Note editorial – El día 4 de octubre leímos con complacencia el comunicado emanado de la Comisión por la Justicia y la Verdad sobre la masacre de Cantaura. En él se nos dice:
“Hoy 04 de octubre se conmemoran 31 años de una terrible masacre ocurrida en 1982 en la localidad de Los Changurriales de Morocho Evans, a 9 kilómetros del centro de Cantaura, estado Anzoátegui, donde 23 luchadoras y luchadores revolucionarios resultaron masacrados por los órganos de seguridad de aquel entonces, en una operación militar y policial, signada por la violencia y el odio que, entre 1958 y 1998, caracterizó a gobiernos que no escatimaron recursos en silenciar a quienes se opusieron a las injusticias y el deterioro social del país”.
No nos complace tanto una ulterior consideración y la generalización en torno a los medios de comunicación cuando afirma:
“Tanto los medios de comunicación, como los representantes de las instituciones del Estado de entonces, tergiversaron y ocultaron la gravedad de estos hechos silenciando las denuncias, aplicando prácticas represivas contra quienes exigían justicia”.
La Revista SIC que es un medio de comunicación con 75 años de vida, no tergiversó, ni ocultó la gravedad de estos hechos, ni tampoco silenció las denuncias; acusó al gobierno de turno del uso abusivo de la fuerza militar y policial, amparándose en el régimen de seguridad.
Véanse los enlaces al artículo y al editorial del momento.
- La seguridad de la democracia. Editorial Revista SIC 443 (1982).
- Cantaura: versión de los hechos. Revista SIC 449 (1982)
Lamentamos, sin embargo, que, salvadas las diferencias, no haya tanta celeridad en las averiguaciones de otros hechos como las víctimas causadas por manos de la guerrilla, ni los muertos en las asonadas y golpes del 4 F y 12 N, aplicando criterios arbitrarios y partidistas en el enjuiciamiento y evaluación de los hechos.
Hemos de garantizar que hechos como estos NUNCAS JAMÁS se repitan, y menos aún que a unas víctimas se las convierta en héroes y a otras en esbirros.