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Francisco, ecologista

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Luis Xavier Grisanti

La esencia de la Encíclica ecológica del Papa Francisco, “Alabado seas, mi Señor,” se halla en el Génesis. El ser humano y la Tierra son creaciones de Dios. Francisco de Asís lo advertía: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”. La armonía entre el hombre y la Tierra está en el centro del mandato del Creador, quien nos llama a “labrar y cuidar… nuestra casa común”.PapaFrancisco-620x330

Para el Santo Padre, atentar contra la naturaleza o contra la dignidad humana es destruir lo que Dios ha creado. Yerran sus críticos cuando objetan que él hable de asuntos científicos, incluyendo el escepticismo sobre si el calentamiento global y el cambio climático por la emisión de gases tóxicos de efecto invernadero son consecuencia de la acción humana.

La Encíclica es una exhortación de Francisco acerca de la imperiosa necesidad de detener y revertir la degradación ambiental, la deforestación, la destrucción de los ecosistemas, la desaparición de especies animales y vegetales, la acidificación de los suelos, el agotamiento de los recursos naturales, el descongelamiento de los glaciares y la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, causantes de enfermedades, muertes y catástrofes naturales que ponen en peligro la vida. ¡Y son los pobres de la Tierra los más perjudicados!

Para Francisco “el clima es un bien común” “el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas”. Francisco reta la conciencia humana y establece una estrecha correlación entre el daño ecológico y la injusticia social por los excesos del modelo de producción y consumo imperante, que privilegia el dinero sobre la sana producción de bienes, sobre la equidad social y sobre el desarrollo sustentable.

El Papa recurre a San Juan Pablo II: “… el crecimiento económico más prodigioso, si no va acompañado por un auténtico progreso social y moral, se vuelve en definitiva contra el hombre”. No en balde Benedicto XVI planteaba“eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente”.

Fuente: EL Universal

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