Por Carolina Jiménez Sandoval
“Las mujeres pertenecen a todos los lugares en que se adoptan decisiones”
Ruth Bader Ginsburg
La primera elección presidencial de los Estados Unidos se llevó a cabo en febrero de 1789. Desde entonces los ciudadanos del país han elegido, sin excepción, a 45 presidentes hombres con sus respectivos vice-presidentes, también hombres. Hasta ahora.
Los resultados de las elecciones de este noviembre de 2020 han arrojado como ganador al demócrata Joe Biden y a su fórmula vice-presidencial, Kamala Harris. La elección puede considerarse histórica por muchas razones, entre ellas por la gran cantidad de ciudadanos que ejercieron su derecho al voto en comparación con elecciones anteriores y por la gran expectativa -nacional e internacional – en relación con los resultados, dada la profunda polarización política que ha vivido el país en la era de Donald Trump. Más allá de estos factores, hay uno de especial importancia: Kamala Harris se convirtió en la primera mujer en ser elegida Vice-Presidenta de EEUU. Así puede afirmarse que, una vez que asuma el cargo, Harris será la mujer con la posición de autoridad política más alta de dicho país.
Harris, una mujer de color e hija de inmigrantes, simboliza una transformación trascendental en la vida política de EEUU. Por años, las mujeres han ido escalando poco a poco la empinada ladera del ejercicio del poder político, un espacio usualmente reservado a hombres en muchos países del mundo. ONU Mujeres, la agencia de las Naciones Unidas que promueve la igualdad de género, ha señalado que -aun en esta época- la brecha de representación de las mujeres en posiciones de liderazgo político sigue siendo amplia: el promedio mundial de mujeres en parlamentos es de 24,9% mientras que solo un 6,6% son Jefas de Estado¹. En este contexto, la llegada a la Casa Blanca de una mujer como Vice-Presidenta marca un salto hacia adelante en la garantía de que las mujeres, en efecto, puedan ocupar cargos en donde las decisiones más importantes de un país son discutidas y decididas.
La participación de mujeres en la vida política presenta la oportunidad de construir sociedades más inclusivas en las que la mitad de la población (compuesta por mujeres) forme equitativamente parte de la toma de decisiones. La representación de esa mitad sigue siendo una deuda pendiente y esperemos que la llegada de Kamala Harris a la Vice-Presidencia de los EEUU pueda contribuir al impulso de una agenda de derechos promovidos por la propia voz y participación de las mujeres. Las palabras de Harris al saberse electa vice-presidenta resumen bien la idea: “si bien soy la primera mujer en este cargo, no seré la última, porque cada niña que está viendo lo que ha ocurrido esta noche ve que este es un país de posibilidades”. Que así sea para el resto del mundo también.
Referencias: