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La “gripe española” en Venezuela

gripe española
Foto: venezuelainmortal.com

Por Francisco Gatell* y Paola Ocando**

La primera víctima se reportó pocos días después de que un barco mercante, proveniente de España, desembarcara en el puerto de La Guaira, el 16 de octubre de 1918. El general Juan Vicente Gómez fue notificado ese mismo día a través del telégrafo y el acontecimiento fue calificado como “una novedad exagerada”, pues solo se consideró como “un catarro que dura dos días”; sin embargo, en tan solo veinticuatro horas la cantidad de contagiados con síntomas de tos, dificultad respiratoria y fiebre, alcanzó la cifra de quinientos, solo en La Guaira.

Al día siguiente, el 17, Gómez recibió un telegrama del director de la Sanidad Nacional, José A. Tagliaferro, quien aseguraba que era “[…] una gripe contagiosa sin mayor gravedad, que no se registraba ningún caso fatal”. Para el 18 de octubre, la epidemia ya se había extendido hasta Caracas y para finales de mes ya se reportaban casos en varios estados del país.

La pandemia por virus de influenza –mejor conocida como gripe española– irrumpió en una Venezuela con características más propias del siglo XIX que del siglo XX: las comunicaciones dependían casi exclusivamente del uso del telégrafo. Faltaban ocho años para la radio, 34 para la televisión y casi un siglo para la masificación de las redes sociales.

Aunado a eso, la pobreza, el analfabetismo y la insalubridad exponían al país a un sinfín de epidemias como la malaria, la difteria, la fiebre amarilla, la viruela, el sarampión, la peste bubónica, el tifus, cólera, lepra, tétano, entre otras.

Asimismo, nos encontrábamos ante un sistema de salud carente de los recursos, insumos y personal necesarios para hacerle frente a las enfermedades que fustigaban al país; al punto que los doctores José Gregorio Hernández y Luis Razetti afirmaron públicamente que lo que estaba matando a la gente no era la gripe, sino la pobreza y la miseria en que vivía la mayoría de los venezolanos, mal alimentados y con mínima higiene, muchos con padecimientos crónicos de paludismo y tuberculosis.

Pronto fueron suspendidas las clases a todo nivel y cualquier tipo de reuniones públicas, al tiempo que la dictadura gomecista prohibía a la prensa hablar sobre la peste. La primera publicación de un periódico refiriéndose a la epidemia ocurrió el 30 de octubre, catorce días después del primer fallecido.

Para trabajar de manera organizada contra la epidemia se creó la Junta de Socorro (presidida por Luis Razetti), a la vez que se ordenaba la desinfección general de tranvías, trenes, oficinas públicas y locales privados con formol y creolina.

A principios de noviembre, la epidemia hacía estragos en diez estados del país. En Caracas se reportaban cien muertes diarias. Se hizo común ver carretas transitar continuamente por la ciudad rumbo al cementerio con cadáveres apilados .

Para finales de noviembre, la epidemia era una realidad palpable en todo el territorio nacional. Aunque no se tiene registro certero de los contagiados y de los fallecidos, se estima que murieron entre 25 mil y 80 mil personas. Sin embargo, los niveles de morbilidad y mortalidad comenzaron a descender y ya para el 29 de noviembre –poco menos de dos meses después de que arribara a Venezuela– se declaró extinguida en el puerto de La Guaira, que había sido el primer foco de infección.

Paulatinamente, la situación en Caracas se fue normalizando. Para finales de diciembre se reactivaron algunos servicios y las reuniones públicas. En el interior del país el proceso de extinción tardó un poco más, siendo la población de Mucuchíes donde se registraron los últimos casos en febrero de 1919.


*Historiador y coordinador general de MoviVargas.

**Abogado.

Referencias:

  1. PERALTA, J. J. (2020): Cronicario: “‘La gripe española’ hizo llorar al general Gómez por su hijo Alí”. En: El Impulso. 10 de abril de 2020.
  2. SALAZAR, G. (2020): “Venezuela en dos pandemias: del telégrafo a las redes sociales”. En: Tal Cual. 18 de abril 2020.

Fuente: Revista SIC 824.

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