Por Gonzalo Oliveros
El 22 de mayo del 19, el señor Canciller de Colombia ha realizado una alocución a los medios respecto de la situación migratoria que impacta a Colombia.
De manera expresa ha señalado él que a este país han llegado de Venezuela, un poco menos de un millón trescientas mil personas pero además señaló que, para fin de año se estima que la cifra ascenderá a los dos millones de mis connacionales, implícito reconocimiento que las cosas en Venezuela no se resolverán de la noche a la mañana.
La cifra señalada no hace mención alguna de otros connacionales que acá han llegado. Son los retornados. Los hijos de colombianos que a Venezuela llegaron a partir de los sesenta del pasado siglo y que, por la situación humanitaria que en nuestro país se vive, han regresado al país de sus ancestros. Colombia los contabiliza como colombianos pero son también venezolanos.
El señor canciller ha solicitado, de la manera mas enfática, la ayuda de la comunidad internacional para atender esa diáspora y no le falta razón. Es Colombia a no dudarlo, el país del mundo mas impactado por nuestra migración. Pero Colombia debe también ayudarse.
A una pregunta que en la comparecencia le hicieran, el señor canciller afirmó que Colombia adoptará todas las medidas políticas que internamente sean necesarias para atender el fenómeno que les impacta. Los venezolanos, destinatarios de las mismas, las esperan con supremo interés.
Aun cuando para algunos resulte tedioso por lo reiterativo, reafirmamos que los venezolanos aquí llegan para buscar trabajo; pura y simplemente para eso. Que por tal circunstancia, es menester resolver el tema de la incorporación venezolana al mercado laboral, en condiciones de igualdad competitiva. Si no se hace, no se avanzará.
La identificación en Colombia del nacional venezolano que facilite éllo, es imperativa. Venezuela puede ayudar a sus nacionales, adhiriéndose como hemos propuesto a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Bastaría una declaración política del Presidente Guaidó y de la Asamblea Nacional, para que éllo fuere efectivo y con la misma, la plena identificación de un nacional venezolano en Colombia, solo con su cédula de identidad.
Pero también Colombia puede facilitarlo, acordando suspenderle a los venezolanos, no al gobierno que usurpa en Caracas, la aplicación de las limitaciones derivadas de la Carta Democrática del Mercosur.
Persuadido estoy que la incorporación a la CAN algunos economistas pudieren objetarla, quizás con sobrada razón. Pero lo cierto es que, en este momento, no es un problema de economía en Venezuela sino de supervivencia nuestra en Colombia.
Los mecanismos para facilitar el acceso pleno de los migrantes venezolanos a la producción en Colombia son variados. La voluntad política nacional o binacional para éllos, es lo que lo permitirá.