Por Cristóbal Naranjo
El 4 de noviembre, la escuela de fútbol Deportivo San Alberto Hurtado del sector Las Casitas de la parroquia La Vega en Caracas celebró su primer año de actividad. La iniciativa del padre Alfredo Infante y Gerson Durán —sus fundadores— se consolida de a poco como una alternativa deportiva para los niños y jóvenes de la comunidad capitalina.
La academia que hace vida los fines de semana en la cancha de la Unidad Educativa Andy Aparicio de Fe y Alegría entrena a 60 infantes y adolescentes de entre 5 y 16 años, que, según José Luis Ortegano —uno de los dos instructores junto con José Cuba— han ido mejorando, no solamente en la parte futbolística, sino también en la conducta diaria e inclusive en los estudios.
Al principio muchos niños tenían problemas de conducta, pero han ido mejorando. Aquí les dejamos en claro que lo primero son los estudios y que para jugar tienen que hacerlo bien en el colegio. A veces hay representantes que se nos acercan para que hablemos con los muchachos cuando tienen un problema en la escuela y les recordamos que el que no estudia no juega”, señala Ortegano.
“Pero muchos mejoran en lo académico. Aquí se les ha ayudado incluso en la manera de expresarse y se les corrige en cuanto al vocabulario y la forma de hablar”, resalta el entrenador, participante en la primera edición del Encuentro Gente Buena de Crónica.Uno en la Universidad Católica Andrés Bello, el pasado 3 de noviembre.
Driblan las dificultades
La mística de los entrenadores y la comunidad hicieron posible que la escuelita soplara la primera velita hace casi un mes, en un acto que sirvió de encuentro para representantes, vecinos y los pequeños atletas. No ha sido fácil llegar al primer año de existencia, pues la San Alberto Hurtado no es inmune a la grave crisis económica que azota al país, como admite Ortegano.
La mayoría de los muchachos tiene problemas para comprar los zapatos y las medias. Y por ahora no tenemos uniformes, trabajamos con chalecos y solo tenemos cinco balones. No tenemos conos, pero los sustituímos con botellitas de agua”, explica el instructor.
En cuanto al tema de la alimentación, el grupo recibe donaciones y ayuda de los padres de los niños y jóvenes, lo que permite que cada inscrito reciba una arepa, un pan o una fruta luego de las prácticas sabatinas de las categorías Sub 8, Sub 10, Sub 12, Sub 14 y Sub 16.
De cara a 2019, el club deportivo se prepara para un torneo que arranca este mes de diciembre y más a largo plazo planea aumentar las sesiones de entrenamientos, que de momento se limitan a los sábados entre 9 de la mañana y 1 de la tarde. Además, la idea es concretar una alianza con la fundación Deporte y Familia.
Fuente: Crónica Uno