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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

El prisma espiritual de Pablo Priou, rip

PABLO PRIOU-20200227-WA0001

Carta al padre Pablo Priou, sacerdote consiliario de la Juventud Obrera Católica.

De uno de sus amigos, Jesús María Aguirre s.j.

Al saludarte en nuestro primer encuentro en el Guarataro: “Comment allez vouz?”- nos entendimos a primera vista. Para mí eras el cura francés que salía  de las páginas de “Los santos van al infierno de Cesbron”, de los sacerdotes que hicieron su opción de entrar en ese nuevo mundo de misión obrera, a espaldas de la Iglesia, en controversia con los obispos y Roma.

La Francia católica, segura de su fe y de la identidad armada de Santa Juana de Arco, descubría que ella misma era un país de misión, que las masas obreras, en las periferias de la Iglesia, se sentían más representadas por la hoz y el martillo, que por la espada de la joven Juana. Que no había que ir a continentes lejanos de un llamado despectivamente el Tercer Mundo, para descubrir en su interior el paganismo de una sociedad acomodada, indiferente a la clase obrera y sobrada de paternalismo colonial.

Tu opción por Venezuela, con otros colegas tenía los ingredientes de esos aventureros, llamados sacerdotes obreros, que concebían su presencia en otro pueblo, no como mero deseo de llevar el evangelio o hacer el bien, sino de encarnarse en él, pues sólo se salva lo que se asume con plenitud. Y te hiciste venezolano con los venezolanos y obrero con los obreros, te despojaste de tus vestiduras de francés, de musiú colonial, de tu cultura clerical, para revestirte de habitante de un barrio, de hombre llano, de obrero de Guarataro como el Jesús de Nazaret, aunque aún no había JOC en Galilea. Te mezclaste con su historia y los acompañaste hasta donde llegaron tus fuerzas y tu élan vital.

Te cuadra el conocido verso del Mons. Casaldáliga cuando saca las cuentas de su trayectoria:

“Al final de la vida, me preguntarán: ¿has vivido, has amado?, y yo sin decir una palabra, mostraré mi corazón lleno de nombres”.   Y encontraremos a los familiares de los que te desprendiste, a los numerosos amigos de la JOC, a los baqueanos que diste a conocer, a los colaboradores de Informa, a los múltiples compañeros, que has ido sumando en el libro de la Vida, el único que perdura a través de las cenizas de la historia.

Y como en las reuniones jugosas, tras el trabajo, sacaremos la botella escondida de Calvados¹ para brindar por tu vida y por la de la JOC: “À votre santé”.


Nota:

¹ Licor a base de manzana, originario de la región francesa de Calvados, que se obtiene por destilación de la sidra y es producido exclusivamente en la región de Normandía.

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