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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Lo previsto y lo previsible

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Jesús Maria Aguirre 

Regresamos de protestar

Todo según lo previsto. Un centenar de periodistas convocados por organizaciones gremiales y organismos no gubernamentales (ONGs).

Todo según lo previsto. Largamente más de un centenar de (por llamarlo de alguna manera) “motorizados” (porque así se identificaban en algunas deterioradas tablillas que debieron haberse hecho presentes intentando romper otras manifestaciones de protesta).

Todo según lo previsto. Los defensores de la censura revolucionaria, avituallados desde la rampa del estacionamiento subterráneo de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) y, siguiendo la pauta no escrita, pagados con billetes del “viejo cono” porque el nuevo no sale ni con forceps.

Todo según lo previsto. Altavoces con música “revolucionaria”, con volumen desesperado para echar a perder entrevistas de noticieros audiovisuales y letra que, en más de la mitad de los casos, es como escupir hacia arriba.

Todo según lo previsto. Al menos media docena de “cerebrolicuados” por el “turmix revolucionario”; no tienen remedio, pero sí gran capacidad para discursos hilarantes. Para reír o llorar.

Todo según lo previsto. Muchos rostros miserables, dicho en el mejor sentido compasivo de Víctor Hugo, aún a riesgo de ser tergiversados por la insensible nomenclatura stalinista.

Todo según lo previsto. Guardando los simbolismos, se entregó una carta a un funcionario que suele ir en camionetotas y con escoltas, pero que no tiene capacidad para leer comprensiblemente; mucho menos aún el comunicado que firmó, pero sí para obedecer. 

Todo según lo previsto. La barahúnda motorizada se retiró, en medio de todo ordenadamente, al sonido de un “tararííííí…”

Todo según lo previsible. La opinión pública venezolana se enterará o no de lo que pasó; en el fondo, no necesita enterarse a fondo porque, aunque imprescindibles, manifestaciones como esta son ya un déjà vu y no le harán cambiar su experiencia y su convicción.

Todo según lo previsible. La opinión pública internacional tendrá un día más de noticia, con efectos que Nicolás Maduro Moros no es capaz de interpretar, ni los hijos de la gran Stasi son, a pesar de su maestría, capaces de controlar.

Todo según lo previsible. Un brain storming entre “revolucionarios” que, por fuerza, deben entender inglés, para ver cómo bloquean a CNNEE en internet.

(VJLA-Sigla)

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