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La Paradura del Pueblo

January Gómez*

Tribuna de Hugo ChávezAl igual que casi todo el país, amanecí el día lunes con mucho sueño después de una jornada electoral que si bien no fue cansona durante el día, la noche presentó un ambiente de expectativa hasta los resultados a la una de la mañana y luego hasta las dos de la mañana cuando finalizó el discurso del Presidente.

Desde hace muchos días antes había anunciado, con quienes me animaba a conversar al respecto que esos serían los resultados; en realidad mi predicción insistía en que la propuesta de Chávez probablemente ganaba, pero que la propuesta de la Asamblea no iba a tener éxito y si ganaba iba a ser por muy poco.

Los resultados ya los conocemos

Admito que me sorprendió que ni siquiera la propuesta del Presidente tuviera aceptación popular, para mi está claro que la mayoría de sus partidarios creen en él, en sus ideas y en su proyecto, mucho mas que el “olor” a política a lo que ya huele la Asamblea Nacional, cuyos ojos saltones ante el poder ya nos recuerdan las miradas ambiciosas de los antiguos partidos del Congreso.

Si he de admitir otra cosa, admito que soy simpatizante al gobierno y que al día siguiente el ver la alegría de las personas de la oposición, me traía una tristeza inexplicable, aún cuando esa haya sido mi opción ante las urnas; creo que la tristeza radicaba en haberme visto en la situación de llegar a la misma conclusión que la oposición aunque a mi parecer, seguramente por razones distintas, pero en las urnas no se puede poner las razones de nuestros votos, sino la conclusión de nuestras motivaciones.

Gracias al lugar en el que trabajo y gracias a la iniciativa de la CVX Caracas a la que pertenezco, me animé a comprar y leer de modo crítico y con una visión muy humana y cristiana la propuesta de la reforma. Esto fue lo que me hizo tomar la opción final. Mientras mas leía mas me entristecía ver la respuesta que daría a esa propuesta.

Me pareció que el gobierno se las jugaba al proponer con tanta insistencia, ambientes de discusión y al dar tanta información sobre la reforma, y se las jugaba en el sentido de que si la reforma ciertamente no traía grandes beneficios para el pueblo, como gritaba a altas voces la oposición, el pueblo entendería esos problemas. Quizás eso fue lo que ocurrió. Ocurrió que me sentí acorralada (como otros tantos oficialistas) por una propuesta cuyos costos y amenazas sociales para el pueblo, con respecto a los beneficios sociales que traían eran muy altos (siempre a mi parecer).
Rostro duro posando
Tuve la tentación de abstenerme, al igual que muchos otros venezolanos, pero hice un esfuerzo de conciencia como cristiana (que además no hacía mucho que había hecho oración de Dos Banderas), superando mis simpatías políticas y aposté por el que pienso era lo mejor para este pueblo, para los pobres. Yo ya había expresado esto en la reunión de la CVX y todos estuvimos de acuerdo que, aún cuando tengamos simpatía hacia uno u otro bando, nuestra apuesta principal es por los pobres, nuestra pasión debe ser el seguimiento de Jesús.

Cristo, el primer revolucionarioCon esto no quiero decir que Chávez es el diablo encarnado ¡por favor!, sino que como cristiana tenía que tomar partido, algún partido, así estuviera en contra de mis ideas políticas; de hecho, mi apoyo al gobierno sigue siendo el mismo, crítico e ideológico, pero con las esperanzas de que saldrá alguna tercera opción. Mi posición fue coherente con respecto al seguimiento a la bandera de Jesús, no porque voté contra la reforma, sino porque vote.

Ahora, espero que la oposición no busque excusas para gritar nuevamente fraude y vuelvan a menospreciar al pueblo con frasecitas como “cada pueblo tiene el gobierno que merece”, cuando tienen una derrota electoral y que el gobierno no empiece a dar argumentos de traición a aquellos millones que apoyaron al presidente el año pasado y que no se decidieron a apoyarlo en su reforma.

Sentí una alegría enorme al ver la aceptación de Chávez sobre los resultados, fue una actitud política muy positiva para él, pues ganó puntos con sus simpatizantes, calmó a los mas extremistas de sus seguidores, demostró “respeto” a la voluntad del pueblo, mejoró su imagen internacional y obligó a la oposición a legitimizar la constitución del 99 y a la institución del CNE.

El pueblo le demostró a la oposición y al gobierno que se ha interesado en la política, entendiendo que la política traerá o no mejores niveles de vida, (tal y como me dijo el buhonero al que le compré la propuesta de reforma en el centro de Caracas), no me terminaré con frases trilladas de “ganó la democracia” o “le dijeron no a Chávez”, o “las mentiras de los medios de comunicación pudieron mas”, diré que el pueblo leyó, pensó, opinó y esa fue su decisión, aún anda en pañales en lo que se refiere a política pues siempre le han llevado de la mano, pero creo que este diciembre y el diciembre del año pasado el pueblo se plantó sobre sus dos pies.

Lamentablemente esa “paradura del pueblo” ha sido para elegir lo “menos malo” y no para discernir entre lo bueno y lo mejor, pero Dios quiera que el gobierno entienda que los cambios son progresivos y no por medio de la fuerza y el autoritarismo y que la oposición entienda que decir “el pueblo” no es referirse a una parranda de ignorantes, rencorosos sociales que nunca ha tenido nada porque no han querido (“come maíz” como escuché llamaban con desprecio en un programa de radio de la oposición a los pobres)

Para mí, ganó el pueblo.

* Laica miembro de CVX.

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