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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Encovi: informar, capacitar y organizar para movilizarnos por la vida

Oriana Caraballo, feeds her children Brayner, 8, Rayman, 6, and Sofia, 22 months, at a soup kitchen in Los Teques, Venezuela.
Foto referencial | The New York Times. 

Por Alfredo Infante s.j. | Boletín 79 Signos de los Tiempos. 

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) -una iniciativa liderada por la UCAB en alianza con otras universidades- ha venido monitoreando la situación del país de manera integral, desde la perspectiva de la población.

Los datos de la edición 2019-2020 son una fotografía del colapso de nuestras condiciones de vida: 96 % de venezolanos está en situación de pobreza de ingresos y 79 % en pobreza extrema -lo que implica que 8 de cada 10 no cuentan con dinero suficiente para costear la canasta alimentaria-; 74 % de los hogares sufre inseguridad alimentaria moderada o severa y 30% de los niños menores de 5 años padece desnutrición crónica. 44 % de la población mayor de 15 años está inactiva económicamente y 45 % de la que trabaja está en el sector informal, y la asistencia escolar se está reduciendo, sobre todo después de los 15 años.

Además, debido a la migración, el volumen total de la población se redujo en 4 millones de habitantes. Lamentablemente, cada año que pasa, los resultados son más alarmantes.

El acceso a la información pública en Venezuela es uno de los derechos negados desde el poder de facto. Los organismos del Estado, aunque se autodenominan poder popular, no ofrecen a la ciudadanía datos sobre la situación que se vive y son, por el contrario, plataformas de propaganda política del régimen, donde se muestra una Venezuela en “el país de las maravillas”. Ante este hecho, las organizaciones de la sociedad civil se han visto desafiadas a asumir las investigaciones con mayor prioridad y rigurosidad, con la finalidad de construir data con criterio científico, de modo que la ciudadanía tenga acceso a una información bien fundada y responsable.

Una de las principales fuentes de información alternativas a las del Estado es la Encovi, que en sus anteriores ediciones ofrecía resultados nacionales. Esta semana, los representantes del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB dieron a conocer el portal web insoencovi.ucab.edu.ve, en el que 85 indicadores sociales del estudio (relacionados con condiciones de vivienda, salud, nutrición, pobreza, empleo, educación y estructura demográfica) están desglosados por cada una de las 24 entidades federales y los 335 municipios del país.

La publicación de esta herramienta no es poca cosa; aunque es verdad que toda Venezuela está sumida en una emergencia humanitaria compleja, la misma varía dependiendo de una zona a otra del territorio, porque en estos años ha ido creciendo y profundizándose la desigualdad entre las regiones e, incluso, a lo interno de una misma región, entre estados y entre municipios. Por ejemplo, todos sabemos, por experiencia, que la calidad de vida en Caracas ha caído de manera precipitada; sin embargo, su deterioro no se puede comparar con el colapso de las condiciones de vida en estados que otrora fueron emblemas de desarrollo como Zulia, Táchira, Bolívar, Carabobo o Aragua, y mucho menos con entidades en las que la población ha sido históricamente pobre, como Delta Amacuro, Sucre o Amazonas.

Esta iniciativa de Encovi es muy oportuna, porque los resultados del estudio se hacen cercanos y sirven a las organizaciones sociales intermedias y, mejor aún, a las organizaciones de base, para que puedan emprender iniciativas de transformación de sus contextos inmediatos. Así lo expresó Luis Pedro España, uno de los investigadores de la Encovi: “La crisis humanitaria no puede seguir esperando por que se resuelva el problema institucional. Las diferentes iniciativas de las ONG que atienden a comunidades vulnerables ahora tendrán información concreta para desarrollar de mejor manera sus iniciativas”1.

Hoy, los resultados de la encuesta Encovi, desagregada por regiones, dan cuenta de una emergencia humanitaria compleja diferenciada internamente. Incluso, podríamos hablar de una multiplicidad de “emergencias humanitarias complejas”. Lo más dramático es que, pese a estas diferencias, pareciera ser que la tendencia es a una igualación hacia abajo pues, tristemente, el estudio arroja que “hay cerca de una veintena de municipios donde el nivel de inseguridad alimentaria en los hogares ronda el 100 %”2, según lo reveló la profesora Anitza Freitez, coordinadora de la Encovi.

¿Cómo ofrecer esta información tan dramática para que no nos deprima y desmovilice, sino que, por el contrario, sirva de base para organizarnos y movilizarnos en la búsqueda de caminos alternativos de solución? Está claro que informar no basta, es importante hacerlo con propósito constructivo y, por ello, es clave crear y fortalecer las capacidades de las comunidades y las organizaciones sociales, de modo que puedan actuar en sus espacios sociales y geográficos para transformar sus contextos y, a la vez, fomentar la interconexión en red de esta multiplicidad de iniciativas como cuerpo social, para que todas las acciones ciudadanas puedan convertirse en un auténtico cambio político, no de discursos y proclamas etéreas e ideológicas, sino vinculado a las necesidades reales de la gente, de modo que el cuerpo social, corresponsablemente, recupere la política al servicio del bien común.

No se trata sólo de un cambio en las condiciones de vida y las correlaciones de fuerzas, hecho que es importante para activar posibilidades de cambio; se trata, también, de apostar por un cambio cultural hacia la corresponsabilidad en los destinos del país; por ello, para impulsar este proceso ha surgido como iniciativa la campaña “Resetéate”, que busca apuntalar un cambio cultural democrático focalizado en el sujeto social (personas, comunidades, organizaciones) que, desde su pluralidad interna interconectada, se atreva a revertir este caos que impera y atenta contra la vida, de manera mancomunada y pacífica.

La información municipalizada de la Encovi no sólo pretende dar a conocer lo mal que estamos, sino fijar una línea base que sirva para que las comunidades y organizaciones sociales puedan construir una agenda local, movilizarse en función de incidir en las mejoras de las condiciones de vida y, desde esa praxis, ir cultivando un sujeto socio-político democrático capaz de pensar soluciones adecuadas para el país.

Hemos insistido que no basta hacer el bien, que hay que hacerlo bien y apostar siempre por el bien mayor.

Por ello, esta iniciativa de informar, capacitar, fortalecer la organización social y movilizar para construir alternativa es, sin duda alguna, una apuesta por la vida que parte de un riguroso discernimiento de los “signos de los tiempos” y nos invita a todos a “resetearnos” para hacer posible la Venezuela de condiciones dignas que todos merecemos.


Referencias:

  1. https://efectococuyo.com/la-humanidad/ucab-lanza-campana-para-incentivar-el-rescate-de-venezuela/
  2. https://www.lavanguardia.com/vida/20201111/49411358752/la-inseguridad-alimentaria-es-del-100–en-20-municipios-venezolanos.html

Fuente: https://mailchi.mp/366b21da7d1d/signos-de-los-tiempos-n-79-06-al-12-nov-2020

 

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