Por Rafael Duarte
“Vivimos en una época de fraude, en la economía, en la educación, en los alimentos, en la religión, en el béisbol…”
Mark Baum (La Gran Apuesta, 2015)
En el 2007, cuando el mundo parecía perfecto, cinco inversionistas estadounidenses relacionados al sistema financiero de Wall Street, comienzan a observar que el mercado inmobiliario norteamericano está a punto de colapsar, mientras los grandes bancos, los medios de comunicación y las agencias de regulación se mantienen en silencio.
Estos cinco hombres son: Mark Baum (Steven Carell), jefe de un fondo de riesgo; los jóvenes inversores Charlie Geller (John Magaro) y Jamie Shipley (Finn Wittrock); el asesor financiero, Jared Vennett (Ryan Gosling) y Michael Burry (Christian Bale), jefe de un fondo de capital, quien es un reconocido y excéntrico gestor financiero.
Burry, quien ha estudiado miles de préstamos hipotecarios de calificación elevada denominados CDO1, descubre que la mayoría de ellos están repletos de préstamos morosos, los cuales tienen una alta probabilidad de impago en los próximos años, lo que los convierte en una bomba de tiempo para el sistema financiero estadounidense.
A sabiendas de ello, el excéntrico gestor negocia ante Goldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of América y Deutsche Bank un nuevo instrumento financiero que lo hace llamar “seguro de impago de deuda”, con el que apuesta mil trescientos millones de dólares ($ 1.300.000.000) ante el posible desplome del mercado inmobiliario norteamericano.
A partir del rumor que genera este contrato, Baum, Geller, Shipley y Vennett comienzan una carrera a contrarreloj para corroborar las especulaciones de Burry, quien ahora se enfrenta a la directiva y a los inversores de su firma, a quienes ha dejado sin decisión y liquidez, para hacer una apuesta donde buscará llevarse todo o quedarse sin nada.
La película de Adam Mckay nos muestra cómo la banca estadounidense y los grandes fondos de inversión de Wall Street, moldean la economía de Estados Unidos y de otros países a su antojo, haciendo que cientos de miles de inversores compren acciones y bonos basura que terminan dañando la economía global, pero sobre todo a los ciudadanos de a pie.
Para hacer más ilustrativa la película, Mckay trae a cameo a la actriz Margot Robbie para explicar cómo iniciaron las hipotecas Subprime; así como a la cantante Selena Gomez, junto al Nobel de Economía Richard H. Thaler, para explicar, desde la falacia de la mano caliente, por qué tenemos comportamientos conductuales en materia de economía.
De ese modo particular se desarrolla el film, como una historia coral que, usando el recurso narrativo de la cuarta pared (donde los protagonistas mirando a la cámara interactúan con el espectador), hace que el argumento de Adam Mckay y Michael Lewis termine siendo comprensible, lo que les valió el Óscar a mejor guion adaptado en el 2016.
Pero no solo destaca el guion de esta historia real, también la actuación de Bale y la banda sonora que, apoyada bajo una selecta variedad de piezas musicales que van desde el Heavy Metal de Metallica, pasando por el Hip Hop de Pharrell Williams y la electrónica de Gorillaz, hace que en ciertos momentos la película vaya de la ficción dramática a la comedia.
Sin duda, La gran apuesta es un gran filme para reflexionar, pues, por una parte, nos habla del lado más oscuro de las instituciones financieras, en el que vemos cómo los peces grandes se comen a los pequeños; y, por otro, cómo los más desfavorecidos del sistema terminan pagando las deudas de los ricos, sencillamente porque necesitan una casa para vivir.
Nota:
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Son las siglas en inglés de: Collateralized Debt Obligation, que en español se conoce como: Obligación de deuda garantizada.
