Isaic Calderón
En Venezuela como en muchos otros países, se tenía la idea de que los templos eran solo para mujeres. Las misas dominicales escaseaban de hombres, más que todo por la falta de formación cristiana. Se necesitaba un cambio urgente.
Y en 1959, llegó al país un sacerdote de nombre Cesáreo Gil, un operario diocesano español que vino por otras razones a Venezuela y por no poder cumplir con la misión encargada desde España, decide pedirle al arzobispo de Caracas, Mons. Rafael Arias Blanco, que lo deje implementar algo de lo él hacía en su país natal. Entre otras cosas, le menciona a los Cursillos de Cristiandad.
Monseñor Arias Blanco le permite al Padre Gil iniciar a los venezolanos en los Cursillos, pero con la condición de que el enfoque fuera en el matrimonio, porque originalmente los Cursillos eran dirigidos a jóvenes. Y desde entonces, las personas que participan son de distintas profesiones o estatus social, esto aumentó la participación del hombre en los templos, así como también de la mujer.
Actualmente, en el país hay 3.102 dirigentes y entre ellos se encuentra Nora Velasco de Albarrán, secretaria nacional de Cursillos de Cristiandad, quien conoce a la perfección la formación de un cursillista, pues ha pertenecido a la misión por 31 años.
“Lo que nosotros llamamos cursillo ordinario es una experiencia de dos noches y 3 días, es allí donde se abarca lo fundamental cristiano, los temas comienzan por la parte humana: nuestras debilidades, quienes somos, en qué creemos, el por qué, el ahora, la libertad del hombre” aclara Nora, y continua “luego de este primer encuentro, se entra a la parte cristiana donde se habla de la gracia, los sacramentos y el apostolado”
Para los cursillistas la formación es un punto importante dentro del apostolado. Cuando el Padre Gil inició, lo que marcó al Cursillo fue el aspecto formativo, ya que “el laico no estaba formado, ni siquiera se sabían laicos” afirma Nora.
Los Cursillistas luego de su experiencia, deben cumplir con la finalidad última de Cursillos de Cristiandad: fermentar el evangelio a los ambientes. Es decir, “al salir del Cursillo, en nuestro alrededor debemos empezar a evangelizar con el testimonio de palabra y de vida, porque nuestro kerigma es desde lo vivencial, pero con Doctrina. Lo que proclamamos con nuestra boca, lo demostramos con nuestra vida” explica la Secretaria Nacional de Cursillos de Cristiandad.
Los resultados han sido impresionantes, en los 58 años que lleva esta misión en Venezuela, cerca de 150.000 personas han participado en los Cursillos de Cristiandad y se han hecho cursillistas, “pero, sin importar los números, esto es obra del Espíritu Santo” dice Nora, con tono que denota amor y fe por lo que hace.
En los últimos cuatro años la cantidad de participantes ha disminuido por la crisis económica y social del país, situación que se ha agravado en 2017. Es por ello que, en lo que va de este año, solo han participado 1.579 personas, influyó el ambiente-país en medio de las protestas antigubernamentales que se suscitaron desde abril hasta el mes Julio.
De los 5 Cursillos que se programaron en la Capital, suspendieron 3 por la situación que se vivía, “pero en los inicios de Cursillos, en los años 60’s, se hacían al año 12 Cursillos para mujeres y 12 para hombres que eran numerosos, pues tenemos una norma que exige mínimo 20 personas, máximo 50. En mis 31 años de experiencia- continua Nora- el promedio ideal de participantes en un Cursillo es de 35.”
Los cursillistas están esparcidos en todas las diócesis del país, solo con excepción de la población del Caroní y de San Fernando de Apure. –
Fuente: http://reportecatolicolaico.com/2017/09/en-58-anos-los-cursillos-de-cristiandad-han-evangelizado-a-150-000-venezolanos/