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La transición en Brasil: perseverancia en la ruta electoral

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Foto: Archivo Web

Por Pedro Pablo Fernández 

En abril de 1964 los militares brasileños dieron un golpe de estado, ilegalizaron los partidos e iniciaron un periodo de represión brutal con detenciones arbitrarias, desaparecidos, torturas y ejecuciones forzosas.

En 1974 el General Ernesto Geisel convocó elecciones confiado en que la oposición estaba completamente desecha.

Impotentes frente al hecho de que era imposible ganar buena parte de la oposición propuso la estrategia de la abstención para deslegitimar al régimen.

Fernando Henrique Cardozo y otros dirigentes propusieron aprovechar esa pequeña ventana para llevar un mensaje a la población, para motivar y movilizar, para crear una fuerza en favor de la democracia.

Hay que considerar que el régimen militar nunca había perdido una guerra, ni una elección, ni un plebiscito.

Se impuso la tesis de Cardozo, la oposición participó, ganó el senado y sacó 44% de la Cámara de Diputados.

Cardozo, en una entrevista publicada en el libro: “Transiciones democráticas: enseñanzas de líderes políticos”, señaló: “El resultado no se debió a la sed popular de democracia, sino a una campaña eficaz de la oposición que protestaba por cuestiones económicas cotidianas, especialmente por la erosión del poder adquisitivo de los salarios”.

En 1977 el gobierno, preocupado por el resultado electoral de la oposición en la elección anterior, aprueba el “Paquete de abril” y cambia todas las reglas de juego democráticas, limita el acceso de la oposición a los medios de comunicación y le da una representación desproporcionada de diputados en el congreso a los estados donde el gobierno tenía más apoyo.

Adicionalmente, para asegurarse la mayoría, el régimen inventó unos senadores que se elegían de forma indirecta. La oposición los bautizó con el nombre de “los senadores biónicos”. Como consecuencia de la manipulación, la oposición no consigue controlar ninguna de las dos cámaras.

En 1979 se debía elegir el Presidente de la República para el periodo 79-85 mediante un colegio electoral donde votaban los miembros del congreso y diputados de las provincias. A pesar de que el régimen controlaba la mayoría, la oposición seguía en su empeño de derrotarlo en el terreno electoral.

Conscientes de que no podían ganar, la oposición buscó quebrar las fuerzas que le daban soporte a la dictadura. Cardozo promovía la candidatura del general Euller Bentes Monteiro, antiguo aliado del régimen que había marcado distancia. Ulysses Guimaraes, el líder opositor con más votos en el congreso y antimilitarista, promovía la candidatura de Magalhaes Pinto, dirigente que había sido parte del régimen y exgobernador de Minas Gerai.

Cuenta Cardozo que: “Ulysses estaba con la idea de abrir una brecha en el régimen utilizando a Magalhaes. Yo prefería al general porque desquebrajaría el régimen desde sus pilares. Mi visión terminó ganando, Euller fue el candidato y perdió, no se trataba de que ganase, no tenía como hacerlo, pero la brecha se produjo”.

La oposición con inteligencia buscaba al mismo tiempo quebrar la coalición dominante y fortalecerse electoralmente participando en las elecciones.

En abril de 1984 la oposición intentó una enmienda a la constitución para establecer la elección directa del Presidente de la República, pero no lograron la mayoría. Era muy difícil aceptar de nuevo elecciones indirectas en donde el régimen contaba con demasiadas ventajas.

En la misma entrevista, antes mencionada, Cardozo dijo: “En una cena que tuvimos cuatro o cinco personas, incluido Ulysses, yo les dije que, entre los que estábamos presentes, quien había pagado el precio más alto bajo el régimen militar era yo, porque fui al exilio, perdí mi puesto en la universidad y estuve en prisión. Les dije que no estaba dispuesto a presenciar esa situación durante más tiempo en Brasil, que yo creía que había una oportunidad de ganar a través de las elecciones indirectas y lograr el cambio. Ulysses, a quien admiro profundamente, me dijo que él no iba a seguir por esa vía”.

El candidato presidencial de todos para unas elecciones directas era Ulysses, porque era el que más apoyo popular tenía pero en el congreso no tenía votos y estaba mal visto por los militares. Todo se decantó por el que podía lograr la mayor cantidad de votos en el congreso, Tancredo Neves y para Vicepresidente se escogió, para horror de muchos, a José Sarney, quien había un sido colaborador importante del régimen, pero había montado tienda aparte con un nuevo partido llamado Frente Liberal.

La oposición derrotó al régimen con sus propias armas y Tancredo Neves fue elegido presidente. Murió antes de tomar posesión y José Sarney se convirtió en el primer presidente no militar desde 1964. La transición a la democracia siguió su marcha, se aprobó una nueva constitución y en 1989 los brasileños pudieron elegir en forma directa y universal al presidente de la república por primera vez.

Cardozo siempre tuvo claro que la democracia se conquista ejerciendola. A su constancia y coherencia se le debe en buena medida la democracia que hoy disfruta Brasil.

Los brasileños lograron derrotar la dictadura, pero la crisis económica se profundizaba.

Collor de Melo, primer presidente electo en forma directa, tuvo que renunciar en medio de una crisis social tremenda. Su vicepresidente, Itamar Franco, lo sustituyó y terminó el periodo desde 1992 a 1995. Cardozo fue su Ministro de Economía e inicio un programa de recuperación económica, acabó con la inflación y puso al país a crecer a un ritmo impresionante.

En 1994 Fernando Henrique Cardozo fue elegido Presidente por un electorado agradecido por su papel en el control de la inflación y el crecimiento económico, pero lo que mas le tenían que agradecer fue el coraje, la inteligencia y el desprendimiento con que actuó para que Brasil viva hoy en democracia.

Cardozo fue perseverante, paciente, entendía claramente que el régimen tenía poder y era una realidad que no se podía desconocer. Entendió además que la democracia solo se podía conquistar ejerciendo la democracia. La abstención para él era la renuncia a la lucha y no renunció nunca, a pesar de haber sido acusado de colaboracionista del régimen una y otra vez.

Durante su mandato Brasil creció a un ritmo nunca visto, millones de brasileños lograron superar la pobreza, acabó con los privilegios militares y nombró a un civil al frente del Ministerio de la defensa para sellar la sumisión de las armas al poder civil.

Fernando Henrique Cardozo cambió la historia de Brasil. Nunca sabremos los sufrimientos que el pueblo brasileño se ahorró gracias a la inteligencia y coherencia con la que Cardozo impulsó la democracia y después lideró el milagro económico brasileño.

Fuente: El Universal 

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