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La abstención solo es útil al continuismo gubernamental

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Víctor Álvarez R

En toda campaña electoral cada candidato arranca con una probabilidad que puede subir o bajar en dependencia de su eficacia para ganar terreno en el segmento de electores que pueden ver con simpatía su oferta electoral. La candidatura de Nicolás Maduro tiene un techo en la clientela electoral del oficialismo y su opción no puede crecer más. Henri Falcón lanza su candidatura en medio de un fuego cruzado entre gobierno y oposición que respectivamente lo consideran un traidor o un quinta-columna.

Paradójicamente, es precisamente en el creciente malestar que hay entre las filas del chavismo y la oposición donde la candidatura de Henri Falcón puede ganar nuevos aliados. Allí hay un importante margen de electores que nunca votarían por Nicolás Maduro, ni por ningún candidato del oficialismo.

Mientras las pugnas internas debilitan el oficialismo, la abstención lo fortalece

El llamado a la abstención puede desembocar en una pérdida de la mejor oportunidad que se le ha presentado a las fuerzas opositoras para conquistar el poder político, al no saber aprovechar las tensiones internas que resquebrajan la coalición dominante del GPP-PSUV.

El Partido Comunista y Patria Para Todos, principales aliados del PSUV en el GPP, han cuestionado públicamente a un gobierno que no han podido contener la escasez, la hiperinflación y el empobrecimiento generalizado de la población. Por otro lado, la persecución desatada contra Luisa Ortega Díaz, Rafael Ramírez, Miguel Rodríguez Torres, son apenas una muestra de la descomposición del oficialismo.

Para deslastrarse de las pugnas internas que amenazan su continuidad en el poder, Maduro decidió crear un nuevo instrumento político y lanzó el año pasado el Movimiento Somos Venezuela como un “nuevo mecanismo social del gobierno bolivariano” para masificar el carnet de la patria y “optimizar el alcance y avance de las misiones socialistas”. En enero de este año, ese “mecanismo social” fue transformado en un partido político: “Hemos decidido legalizar por petición de las bases al Movimiento Somos Venezuela como uno de los movimientos que va a participar con tarjeta electoral en el proceso presidencial”, anunció Maduro.

Movimiento Somos Venezuela vs PSUV

En la disputa por ser la base de la maquinaria electoral encargada de repartir los beneficios que otorga el gobierno a sus incondicionales seguidores, el Movimiento Somos Venezuela saca ventaja al PSUV y demás factores del GPP, toda vez que la clientela electoral del oficialismo ahora se le induce a asociar el beneficio que recibirá con el voto que dará al nuevo instrumento de control social y político.

La conducción del Movimiento quedó a cargo de Delcy Rodríguez quien renunció al PSUV y bajo la línea de inscribirse en el nuevo instrumento político: “Quienes en algún momento tuvimos militancia en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) o cualquier otro partido hemos renunciado a esa militancia para incorporarnos al Movimiento Somos Venezuela. Los invitamos a todos a inscribirse en las redes del Movimiento Somos Venezuela”, fue la línea que lanzó la líder de la nueva maquinaria electoral oficialista que amenaza con desplazar al PSUV.

En la purga desatada para defenestrar a todos aquellos que amenacen la jefatura de Nicolás Maduro, se les tiende un cerco a las aspiraciones de Diosdado Cabello de convertirse en la figura con mayor peso en la coalición política gubernamental. La creación del Movimiento Somos Venezuela es un grito de guerra a Diosdado Cabello y una clara amenaza de arrebatarle el control de la maquinaria partidista. Y en esta disputa interna es mucho el chavismo descontento que Henri Falcón puede atraer a favor de su candidatura, la cual ven como la única capaz de iniciar un proceso de transición sin desatar los demonios de la persecución y la venganza contra todo aquel que huela a chavista.

La abstención opositora favorece la candidatura oficialista

Los principales partidos de la oposición que no postularon candidato han optado por llamar a la abstención, cuestión que favorece la reelección de Nicolás Maduro. El llamado a la abstención es el reflejo de una interpretación equivocada del momento histórico que vive Venezuela y resulta totalmente funcional a las pretensiones de continuismo gubernamental que se empeña en aferrarse al poder para afianzar su dictadura.

La mala calidad de la acción política de la dirigencia opositora –con su manía de denunciar trampa y fraude después de cada elección-, ha contribuido a crear dudas sobre la opción electoral y a erosionar la institución del voto como el instrumento para lograr los cambios políticos que el país reclama. Mientras factores clave de la oposición sigan creando dudas en torno al sistema electoral, en cada nueva elección será muy difícil revertir la inercia abstencionista. Nadie querrá ir a votar si le han sembrado la certeza de que otra vez le robarán el voto. Y esto solo favorece al gobierno que ya no puede hacer crecer más a su clientela electoral. ¿Acaso Nicolás Maduro podrá sacar más de 5 millones de votos en medio de esta tragedia nacional?

Dado que los votos del candidato oficialista no van a crecer más allá de su clientela electoral, la candidatura de Henri Falcón tendrá que contrarrestar los votos que le resta la abstención. Sobre todo, porque el segmento que ha decidido votar por él aún está lejos de acumular la masa crítica de electores para ganar las presidenciales.

La candidatura de Henri Falcón: un nuevo campo de acción política

Como la MUD rompió con la línea electoral y llamó a la abstención, Henri Falcón ahora intenta abrir un nuevo espacio político de acción en el que busca el apoyo de los seguidores de la MUD descontenta y del chavismo crítico. Por eso Falcón se revela contra la abstención que favorece la continuidad del candidato oficialista. Entre el dilema de ir o no ir a las elecciones hasta tanto se mejoren las condiciones, el ex gobernador de Lara decidió postularse, pero sin dejar de exigir mejores condiciones.

Falcón optó por convertir la campaña electoral en su campo de batalla para denunciar el ventajismo y amenaza de fraude gubernamental. Interpreta así el sentir de las fuerzas democráticas que quieren librar la batalla electoral para conquistar pacíficamente el poder, restaurar la República con su independencia de poderes, y retomar la alternancia en el poder. Se trata de lograr la hazaña histórica de vencer el ventajismo y las trampas del oficialismo, evitar que los partidos que no participaron sean ilegalizados y conjurar la amenaza de que se instaure una dictadura constitucionalizada, sustentada en la hegemonía de un partido hegemónico.

Ciertamente, el argumento de los principales partidos de la MUD de no presentarse a las elecciones porque sus líderes se encuentran presos o inhabilitados, facilitó la postulación de Falcón, quien no tenía mucha opción si la escogencia del candidato unitario se hubiese hecho en unas elecciones primarias de la MUD. Pero hasta ahora, Henri Falcón es la alternativa con más opción electoral frente a Maduro. Si bien no tiene nada que buscar en el segmento de la oposición que ha decidido no votar, Falcón puede ganar mucho terreno en los segmentos del chavismo crítico y la oposición descontenta que quieren una salida electoral, pero temen perder su voto bajo las desventajosas condiciones impuestas por el oficialismo.

Si triunfa el abstencionismo no habrá más elecciones en Venezuela

Los dirigentes de la MUD que no fueron capaces ni siquiera de convenir el método para escoger su candidato presidencial, ahora se aferran al pretexto de la falta de condiciones electorales para no participar. No se trata de desconocer que las condiciones electorales son extremadamente desiguales, pero esta desventaja puede verse ampliamente compensada si las fuerzas democráticas complementan sus capacidades y recursos en torno a una candidatura unitaria que capitalice el enorme rechazo que genera la candidatura de Nicolás Maduro y el creciente porcentaje de electores que quiere ir a votar para salir de esta tragedia.

Los llamados a la abstención son un boleto directo a seis años más de tragedia nacional. La superación de un régimen cada vez más autoritario es una de las grandes aspiraciones de las fuerzas democráticas venezolanas. Este objetivo se pudiera lograr si se apartan las mezquindades y ambiciones personales y se apoya una candidatura unitaria. Un gran reto que se le plantea a Falcón es negociar un acuerdo con los precandidatos de la MUD que finalmente no se postularon para que, en lugar de seguir llamando a sus seguidores a la abstención, los llamen a votar y defender activamente el resultado electoral, como única forma de contrarrestar el ventajismo gubernamental y la falta de condiciones electorales.

Todavía hay tiempo para aprovechar el mayoritario rechazo a la reelección de Nicolás Maduro y el creciente porcentaje del electorado que manifiesta estar dispuesto a votar. Al clamor nacional poco le importa quién es el candidato, lo que le importa es que haya un candidato unitario para enfrentar con opción las pretensiones continuistas del actual gobierno. Es posible crear una invencible mayoría si la dirigencia política llama a votar.

La hazaña política consiste precisamente en atreverse a ganar las elecciones a pesar del ventajismo y maniobras del oficialismo. Más allá de las desventajosas condiciones electorales, la combinación del rechazo a Maduro y la propensión a votar, constituyen las mejores condiciones para ganar las elecciones, tomar el poder político y comenzar la reconstrucción de la Nación.

Dictadura si sale con votos

Esta es una gran lección de la experiencia chilena y otros casos en los que la vía electoral fue el camino que llevó a la transición política de regímenes autoritarios hacia gobiernos democráticos. En esos casos, las fuerzas democráticas entendieron que la única manera de derrotar el ventajismo gubernamental era incentivando a la gente a tomar el camino electoral para masificar el voto, en lugar de llamar a la abstención e inmovilizar al electorado con el argumento de un fraude cantado que escamotearía la voluntad de la mayoría electoral.

Incluso en aquellos casos en los que se cometió un descarado fraude -facilitado por sistemas electorales controlados por el régimen que no garantizaban elecciones transparentes ni resultados confiables-, el propio fraude fue el detonante de la implosión del régimen autoritario.

En Chile, las fuerzas democráticas acudieron a unas elecciones convocadas por la dictadura de Pinochet. Pero en Venezuela buena parte de la dirigencia política opositora esconde las verdaderas razones de su abstención, apelando al pretexto de no participar en unas elecciones convocadas por una Asamblea Nacional Constituyente que carece de legitimidad, debido a la forma como fue convocada y electa. Cada vez está más claro que la verdadera razón para llamar a la abstención es que ninguno de los partidos claves de la MUD logró imponer su candidato, ya sea porque está preso o fue inhabilitado.

El camino equivocado de la intervención internacional

Como los partidos políticos que no participan en las elecciones seguramente serán ilegalizados, estas organizaciones despliegan una ofensiva internacional que promueve el desconocimiento de las elecciones presidenciales y el endurecimiento de las sanciones internacionales. Pretenden que los gobiernos extranjeros hagan desde afuera lo que la dirigencia política de la oposición no logró hacer dentro de Venezuela. Esperar por la intervención internacional es un pasaporte a la violencia y significa enajenar la conducción política del país a los factores externos que impondrán quién nos va a gobernar.

Las lecciones históricas revelan que los éxitos logrados por la oposición –desde el plebiscito que derrotó a Chávez el 2007, hasta la victoria en las parlamentarias del 2015-, han sido por la vía electoral. Quienes aspiran a una transición pacífica y democrática no tiene otra opción que tomar la vía electoral, por muy intrincada y difícil que aparezca. Sin elecciones no hay camino y sin camino electoral no hay opción de transición pacífica.

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