Arturo Peraza s.j.*
El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana, ha calificado hoy de “totalmente desproporcionada” la advertencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, de que revisará las inversiones en Venezuela de los países que apliquen la directiva de retorno de inmigrantes indocumentados.
Uno se pregunta si no parecerá “desproporcionada”, más bien, la decisión asumida por Bruselas. ¿Cómo desea el Sr. Javier Solana que reaccionen los países latinoamericanos ante una medida que aparece como discriminatoria e incluso violatoria de derechos tan fundamentales como el derecho a la libertad personal, al debido proceso, a la defensa, al libre tránsito, al trabajo, a la seguridad social, etc.?
Como bien señala la Secretaria General de Amnistía Internacional “No tener papeles no significa que no tengas derechos”. Es llamativo como un mundo que pretende que los países pobres abran su economía a toda clase de exportaciones del mundo desarrollado, se cierra para proteger sus productos y aún más se cierra a los otros seres humanos. ¿Con qué derecho Europa puede reclamar a otras naciones el cumplimiento de derechos básicos si en su normativa sobre migrantes irregulares autoriza una privación de libertad, sin orden judicial y sin proceso, hasta por 18 meses? ¿Qué pasará con aquellas personas que soliciten condición de refugiados, pues es claro que son migrantes irregulares al momento de su ingreso? Así podríamos seguir mencionando infinidad de casos.
El imperio romano busco protegerse de aquellas poblaciones que considero bárbaras creando muros en sus fronteras, pero nada evito su invasión y debacle (por cierto, fundamentalmente civil y sólo al final militar). Parece que Europa repite sus errores.
* Director de la revista Sic.
