Para el director teatral, dramaturgo, novelista y periodista venezolano; ganador del primer concurso de Dramaturgia Trasnocho, el teatro y la dramaturgia venezolana gozan actualmente de grandes talentos, por lo que merecen reconocimiento y apoyo
Valentina Rodríguez Rodríguez
“Todos los que escribimos hoy hablamos sobre la belleza, y en esa belleza entran nuestras percepciones no solo sobre el país sino además sobre la justicia, la libertad y el odio”, afirma Gustavo Ott (120 Vidas x minuto y Comegato), director teatral, dramaturgo, novelista y periodista; ganador del primer concurso de Dramaturgia Trasnocho.
Para Ott, nacido en Caracas, en 1963; [egresado de periodismo de la UCAB], Premio Internacional de Dramaturgia Tirso de Molina (España, en 1998), por 80 Dientes y premio Luis Britto García de Literatura, en 2014, por Lírica; el teatro y la dramaturgia venezolana gozan actualmente de grandes talentos, por lo que merece “reconocimiento y apoyo”.
“Somos testigos de la más extraordinaria y numerosa generación de jóvenes artistas que haya tenido el teatro venezolano en toda su historia”, asegura.
La Foto es el título de la pieza con que la que consiguió el reconocimiento del concurso organizado por el recinto cultural Trasnocho, ubicado en Las Mercedes, texto que presenta la historia de una mujer casada y con hijos, que se reencuentra con un amor de pasado a través de las redes sociales y termina envuelta en un escándalo a consecuencia de la exposición involuntaria de su intimidad en el mundo virtual.
“La obra indaga en las ideas que tenemos sobre la intimidad y la exposición de nuestra cotidianidad”, explica el autor, quien también recibió recientemente el premio de dramaturgia Aguijón Theater, en EE.UU., en 2016, por Brutality; obra en dos actos en la que presenta la relación entre la humillación personal o colectiva con el abuso de poder y el terror.
TalCual conversó (vía correo electrónico) con el escritor sobre La Foto, el concurso y su apreciación del teatro y dramaturgia actual venezolana.
¿Qué lo motivo a participar en el Primer Concurso de Dramaturgia Trasnocho? ¿Qué tal fue la experiencia?
–El Concurso de Dramaturgia Trasnocho no solo ofrecía un premio profesional, sino que además era el complemento natural del exitoso Festival Jóvenes Directores Trasnocho. Lo que ha hecho Trasnocho por el teatro venezolano contemporáneo es crucial y para mí es un honor haber ganado su primer premio. Luego, cuando supe quiénes conformaban el jurado, la satisfacción fue mayor: lograrlo con un jurado así fue como ganar dos veces.
¿La foto fue escrita a propósito del concurso o ya estaba trabajando en ella antes de la convocatoria?
–Estaba escribiéndola cuando salió la convocatoria y me hice el reto: ¿serás capaz de terminarla para la fecha de cierre? Lo bueno de los concursos, que casi siempre perdemos, es que por lo menos te ponen fecha. Por supuesto, se trata de una auto imposición, pero sin esos lapsos creo que no terminaría la obra nunca. A menos que sea una pieza por encargo o que salga directo al escenario.
¿A qué motivaciones responde la escritura de La foto? ¿Dónde se desarrolla la historia?
-Se ubica en Caracas, aunque podría suceder en cualquier lado. Se diluye deliberadamente el contexto porque lo fundamental es el paisaje geográfico digital: las redes. La obra indaga en las ideas que tenemos sobre la intimidad y la exposición de nuestra cotidianidad. No es que el mundo está en tus manos; es que tú estás en las manos del mundo.
¿A qué cree que responda la sobreexposición de la vida privada en las redes sociales?
-Se habla de una era del narcisismo o terapia aficionada global; un infierno donde todos son celebridades y felices. Ya lo había tratado en otra obra, CHAT, pero con un borde más social, expresionista y perverso. Con La Foto me interesó más el lado íntimo y realista. Menos red, pero más viaje hacia lo profundo de la contemporaneidad como experiencia personal. Lo cotidiano como metáfora mayor. En La Foto hay comedia, sí, pero dentro de un conflicto latente de consecuencias inadvertidas
¿La obra se presentará este año en alguna sala del país?
-Aún no lo sé. Como es la última, es de las piezas que más quiero así que ando con mucho cuidado con ella. Ya se me pasará.
¿Cuál es su apreciación de la dramaturgia local de estos años? ¿Cuáles cree que son sus aciertos y desaciertos?
–Somos testigos de la más extraordinaria y numerosa generación de jóvenes artistas que haya tenido el teatro venezolano en toda su historia. Abarcan todos los ámbitos, especialmente la actuación y dirección, pero también la dramaturgia, que de todos modos va de la mano con la madurez. Pero ahí están y ni siquiera es posible nombrar algunos porque son muchos. Son el dinamo del teatro venezolano y consecuencia de una escuela venezolana con maestros de primerísima línea que si estuvieran en otro país tendrían monumentos de gratitud. Estos chicos han nacido de la crisis y se expresan con rigurosidad y técnica.
En el concurso del Trasnocho la mención especial fue para Ana Melo, precisamente una de las autoras jóvenes más impactantes de esa generación. Yo estoy maravillado como cuando miro por el telescopio. De pronto, te das cuenta de que son más de lo que pensabas o estabas preparado a admitir. Las estrellas, claro. Y ellos también. Esa generación es superior a la mía y debemos hacer todo lo posible para ayudarla y reconocerla.
¿Cómo ve el teatro que se está presentando actualmente en el país? ¿Está retratando la sociedad venezolana actual? ¿Qué cree le haga falta al teatro venezolano en este momento?
-Una obra que se estrene en Venezuela y que hable sobre el Himalaya es, fundamentalmente, una pieza nacional. Habla sobre el país. Su metáfora está atada a su creador, su época, su vida. Además, los espectadores, a través de las redes, también son participes de su tiempo y país y están muy entrenados e informados. Viven a diario el discurso nacional, político, dan sus opiniones, no necesitan que un escritor se las repita sobre un escenario. Pero no hay que olvidar que todos los que escribimos hoy hablamos sobre la belleza, y en esa belleza entran nuestras percepciones no solo sobre el país sino además sobre la justicia, la libertad, el odio: los grandes temas universales que son también locales y mucho. Siempre en tu época más que en cualquier otra.
¿Qué proyectos tiene actualmente?
-Estoy en dos proyectos al mismo tiempo. No me gusta, pero eso me pasa por decir siempre que sí cuando la mejor respuesta es la otra. Trabajo en el Proyecto Brutality; una trilogía que comenzó con la pieza que ganó el premio de dramaturgia Aguijón Theater en EE.UU también hace apenas unas semanas. El 27 de marzo hacemos la lectura Chicago. Me faltan las otras dos obras de ese proyecto. Y el otro compromiso es en narrativa: estoy en medio de una serie de novela negra íntima, que ha comenzado con La lista de mis enemigas mortales. En la tarde novela, en la noche teatro. Es todo. No hago nada más y eso es, ciertamente, una vergüenza.
http://www.talcualdigital.com/Nota/137653/gustavo-ott-una-obra-que-se-estrene-en-venezuela-habla-sobre-el-pais