El padre Arturo Sosa, S.J., Superior General de la Compañía de Jesús, inauguró su intervención en la Asamblea de la Asociación Internacional de Universidades de la Compañía de Jesús (IAJU) con una poderosa invitación a reflexionar sobre la identidad de las universidades jesuitas, su misión y su papel transformador en un mundo marcado por incertidumbres y desafíos. Bajo el lema “La universidad jesuita: testimonio de esperanza, presencia creativa y dialogante”, el encuentro reunió a líderes académicos y representantes de instituciones jesuitas de todo el mundo en Bogotá, Colombia, del 29 de junio al 3 de julio de 2025.
Un llamado al carisma y la identidad
Arturo Sosa enfatizó que el punto de partida para cualquier acción debe ser la identidad y el carisma que define a las universidades jesuitas. “Estar profundamente enraizados en nuestra identidad es conditio sine qua non para cumplir con la misión que nos ha sido encomendada”, afirmó. Desde esa perspectiva, el Superior General recordó que la misión educativa jesuita encuentra su sentido en el amor revelado por Jesús, quien mostró el camino hacia la justicia, la reconciliación y la fraternidad universal.
Sosa destacó que las universidades jesuitas no son meros espacios académicos, sino comunidades comprometidas con la transformación social. “El compromiso con la verdad es irrenunciable en nuestro quehacer universitario. Una universidad bajo la responsabilidad de la Compañía de Jesús está llamada a adelantarse a su tiempo, a ver más allá del presente”, señaló.
Un contexto desafiante
La Asamblea también abordó los complejos desafíos del contexto global actual. Sosa subrayó que vivimos un cambio de época caracterizado por la polarización política, el populismo, la postverdad y el proteccionismo, tendencias que amenazan los valores democráticos y dificultan los procesos de justicia y reconciliación. “La incertidumbre puede convertirse fácilmente en angustia que paraliza la acción, pero desde la esperanza que nos alienta, podemos vivirla como oportunidad para cambiar el rumbo”, afirmó.
En este sentido, las universidades jesuitas fueron llamadas a ser puentes de diálogo intercultural, defensores de los derechos humanos y promotores de una ciudadanía global. Además, se destacó su papel como actores clave en la lucha contra la crisis ecológica, una emergencia planetaria que exige valentía, profundidad y compromiso. “La crisis ecológica no es solo un asunto científico o político; es una cuestión profundamente moral y espiritual”, recordó Sosa.
El desafío tecnológico: inteligencia artificial y ética
Otro tema central fue el impacto de los avances tecnológicos, especialmente la inteligencia artificial (IA). Sosa planteó preguntas profundas sobre el significado de ser humano en una era de máquinas inteligentes y sobre cómo garantizar que estas tecnologías sirvan para humanizar, en lugar de deshumanizar. “Desde nuestra identidad, debemos contribuir a una visión ética y espiritual del futuro digital”, afirmó.
Las universidades jesuitas tienen el deber de formar ciudadanos críticos y responsables frente a los desafíos tecnológicos. Esto implica fomentar una alfabetización digital ética y cultivar una visión humanista que priorice la dignidad humana y el bien común.
Presencia creativa y solidaridad apostólica
En su intervención, Sosa insistió en que las universidades jesuitas deben ser espacios de presencia creativa y solidaria. En un mundo cada vez más secular y marcado por exclusiones sociales, estas instituciones están llamadas a abrir sus puertas a los márgenes de la sociedad. “Una universidad jesuita encuentra su fuerza en interactuar con aquellos que son descartados por las estructuras dominantes”, afirmó.
La solidaridad apostólica también fue destacada como un rasgo distintivo. Según Sosa, esta solidaridad no solo se manifiesta entre las propias universidades jesuitas, sino también en su colaboración con redes educativas, organizaciones internacionales como el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y movimientos sociales comprometidos con la justicia.
El diálogo como método y esperanza
El diálogo fue presentado como el método propio de las universidades jesuitas para promover la reconciliación y la transformación social. Inspirado en las palabras del Papa Francisco en *Fratelli tutti*, Sosa subrayó que el diálogo requiere reconocer al otro como igual y estar dispuesto a escuchar con apertura. “El diálogo persistente y corajudo no es noticia como los desencuentros, pero ayuda discretamente al mundo a vivir mejor”, afirmó.
Sin embargo, también reconoció que hay contextos donde el diálogo parece imposible debido a tensiones sociales o políticas. En esos casos, llamó a perseverar en la creación de condiciones para el encuentro y a mantener una presencia creativa como testimonio de esperanza.
Formación integral: líderes para un mundo mejor
Finalmente, Sosa destacó la importancia de formar líderes sólidos que encarnen los valores educativos de la Compañía de Jesús. La formación en identidad y misión ignaciana es clave para garantizar la sostenibilidad de las universidades jesuitas a largo plazo. “Debemos aprovechar el potencial del aprendizaje virtual y las herramientas digitales para expandir nuestros esfuerzos formativos”, afirmó.
Además, insistió en que acompañar a los jóvenes significa más que brindar apoyo académico o extracurricular; implica formar en la esperanza y ayudarlos a creer que tienen un papel fundamental en la construcción de un mundo más justo y sostenible.
Caminando juntos hacia el futuro
Arturo Sosa cerró su intervención con una invitación inspiradora: “Caminemos juntos hacia el futuro, animados por el magis, no como ‘más de lo mismo’, sino como respuestas más profundas e innovadoras a las necesidades de nuestro tiempo”. La Asamblea fue un espacio para renovar compromisos con la misión educativa jesuita y afrontar los desafíos del mundo actual con claridad, valentía y esperanza.
El encuentro en Bogotá dejó claro que las universidades jesuitas son mucho más que instituciones académicas; son testimonios vivos de esperanza, justicia y reconciliación en un mundo necesitado de transformación profunda.