“Es más barato ocultar los muertos que volver al laboratorio, les costaría dos años, millones de dólares y otros podrían sacar su propio producto…”
Por Rafael Duarte
Cuando Justin Quayle (Ralph Fiennes), un apacible diplomático británico, recibe la noticia de que su esposa, la activista en derechos humanos, Tessa Quayle (Rachel Weisz), ha sido brutalmente asesinada en un remoto lugar del norte de Kenia, su vida personal y profesional se viene abajo.
Atormentado por la muerte de su esposa, Justin iniciará una peligrosa investigación para encontrar la verdad, en la que descubrirá que su amada trabajaba en secreto para denunciar a una empresa farmacéutica internacional, en la que estarían inmiscuidos los gobiernos de Kenia y Reino Unido.
Basada en el libro homónimo de John Le Carré, El Jardinero Fiel (2005) es un thriller de ficción que denuncia cómo las grandes corporaciones farmacéuticas, amparadas por algunos gobiernos del mundo, usan como conejillo de india a los pueblos más desfavorecidos para hacer experimentos médicos.
El Best Seller de Le Carré, inspirado en ensayos reales llevados a cabo de forma ilegal en niños nigerianos entre los años 1995 y 1996, hacen que el guión de adaptación de Jefrey Caine se conviertan en un panfleto contestatario que desde la voz irreverente e incisiva de Tessa Quayle nos va dejando unas cuántas verdades incómodas.
Y es que, en el filme, Tessa denuncia un medicamento llamado Dypraxa, que es probado en cientos de personas para tratar la tuberculosis. Lo interesante de ello, es que el fármaco existe en la actualidad como antitrombótico y es recomendado para tratar “los síntomas relacionados con alteraciones isquémicas de las extremidades”1.
Independientemente de la relación que tenga el fármaco que aparece en la película con el que existe en el mundo real, lo anterior nos va revelando una horrorosa verdad: los países más pobres terminan siendo los laboratorios del mundo a cambio de fuentes de empleo, salud o alimentación.
Desde esa mirada crítica, el director brasilero Fernando Meirelles, desarrolla una película polémica, en la que nos muestra a un pueblo oprimido que, sumido en la pobreza, las enfermedades, el hambre y el atraso social, está condenado a recibir las dádivas del otro, con la esperanza de sobrevivir un día más.
De este modo y contada desde una estructura narrativa no lineal, en la que se usa de forma recurrente el recurso del flashback, el cineasta nos va dejando una historia de amor, conspiración, injusticia y dolor que, compuesta por trepidantes planos secuencias de mucho suspenso, nos sigue recordando que el fin siempre justifica a los medios.
Todos estos recursos hacen que la cinta del director de Ciudad de Dios (2002), consiga el Premio a la Mejor Película Británica Independiente, en el British Independent Film del 2005, y lleven a Rachel Weisz a alzarse con la estatuilla dorada como mejor actriz de reparto en los Premios Óscar, los Globos de Oro y El Sindicato de Actores del mismo año.
Indudablemente, El Jardinero Fiel es un filme extraordinario, que más allá de mostrarnos una memorable historia de amor, nos deja sobre el tapete un debate ético que nos invita a reflexionar acerca de un mundo en el que se compromete la salud de cientos de miles de personas por garantizar –o al menos, por extender– nuestras vidas.
Notas:
Dolor al caminar, úlceras, trastornos tróficos, parestesias, sensación de frío. Consultado en: https://roosterhn.com/productos/20 . (Disponible en línea).
