDHH.
- No puedo dejar fuera de la agenda el trabajo por la reconciliación entre los venezolanos. Hay muchas heridas, muchas descalificaciones, muchos juicios “sin debido proceso” entre nosotros. Tenemos que escucharnos, comprendernos… Habrá que mirar lo que han hecho en otros países.
Tengo otros puntos, como promover la No- violencia, juntos con mis comadres Promotoras de Paz, junto con la Fundación M. Gandhi Venezuela, junto con tanta gente de buena voluntad y de “hombres que ama el señor”. Como verán, la agenda no es distinta a la actual solo que los momentos son de verdad de emergencia, hay gente que ya no puede esperar. Ya el tsunami llegó, dijo el otro día Feliciano. Respirar profundo para seguir. Se aceptan seguidores.