“El paradigma secular de poder eclesial, propio de una Iglesia de ancianos instalados en su verdad y en su autoridad (un cristianismo entendido como instancia de imposición sacral sobre el mundo) no responde a las nuevas experiencias de la vida social (ni al evangelio de Jesús). Por impulso humano (la vida humana se define por su capacidad de re-nacimiento) y por influjo de fondo del mismo evangelio tenemos que romper y superar el paradigma del poder establecido. No se trata de una simple adaptación del evangelio a los jóvenes, sino de un rejuvenecimiento de la Iglesia desde el evangelio, para jóvenes y mayores de edad”.
Seguir leyendo, Manifiesto de la Juventud Cristiana.